El año 1993 trajo consigo un videojuego de PC que conquistó a jugadores de todo el mundo. Se llamaba 'Myst', y su inmersiva premisa lo hizo el juego más vendido de ordenador durante dos décadas. No tenía nada que ver con Disney, pero su popularidad atrajo a la compañía del ratón, deseosa de abrirse a nuevos horizontes, y con un ojo puesto en sus parques de atracciones.
Una de las claves de 'Myst' era su ambientación. Se localizaba en una isla en la que los jugadores resolvían puzles para desentrañar sus secretos. Precisamente Disney tenía una isla. Situada en Bay Lake cerca del resort de Disney World, Treasure Island no estaba dando muchos frutos desde que abriera en 1973, y estaba necesitada de una renovación.
'Myst' parecía la propuesta ideal. Era muy popular, atraería a gente joven y era una idea novedosa, revolucionaria incluso. El proyecto tenía ilusionados a los propios creadores del videojuego. Rand Miller, uno de los diseñadores originales, hablaba de ella como "la encarnación definitiva de nuestro mundo".
Una idea adelantada a su tiempo
Llamada 'Myst Island', el proyecto era un parque independiente del propio Disney World que ocupaba la isla entera de 4,45 hectáreas. Llena de edificios en ruinas, vegetación salvaje y artefactos extraños dispersos por todo el lugar, la atracción comenzaba con los visitantes viajando en barco a la isla y acababa cuando los recogían por la tarde.
Como en el videojuego los visitantes experimentaban una historia no lineal. Cada uno a su propio ritmo, tomando diferentes caminos y resolviendo puzles con el fin de adivinar qué había ocurrido con los anteriores habitantes. Según Miller, la propia Disney estaba muy emocionada. Querían conectar elementos de la isla al parque principal, y llegaron a publicar varias novelas del videojuego a través de la editorial de la casa Hyperion Press para ir creando hype.
Tras dos años de preparaciones la compañía se echó atrás sin dar grandes justificaciones. Algunas que se han comentado con el tiempo tenían que ver con la construcción, que habría sido una pesadilla logística con ferrys entrando y saliendo de la isla. Otras apuntan a que las ideas eran más ambiciosas que la tecnología del momento, que habría resultado en altísimos costes.
En una decisión aún muy decepcionante para los fans, Disney reculó por completo, volviendo a la idea de original de la isla. Fue así el nacimiento de Discovery Island, una especie de zoológico natural que no terminó de cuajar y que acabó cerrando. Actualmente se sitúa abandonada junto a Disney World y sin planes de nuevos usos a la vista.
Imagen de portada: Disney
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