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¿Vosotros eráis de esos niños que se levantaban de la cama de un salto, incluso los lunes, que se vestían de cualquier manera, que ni siquiera se peinaban y desayunaban a trompicones porque todo su interés matinal radicaba en poder ver las series de dibujos que ponían en la tele antes de irnos al cole? Ehhhh, yo tampoco (guiño, guiño). Y con una de las series con las que menos me pasaba esta ansia por el consumo audiovisual era 'Ranma 1/2', uno de los anime que revolucionó nuestra pequeña pantalla.
En un principio, la historia pudo seguirse a través del manga que creó Rumiko Takahashi en 1987, publicado semanalmente en la revista Shonen Sunday. En 1989, la avispada Fuji Television decidió transformarlo en un anime de 161 capítulos, emitidos entre 1989 y 1992, y pronto se convirtió en una de las series favoritas de los japoneses. Los capítulos llegaron a España de la mano de Antena 3 en 1993, dentro del contenedor infantil 'Tras tres tris'.
Acción, humor, amor, fantasía... muchos ingredientes para enganchar
'Ranma 1/2' entró de lleno en nuestros corazoncitos audiovisuales pues supo aunar con mucho acierto muchos de los ingredientes que más pueden atraer no sólo al público infantil, sino también adolescente. Nos contaba la historia de un chico, Ranma, que, en uno de sus entrenamientos de artes marciales, cae a un lago en el que, en tiempos pasados, se había ahogado una joven pelirroja. Desde ese mismo momento, cae sobre Ranma una maldición: cada vez que se moje con agua fría, se convertirá en esta chica y, para recuperar su forma masculina, tendrá que bañarse con agua caliente.
Para terminar de redondear una premisa tan atractiva, Ranma y su padre Genma viajan a Japón, hasta el gimnasio del viejo amigo de Genma: Soun Tendo. Soun y Genma fueron discípulos del mismo maestro, y considerándose más que hermanos, decidieron, en su momento, aunar del todo sus lazos emocionales, comprometiendo en matrimonio a sus respectivos vástagos. Vamos, que Ranma tiene que casarse con una de las hijas de Soun. De las tres hijas, la seleccionada es rápidamente Akane, una chica muy interesada en las artes marciales. Esta cosa del verse uno obligado a casarse con quien no ha decidido, tenga o no verosimilitud, resultaba de una chicha impresionante y uno de los mayores atractivos de la serie.
Una de las motivaciones de Ranma era averiguar la manera de romper la maldición que había caído sobre él, algo que le llevaba a contactar con nuevos personajes, a vivir peligrosas aventuras, a entrar en combate y a dotar a la serie de muchos momentos de intensidad, con golpes maestros, técnicas prohibidas, peleas a muerte... Un elemento de acción que enganchaba a otro sector del público.
Además, la historia se podía englobar también dentro del género del humor, con unos personajes torpes, taimados, egocéntricos... entre los que cabría destacar al maestro Happosai (o Ernesto, en la traducción española), a Kuno Tatewaki, enemigo del Ranma masculino y pretendiente de la Ranma femenina, o a los mismos Genma y Soun, unos adultos muy infantilizados que temen y odian a su maestro a partes iguales.
Una historia con muchas relaciones amorosas
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Una de las patas fuertes de esta serie era la relación amor/odio que se establecía entre Ranma y Akane, comprometidos desde niños en contra de su voluntad (ohhhh)y que vivían una de las tensiones sexuales no resuelta más explotadas de la historia de los dibujos animados. A estos dos jovencitos, cabía unir también una caterva de personajes implicados emocionalmente con ellos, que se oponían al romance de los dos protagonistas y pugnaban por lograr el afecto de su amado.
Así, haciendo un repaso muy general, podemos hablar de que Ranma tenía tres pretendientas. La de mayor peso en la serie era la amazona Shampoo, a la que Ranma vencía en combate. Las antiguas leyes del poblado de Shampoo decían que debía casarse con un hombre si es que éste le ganaba en una pelea. Shampoo era muy pasional, valiente y decidida y no tenía ningún problema en turbar a Ranma con su anatomía. Por otro lado, estaba Ukyo que, a ver si lo adivináis, era también la protemida de Ranma, una estupenda luchadora y cocinera. Y la tercera era la Rosa Negra, Kodachi, que practicaba gimnasia rítmica. Era una de las "malas", aunque resultaba entrañable porque tenía la cabeza llena de pájaros.
