Ayer os hablábamos de las estrellas mejor pagadas de ‘Pressing Catch’ durante 2016 con motivo de la celebración pocas horas después de la edición número 33 de Wrestlemania, el equivalente a la Superbowl del mundo del wrestling. Siete horas en total entre el pre-show y el espacio en sí mismo que dejaron espacio para todo, tanto grandes sorpresas como sonoras decepciones.
Por mi parte, creo que WWE nos dio, en líneas, generales un espectáculo entretenido pero que fue de más a menos y en el que lo que realmente terminó de deslucir el conjunto fue el combate final por la triste despedida que supuso para el mítico Enterrador. De esta forma se ponía punto y final definitivo a una era y la forma de hacerlo distó mucho de ser la mejor posible.
El Pre-show
Wrestlemania ese el día del año mejor pagado para los luchadores, por lo que es lógico que se les intente hacer un hueco a todos ellos. Eso se traduce en una duración desmesurada y en varios aperitivos que en la mayoría de los casos saben a relleno poco trabajado en lugar de a peleas vibrantes. Eso es algo que se repitió este año, siendo lo más llamativo que ninguna de las peleas femeninas acabase situada ahí.
Si aún no tuvisteis ocasión de verlo, tanto el combate por el título crucero entre Austin Aries y Neville como el que enfrentaba a Dean Ambrose y Baron Corbin por el campeonato intercontinental fueron algo sosos, quedando en todo momento que los luchadores podrían haber dado mucho más de sí. Algo mejor fue la Battle Royal, ni que sea por ver a tantos dándose de leches, pero al final todo quedó demasiado al servicio del lucimiento de Rob Grondowski, un jugador de la NFL.
Un gran inicio
Si solamente podéis ver cuatro combates, que sean justo los primeros. Lo habitual sería que la cosa mejorara y nos dieran lo mejor al final, pero en este caso no fue así. Al menos nos queda el consuelo de que cada uno de ellos nos dio cosas que se iban complementándose entre sí para que la sensación de rutina nunca hiciera acto de presencia:
Aj Styles y SHane McMahon una entrega total con una enorme cantidad de movimientos vistosos, Kevin Owens y Chris Jericho una historia mejor llevada -genial el detalle del dedo para que el primero se salvara de lo que parecía una derrota segura- y Bayley, Nia Jax, Sasha Baks y Charlotte una demostración para tener fe en el futuro de la división femenina.
No obstante, lo mejor estaba reservado para el combate por parejas, ya que la aparición por sorpresa de Jeff y Matt Hardy -los que os enganchasteis cuando ‘Pressing Catch’ volvió a Cuatro seguro que os acordáis de ellos- elevó la espectacularidad del combate. Es cierto que fue una forma de hacer de menos a las otras parejas, pues todos contaban con su victoria en cuanto aparecieron, pero cumplió su función de divertir y seguir elevando el interés del evento.
Todo lo que sube tiene que bajar
Hacer un combate con el único motivo de que uno de los luchadores proponga matrimonio a su novia al acabar el mismo puede dar pie a un buen momento televisivo, pero a cambio supuso un corte definitivo del que Wrestlemania 33 ya nunca se recuperó. Es cierto que el combate que enfrentó a John Cena y Nikki Bella contra The Miz y Maryse fue algo mejor de lo esperado, pero no lo suficiente como para que uno no empezase a mirar la hora.
Tras ello llegaron varias peleas algo sosas, ya sea por no saber encontrar el ritmo necesario para que uno estuviera en todo momento dentro de ella -Triple H contra Seth Rollins-, por su incapacidad para engancharnos y además ponerle punto y final de una forma muy poco estimulante -Randy Orton contra Bray Wyatt- o por estar tan acelerado que nunca llega a transmitir emoción real -el otro combate femenino-.
Entre medias tuvimos cinco minutos entre esas dos bestias llamadas Goldberg y Brock Lesnar que simplemente cumplieron con lo esperado: Movimientos contundentes que dejaban claro que la pelea iba a ser bastante breve. El acrobático salto de Lesnar puso todo a su favor y poco después finiquitó el combate. Sencillo, efectivo y el mejor combate conjunto que han dado ambos, pero sigue sabiendo a poco.
Wrestlemania 33, el triste adiós de Undertaker
Es cierto que el mítico Enterrador hace años que apenas pelea y que su estado físico durante los últimos años había dejado claro que ya no estaba en condiciones para darnos una pelea memorable, siendo bastante probable que se retirase tras Wrestlemania 33. Si a eso le unes el resquemor de una parte importante del público hacia Roman Reigns, un luchador que WWE lleva ya varios años intentando convertirse en su próxima gran estrella, tienes un caldo de cultivo muy peligroso.
Fue una pelea con varios fallos -como ese intento de Roman Reigns de hacer al Enterrador su movimiento final- y que acabó convirtiéndose en poco menos que el equivalente a que el matón del colegio le diera una paliza a tu padre. Vale que fue una forma de intentar humanizarlo para justificar de alguna forma su casi segura retirada tras su despedida, pero dejó muy mal sabor de boca. Él se merecía algo mejor y nosotros también.
Bonito gesto este último que no llegaron a ver los espectadores, ¿seguirán allí cuando empiece la emisión esta noche de Raw? En unas horas lo sabremos, pero la verdad es que las peculiaridades del personaje, el más trabajado de la historia del wrestling, tampoco demandan que salga hoy al ring para decirnos con palabra que su carrera ha terminado. Hasta siempre, Undertaker.
En ¡Vaya Tele! | 'Pressing Catch', estos son los luchadores mejor pagados que veremos pelear hoy en Wrestlemania
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