'La hija' ya está en nuestros cines. La última dosis de suspense gélidamente calculado de Manuel Martín Cuenca nos pone al teléfono con uno de los cineastas más imprevisibles de nuestro cine. Charlamos con el director a propósito de su nueva y excelente película.
Tensión y contención
Kiko Vega (KV): ¿Sentías más presión después del éxito de 'El autor'?
Manuel Martín Cuenca (MMC): No, la verdad que no. Siento la misma presión con cada película. Ser consciente de que te puedes equivocar, pero me he acostumbrado a asumir el mayor número de riesgos posible y que sea un juego. No me da miedo asumir riesgos. También como ruedo fuera de la ciudad, me aíslo, me quedo a vivir donde la hago, y esa presión no la tengo: disfruto a tope y si me equivoco me equivoco. Pero en la vida hay que arriesgarse y jugar y hacer cada película de manera diferente. El sello se lo pones igualmente, aunque no quieras, de manera inconsciente.
KV: En la película respira mucho eso que dices, háblame de la localización, de esa montaña de la locura.
MMC: Para mí es fundamental. Lo hago siempre. No comienzo a escribir hasta que no sitúo una historia en un lugar. Me voy a ese lugar, investigo, conozco a la gente, veo el espacio, me imagino la historia ahí... hago un viaje hacia ese universo que quieres crear. Para mí eso es fundamental. Para mí lo primero es lo geográfico y luego la historia. El espacio habla, y el espacio es donde se sitúan las historias, la vida.
KV: En tus películas te mueves entre tabúes como pez en el agua. ¿Temías que pudieran llegar más críticas por tratar el asunto que manejas en 'La hija'?
MMC: Siempre te preocupa tocar temas que pueden escocer, pero también creo que el arte es hablar de lo que la gente no quiere oír, no es complacer. Por un lado me preocupa, pero por otro también me excita el atreverme a hacer eso. Me siento muy libre y afortunado de haber hecho las películas que he hecho y de tratar las historias que he tratado de la manera más descarnada y lúcida que he sabido.
KV: Vuelves a trabajar con Alejandro Hernández, una relación asentada ya. ¿Ya no te ves escribiendo en solitario o te pica el gusanillo?
MMC: Sí, sí, me pica. Ahora estoy escribiendo con otra persona otro guión. La escritura es un encuentro. Alejandro y yo somos grandes amigos, nos encontramos escribiendo un primer guión que nunca se rodó. Siempre digo que nos hicimos amigos entre las líneas de escritura. Nuestro trabajo es una exploración, un encuentro que tiene que estar siempre vivo, pero evidentemente los dos hacemos cosas por otro lado.
KV: ¿Es este thriller cruel tan tuyo el lugar en el que más cómodo te sientes?
MMC: Nunca he pensado que mis películas sean thrillers, pero luego salen de esa manera. Pero desde mi primera película ('La flaqueza del bolchevique') siempre me ha interesado dosificar la emoción y el misterio. Creo que cualquier cosa que quieras contar tiene que tener misterio. No es algo que tenga elaborado de manera consciente pero es un conocimiento que me ha proporcionado el cine que he visto y me ha conmocionado. De alguna manera eso sale de forma inconsciente, porque no soy nada matemático o intelectual. Me dejo llevar por lo que me pasa.
KV: ¿Cómo fue el casting para Irene?
MMC: Fue un proceso muy largo junto a mis directoras de casting, Eva Leira y Yolanda Serrano. Vimos mucha gente en Jaén, Málaga, Sevilla, Madrid o Barcelona. Vimos a unas 2000 chicas hasta llegar a Irene Virgüez, que era muy jovencita cuando hizo la prueba. Tenía 13 años. A mí me pareció fascinante su mezcla de inocencia y perturbación, y me encantó su naturalidad. Es una persona muy poco estridente, y yo como tiendo a la contención y llevo a los actores hasta ahí, ella ya la tenía de serie. En el rodaje la llamaba "mi actriz japonesa', porque tiene una contención interpretativa increíble.
KV: ¿Hay malos y buenos en tu película? Creo que otro gran acierto es no saber quién es qué.
MMC: Tú lo has dicho, son todos buenos y son todos malos, como los seres humanos. Por desgracia la mayoría del mal en este mundo proviene de la gente común que pierde la referencia, que pierde el norte. Y eso podemos ser todos. Por un lado intento comprender a todo el mundo, seguirles, no juzgarles, que nadie me parezca bueno ni malo. El infierno puede estar plagado de buenas intenciones. Cada personaje reacciona de una manera en situaciones extremas, son los actos los que hablan. No hay buenos y malos, las cosas no son blancas o negras. El mundo no es digital, es analógico y las analogías son mucho más complejas.
KV: Cómo fue para Patricia López Arnaiz volver a una maternidad convulsa después de 'Ane'.
MMC: Tuvo una entrega magnífica. Ensayamos mucho, preparamos mucho el personaje. A mí luego me gusta que se dejen llevar, que interpreten de manera inconsciente, que el cuerpo vaya hablando y que los silencios y lo que no se dice esté cargado de sentido. Se entregó de manera increíble, un gran viaje el que hicimos todos juntos.
KV: ¿Cómo llegas a Vetusta Morla? Han logrado una banda sonora es muy especial.
MMC: Yo tenía muy claro que la película tenía que tener una luz muy naturalista, usar luz natural y encontrar el espacio y el tiempo para tener esa luz. También tenía claro que el ambiente sonoro y la música tenía que ser atmosférica, electrónica, que diera un contraste al planteamiento fotográfico naturalista. Quería algo que proviniera de los sonidos que pudieran estar en la naturaleza, pero procesados electrónicamente. Vetusta Morla me gustan mucho, pero no solamente a nivel de canciones. Me gusta mucho el trabajo sonoro que manejan, sus bases. Pensando qué músico o qué grupo podía hacer en España la música que yo soñaba me encontré con ellos. Los llamé y les propuse lo de la música. No hablé de canciones, hablé de lo que está en segundo o tercer término en su música, y a ellos les pareció un reto impresionante. Hacer música con los ambientes que grabamos. A partir de ahí se inspiraron musicalmente y construyeron una banda sonora que da la sensación de surgir de dentro de la pantalla, no es una banda sonora que está fuera. Son grandísimos músicos.
KV: Si no lo digo, reviento: durante el tercer acto se me venían a la cabeza ejemplos del grand-guignol de primeros 2000, pero seguro que es cosa mía. Qué cine te apasiona y te influye.
MMC: Como espectador me gusta mucho una tradición del cine español que pasa por el Fernán Gómez de 'El extraño viaje', 'La tía Tula', 'Furtivos', Buñuel... Hay una tradición del cine español de la que me empapado mucho. Y luego hay una corriente europea que me apasiona. Chabrol, Melville... dependiendo de la época de tu vida vas descubriendo y empapándote de diferentes autores, como Haneke. El cine que me influye va de esa tradición de nuestro cine que abrazo apasionadamente y el cine contemporáneo europeo y asiático.
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