Por el lado de Akane, también había una caterva de pretendientes en busca de su amor. Ryoga era el candidato principal, el chico que con más gracia se desorientaba. Establecía una curiosa relación afectiva con Akane basada en su transformación en cerdito cuando se mojaba con agua fría (también había caído a los manantiales mágicos). Akane no sabía que el tierno P-Chan con el que dormía era el joven Ryoga. Kuno e Hikaru eran otros de los pretendientes, personajes con toques cómicos que, en realidad, no tenían ninguna posibilidad de hacer mella en el corazón de la chica.
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Además, estaba Tsubasa, el chico que se vestía de mujer (y de mil cosas más) y estaba enamorado de Ukyo. Y Mousse, el miope pretendiente de Shampoo. Y Kasumi, la hermana mayor de Akane y su patosa relación con el doctor Tofu Ono... Incluso existía amor para la tercera edad, entre Cologne, la abuela de Shampoo y Happosai, enamorados en su juventud y enemigos acérrimos en la vejez. Las disputas de estos dos siempre prometían la máxima diversión. Muchos amoríos, vamos, como en la mejor telenovela que se precie.
Unas jugosas maldiciones
Los elementos mágicos de la historia convertían unas tramas amorosas en entretenidas e imaginativas aventuras. Existían miles de objetos que entraban en juego a nivel episódico y que tenían los efectos más diversos entre los personajes, elementos que me recordaban mucho a los objetos mágicos que hemos conocido desde nuestra más tierna infancia, protagonistas de los cuentos más populares: la manzana de Blancanieves, la rueca de la Bella Durmiente o la flauta de Hamelin. Estos objetos, per se, eran portadores de un universo fantástico y evocador.
Muchos de los personajes de la serie habían visitado los famosos lagos de Jusenkyo y no sólo era Ranma quien se transformaba. Genma lo hacía en panda, Shampoo en gato, P-Chan en cerdito y Mousse en pato. Los equívocos y complicaciones que generaban estas transformaciones daban mucha vidilla a las tramas de cada capítulo. Por si fuera poco, Ranma tenía una maldición relacionada con su pelo, que debía estar siempre atado con un bigote de dragón o crecería hasta alcanzar proporciones monstruosas y derivar en una posterior calvicie.
¿Esto para los niños?
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En su momento, y como ha sucedido con muchas series anime, 'Ranma 1/2' recibió críticas por parte de quienes consideraban que no era un programa adecuado para niños. Las referencias explícitas al sexo y la violencia de algunas imágenes tuvieron mucho que ver con ello. El personaje del viejo maestro fue puesto en duda en muchas ocasiones por su afición a robar ropa interior femenina. Además, el hecho de que las disputas se vieran solucionadas de forma violenta tampoco gustó en su momento a la Asociación de Telespectadores y Radioyentes que, en 1995, emitió un informe en el que denunciaba estos aspectos de la serie.
Creo que ya he comentado alguna vez que las series anime que nos llegaron en los 90 revolucionaron la programación infantil en especial por el universo "adulto" que traían a los niños. Recuerdo mirar algunos de estos capítulos, no sólo de esta serie, con los ojos como platos, extasiada con esta nueva oleada de temáticas más amorosas, en las que jóvenes y jóvenas eran protagonistas de fantásticas odiseas. Claro está, no todo el público infantil era el idóneo para estos productos. Al igual que, por ejemplo, 'Los Teletubbies' no están pensados para niños de doce años. En fin, que, a veces, es difícil establecer los límites de visionado. Eso sí, esto me preocupaba bien poco en esos momentos, en los que lo que yo quería ver era un beso entre Ranma y Akane.
