Pleasure Island: cuando Disney usó de reclamo a Jessica Rabbit para su isla de ocio nocturno solo para adultos

Michael Eisner volvió a tener una idea de bombero que por un tiempo parecía bastante buena

La relación entre Disney y el alcohol es complicada. Una fiesta que se salió de control en los años 30 acabó derivando en graves problemas para la compañía, y el enfoque familiar e infantil ha hecho de los parques un lugar libre de alcohol para todas las edades. Pero a veces el dinero y el cambio de los tiempos demanda replantearse cosas.

Cuando Michael Eisner entró en la compañía una de sus inquietudes principales era abrir el público objetivo. Su filosofía se basó en gran medida en el culo veo, culo quiero. El gran éxito de 'Alien' le hizo intentar introducir una atracción efectista y demasiado aterradora basada en la película que se acabó cerrando. La cadena de Arcades para atraer a la chavalada, DisneyQuest, también se demostró un fracaso. Y, desafortunadamente para él y para la compañía, Pleasure Island, una iniciativa contraintuitiva con todos los valores de la compañía y centrada en el alcohol y el ocio nocturno, tampoco cuajó.

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La idea era radicalmente diferente, pero demostraría, al menos por un tiempo, ser buena. Esta nueva zona de ocio estaba lo suficientemente cerca de Disney World como para ser el colofón a un día en el parque, y al mismo tiempo era una zona al sur de Orlando (Lake Buena Vista, Orange) cuya escena nocturna estaba en alza, con lugares muy exitosos como Church Street Station (un club de jazz) que Eisner quería imitar.

Acabaron tirando la casa por la ventana, Downtown Disney fue la enorme iniciativa que incluía restaurantes, tiendas y zonas recreativas y que estaba coronada por Pleasure Island, complejo solo para adultos con bares temáticos y clubes nocturnos que estaba presidido por un sugerente cartel neón de Jessica Rabbit haciendo que pareciera quizás un poco más "para adultos" de la cuenta.

Pleasure Island abrió en el 1989 y cerró en 2008. Tuvo su auje en los noventa, donde los "Disney Adults" de la época bailaron y se lo pasaron bien durante un tiempo. Todas las mediasnoches eran noche de fin de año allí, literalmente, porque uno de los reclamos principales era un espectáculo de fuegos artificiales y una celebración acorde que a través de sus diferentes bares temáticos celebraba el "nuevo año" en diferentes culturas.

Pasados los noventa el público empezó a decaer y la compañía encendió las alarmas. La razón principal, además de no actualizarse a los gustos cambiantes de los dosmil era la tarifa de entrada. Así que desmantelaron un par de grandes zonas para abaratar costes y quitaron la tarifa. El remedio resultó ser peor que la enfermedad, porque el complejo se convirtió en un lugar de libre paso para un público que Disney no había planeado.

En los siguientes años Pleasure Island se llenó de adolescentes que iban con sus amigos a echar la tarde y beber sin consumir en los locales. Los bares se empezaron a llenar de familias y las zonas desmanteladas del muelle empezaron a ser punto de encuentro para negocios dudosos, con numerosos reportes en la red asegurando que por allí se producían peleas y trapicheos de droga.

Habiendo perdido totalmente el control, la compañía decidió cambiar por completo su "isla del placer" para convertirla en algo, de nuevo, más acorde a su espíritu familiar. Nació así en 2015 Disney Springs, una expansión de la vieja zona comercial de Downtown Disney y un centro comercial al aire libre con comercios, restauración y actividades de ocio como boleras y exposiciones de películas de la compañía.

Pero conforme pasan los años y la edad media del fan de Disney va subiendo, cabe la pregunta de si la compañía se planteará un retorno de alguna manera a la vieja idea de Pleasure Island. Ya sin la dudosa invitación de Jessica Rabbit de por medio y con planes de expansión en el horizonte, las estrictas políticas con el alcohol siguen siendo una de las últimas normas sagradas que tiene una compañía que ha intentado de todo.

Imágenes: Disney,  James H.

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