Hay franquicias que sobrevivirán a sus creadores, sus actores y a todos nosotros: es el caso de 'Star Wars', Spider-Man, James Bond o, por supuesto, 'Star Trek', que lleva dando vueltas en el espcio desde 1966 y ahora, a las puertas de su 60 aniversario, no da muestras de flaqueza, con un futuro brillante para los miembros de la tripulación de la Enterprise. Y quizá este renacimiento no habría sido posible sin un reboot que, en 2009, lo revolucionó todo y aún puedes ver en Netflix antes de que lo quiten el 1 de mayo.
La última frontera
Nunca me había atrevido a ver 'Star Trek', y era lógico: para un primerizo, acercarse a esta maraña de diez películas, cinco series con 28 temporadas en total, cómics y videojuegos da un poco de miedo. Por eso, el reboot era la manera idónea de meter las narices en la saga sin miedo. JJ Abrams se atrevió a volver a contar un inicio para Kirk, Spock y compañía con una precuela a partir de la que contar nuevas historias.
Y funcionó. Vaya que si funcionó: se convirtió en la película de más éxito de la saga, incluso ajustando para inflación, con 385 millones recaudados en todo el mundo, inaugurando algo aún más importante: un interés por los personajes y la serie clásica que parecía absolutamente desterrado al nicho tras el desastre de 'Star Trek: Nemesis' solo siete años antes, que ni siquiera amortizó su coste.
'Star Trek' tuvo a su vez dos secuelas, 'En la oscuridad' y 'Más allá', pero su cuarta parte parece que se ha perdido en el limbo de la producción entre las versiones de Quentin Tarantino, Noah Hawley y Matt Shakman, que al final decidió marcharse a 'Los cuatro fantásticos'. Actualmente no hay nadie en el sillón de director y lo único que sabemos es que Paramount ya ha anunciado que será la entrega final de esta línea temporal.
Hasta el 1 de mayo tienes tiempo para ponerte al día montándote en la USS Enterprise una vez más... o, por qué no, por primera vez. Larga vida y prosperidad.
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