Ficha Técnica: Ranma 1/2
¿Vosotros eráis de esos niños que se levantaban de la cama de un salto, incluso los lunes, que se vestían de cualquier manera, que ni siquiera se peinaban y desayunaban a trompicones porque todo su interés matinal radicaba en poder ver las series de dibujos que ponían en la tele antes de irnos al cole? Ehhhh, yo tampoco (guiño, guiño). Y con una de las series con las que menos me pasaba esta ansia por el consumo audiovisual era 'Ranma 1/2', uno de los anime que revolucionó nuestra pequeña pantalla.
En un principio, la historia pudo seguirse a través del manga que creó Rumiko Takahashi en 1987, publicado semanalmente en la revista Shonen Sunday. En 1989, la avispada Fuji Television decidió transformarlo en un anime de 161 capítulos, emitidos entre 1989 y 1992, y pronto se convirtió en una de las series favoritas de los japoneses. Los capítulos llegaron a España de la mano de Antena 3 en 1993, dentro del contenedor infantil 'Tras tres tris'.
Acción, humor, amor, fantasía... muchos ingredientes para enganchar
'Ranma 1/2' entró de lleno en nuestros corazoncitos audiovisuales pues supo aunar con mucho acierto muchos de los ingredientes que más pueden atraer no sólo al público infantil, sino también adolescente. Nos contaba la historia de un chico, Ranma, que, en uno de sus entrenamientos de artes marciales, cae a un lago en el que, en tiempos pasados, se había ahogado una joven pelirroja. Desde ese mismo momento, cae sobre Ranma una maldición: cada vez que se moje con agua fría, se convertirá en esta chica y, para recuperar su forma masculina, tendrá que bañarse con agua caliente.
Para terminar de redondear una premisa tan atractiva, Ranma y su padre Genma viajan a Japón, hasta el gimnasio del viejo amigo de Genma: Soun Tendo. Soun y Genma fueron discípulos del mismo maestro, y considerándose más que hermanos, decidieron, en su momento, aunar del todo sus lazos emocionales, comprometiendo en matrimonio a sus respectivos vástagos. Vamos, que Ranma tiene que casarse con una de las hijas de Soun. De las tres hijas, la seleccionada es rápidamente Akane, una chica muy interesada en las artes marciales. Esta cosa del verse uno obligado a casarse con quien no ha decidido, tenga o no verosimilitud, resultaba de una chicha impresionante y uno de los mayores atractivos de la serie.
Una de las motivaciones de Ranma era averiguar la manera de romper la maldición que había caído sobre él, algo que le llevaba a contactar con nuevos personajes, a vivir peligrosas aventuras, a entrar en combate y a dotar a la serie de muchos momentos de intensidad, con golpes maestros, técnicas prohibidas, peleas a muerte... Un elemento de acción que enganchaba a otro sector del público.
Además, la historia se podía englobar también dentro del género del humor, con unos personajes torpes, taimados, egocéntricos... entre los que cabría destacar al maestro Happosai (o Ernesto, en la traducción española), a Kuno Tatewaki, enemigo del Ranma masculino y pretendiente de la Ranma femenina, o a los mismos Genma y Soun, unos adultos muy infantilizados que temen y odian a su maestro a partes iguales.
Una historia con muchas relaciones amorosas
Una de las patas fuertes de esta serie era la relación amor/odio que se establecía entre Ranma y Akane, comprometidos desde niños en contra de su voluntad (ohhhh)y que vivían una de las tensiones sexuales no resuelta más explotadas de la historia de los dibujos animados. A estos dos jovencitos, cabía unir también una caterva de personajes implicados emocionalmente con ellos, que se oponían al romance de los dos protagonistas y pugnaban por lograr el afecto de su amado.
Así, haciendo un repaso muy general, podemos hablar de que Ranma tenía tres pretendientas. La de mayor peso en la serie era la amazona Shampoo, a la que Ranma vencía en combate. Las antiguas leyes del poblado de Shampoo decían que debía casarse con un hombre si es que éste le ganaba en una pelea. Shampoo era muy pasional, valiente y decidida y no tenía ningún problema en turbar a Ranma con su anatomía. Por otro lado, estaba Ukyo que, a ver si lo adivináis, era también la protemida de Ranma, una estupenda luchadora y cocinera. Y la tercera era la Rosa Negra, Kodachi, que practicaba gimnasia rítmica. Era una de las "malas", aunque resultaba entrañable porque tenía la cabeza llena de pájaros.
Por el lado de Akane, también había una caterva de pretendientes en busca de su amor. Ryoga era el candidato principal, el chico que con más gracia se desorientaba. Establecía una curiosa relación afectiva con Akane basada en su transformación en cerdito cuando se mojaba con agua fría (también había caído a los manantiales mágicos). Akane no sabía que el tierno P-Chan con el que dormía era el joven Ryoga. Kuno e Hikaru eran otros de los pretendientes, personajes con toques cómicos que, en realidad, no tenían ninguna posibilidad de hacer mella en el corazón de la chica.
Además, estaba Tsubasa, el chico que se vestía de mujer (y de mil cosas más) y estaba enamorado de Ukyo. Y Mousse, el miope pretendiente de Shampoo. Y Kasumi, la hermana mayor de Akane y su patosa relación con el doctor Tofu Ono... Incluso existía amor para la tercera edad, entre Cologne, la abuela de Shampoo y Happosai, enamorados en su juventud y enemigos acérrimos en la vejez. Las disputas de estos dos siempre prometían la máxima diversión. Muchos amoríos, vamos, como en la mejor telenovela que se precie.
Unas jugosas maldiciones
Los elementos mágicos de la historia convertían unas tramas amorosas en entretenidas e imaginativas aventuras. Existían miles de objetos que entraban en juego a nivel episódico y que tenían los efectos más diversos entre los personajes, elementos que me recordaban mucho a los objetos mágicos que hemos conocido desde nuestra más tierna infancia, protagonistas de los cuentos más populares: la manzana de Blancanieves, la rueca de la Bella Durmiente o la flauta de Hamelin. Estos objetos, per se, eran portadores de un universo fantástico y evocador.
Muchos de los personajes de la serie habían visitado los famosos lagos de Jusenkyo y no sólo era Ranma quien se transformaba. Genma lo hacía en panda, Shampoo en gato, P-Chan en cerdito y Mousse en pato. Los equívocos y complicaciones que generaban estas transformaciones daban mucha vidilla a las tramas de cada capítulo. Por si fuera poco, Ranma tenía una maldición relacionada con su pelo, que debía estar siempre atado con un bigote de dragón o crecería hasta alcanzar proporciones monstruosas y derivar en una posterior calvicie.
¿Esto para los niños?
En su momento, y como ha sucedido con muchas series anime, 'Ranma 1/2' recibió críticas por parte de quienes consideraban que no era un programa adecuado para niños. Las referencias explícitas al sexo y la violencia de algunas imágenes tuvieron mucho que ver con ello. El personaje del viejo maestro fue puesto en duda en muchas ocasiones por su afición a robar ropa interior femenina. Además, el hecho de que las disputas se vieran solucionadas de forma violenta tampoco gustó en su momento a la Asociación de Telespectadores y Radioyentes que, en 1995, emitió un informe en el que denunciaba estos aspectos de la serie.
Creo que ya he comentado alguna vez que las series anime que nos llegaron en los 90 revolucionaron la programación infantil en especial por el universo "adulto" que traían a los niños. Recuerdo mirar algunos de estos capítulos, no sólo de esta serie, con los ojos como platos, extasiada con esta nueva oleada de temáticas más amorosas, en las que jóvenes y jóvenas eran protagonistas de fantásticas odiseas. Claro está, no todo el público infantil era el idóneo para estos productos. Al igual que, por ejemplo, 'Los Teletubbies' no están pensados para niños de doce años. En fin, que, a veces, es difícil establecer los límites de visionado. Eso sí, esto me preocupaba bien poco en esos momentos, en los que lo que yo quería ver era un beso entre Ranma y Akane.
Acción, humor, amor, fantasía... muchos ingredientes para enganchar
Ficha Técnica: Ranma 1/2
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<li><strong>Cadena</strong>: <span class="caps">Fuji TV</span> (1989-1992)</li><br />
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