mage: {"alt":"ntvmofli","src":"c5146c\/nostalgiamofli","extension":"jpg","layout":"normal","height":400,"width":650}]]
Mofli tiene sueño, Mofli se ha dormido, Mofli tiene miedo, Mofli se ha escondido…
Cuando me dispongo a escribir un nuevo Nostalgia TV, muchas veces me asalta la tentación de rendir homenaje a las series que más me marcaron de niña, las que más me gustaban y servían como ingrediente para condimentar unos estupendos juegos con el resto de chiquillos. Ya entonces debíamos ser un proyecto de seriéfilos empedernidos porque muchas veces usábamos a los personajes de los dibujos animados para transformarnos y vivir sus aventuras.
‘Mofli, el último koala’ inspiró muchas tardes de entretenimiento. Eso de salvar a un adorable y tierno animalillo en peligro de extinción tenía unas connotaciones de heroicidad demasiado golosas como para caer en saco roto. Lo cierto es que el koala Mofli llegó a nuestras mentes de niños para despertar en más de uno la conciencia ecológica, y, aunque sólo sea por eso, merece ser el protagonista de nuestra sección.
La historia
Durante los trece capítulos (sí, sólo trece, habría jurado que fueron muchos más) que conformaron la serie, se nos contó una historia que sucedía en un pequeño pueblo de Australia, Rivermint, en el que un eminente doctor, un tanto chiflado y despistado, como marca el estereotipo, descubría al último koala vivo que habitaba en el planeta. La serie estaba ambientada a principios del siglo XXI y a nadie le resultó rara la posibilidad de jugar con la total extinción de este marsupial, que, de hecho, como sabéis, es una especie protegida.
Ante la noticia de la existencia del animal, rápidamente, muchos individuos de toda índole (representando ciertos colectivos sociales muy reconocibles) viajaban hasta el lugar para tratar de hallar al koala y proceder con él de manera interesada, o sea, no muy amistosa, intentando usarlo en su propio beneficio, económico o incluso (y nada sorprendente) como un trofeo que coleccionar. Afortunadamente, Mofli, ése era su nombre, contaba con la inestimable ayuda de Corina y Bruno, dos niños que se entablaban amistad con él y se decidían a protegerlo de los peligros que pudieran acecharle.
Los personajes retrataban un amplio espectro (un tanto estereotipado, eso sí) de la sociedad. Con una simbología muy marcada, cada uno de ellos parecía representar una virtud o un defecto del ser humano. Estaba la ternura y el amor encarnado en Corina, la valentía en Bruno, el egoísmo y la prepotencia de Rebeca, una niña superarchimultimillonaria que quería a Mofli como si fuera un objeto a coleccionar… Estaba Bailosolo y su falsa amistad con Corina en pro de un beneficio económico, y también uno de los elementos más “futuristas” de la serie: el presentador Bob Detroit, el showman de Mundivision, un hombre que disponía de más cámaras que la casa de ‘Gran Hermano’.
La conciencia natural
La historia de Mofli es muy sencilla y sus connotaciones y metáforas parecen muy evidentes, pero no por ello suponen un desmérito. Mofli es el representante de todas las especies del planeta que se encuentran en peligro, y que tienen en el ser humano a su más grande enemigo, pues son muchos los que no tienen ningún escrúpulo a la hora de tratar de cazar a un animal en peligro de extinción. Es más, al quedar pocos, parece tener mucho más mérito su captura, y el que alcanza la presa espera ser admirado y envidiado por los demás, que no son tan supermanes como él.
[[image: {"alt":"mofli","src":"2de0ec\/mofli3-20copia","extension":"jpg","layout":"normal","height":192,"width":650}]]
La serie parece querer decirnos que los niños que, como se dice tantas veces, son el futuro, a través de valores como la amistad, el respeto o el amor a la vida, serán capaces de cambiar esta forma de ver las cosas. Por eso, recae en Bruno y Corina la tarea de proteger a Mofli. Unos niños, que aprecian al animal por lo que es y no por lo que representa, son los mayores defensores del tierno marsupial y, de hecho, los únicos en los que él confía.
‘Mofli, el último koala’ emanaba muchos valores en cuanto al respeto no sólo a los animales sino también a la naturaleza y a los propios seres humanos. Las relaciones entre algunos personajes podían parecen tópicas y un poco burdas por su aspecto infantil pero eran reflejo de ciertos servilismos que, por desgracia, todos estamos acostumbrados a ver: el trato preferente al rico, el tratar de pasar por encima del otro, considerado un rival y nunca un igual… son sólo algunos ejemplos.
La polémica entre la productora y TVE
Pero las series de televisión no son sólo historias entrañables y dibujos de colores, detrás de ellas hay un desarrollo industrial con sus avatares varios como pasa con todo hijo de vecino. La historia de esta serie está marcada por la mala relación que se estableció entre la productora de la misma, Equip Studio, y la cadena.
[[image: {"alt":"mofli","src":"8e242a\/mofli4","extension":"jpg","layout":"normal","height":238,"width":650}]]
En un primer momento, parece que Equip no cumplió con los plazos de producción establecidos y la cifra original de 26 capítulos, se vio reducida a la mitad. Y después, cuando TVE vio la serie que la productora había preparado se negó a darla por buena, considerándola de baja calidad, sobre todo en lo relativo al dibujo, entendiendo que no estaba a la altura del desembolso económico que había supuesto. Equip se vio obligada a rehacerla y, por fin, pudo estrenarse el 30 de septiembre de 1987.
Al margen de estas polémicas de despacho, para todos nosotros quedó para siempre el recuerdo de esta ficción infantil que entretenía, divertía y nos enseñaba a querer un poquito más a los que no pueden defenderse solos.
Ficha Técnica: Mofli, el último koala
Mofli tiene sueño, Mofli se ha dormido, Mofli tiene miedo, Mofli se ha escondido…
Cuando me dispongo a escribir un nuevo Nostalgia TV, muchas veces me asalta la tentación de rendir homenaje a las series que más me marcaron de niña, las que más me gustaban y servían como ingrediente para condimentar unos estupendos juegos con el resto de chiquillos. Ya entonces debíamos ser un proyecto de seriéfilos empedernidos porque muchas veces usábamos a los personajes de los dibujos animados para transformarnos y vivir sus aventuras.
‘Mofli, el último koala’ inspiró muchas tardes de entretenimiento. Eso de salvar a un adorable y tierno animalillo en peligro de extinción tenía unas connotaciones de heroicidad demasiado golosas como para caer en saco roto. Lo cierto es que el koala Mofli llegó a nuestras mentes de niños para despertar en más de uno la conciencia ecológica, y, aunque sólo sea por eso, merece ser el protagonista de nuestra sección.
La historia
Durante los trece capítulos (sí, sólo trece, habría jurado que fueron muchos más) que conformaron la serie, se nos contó una historia que sucedía en un pequeño pueblo de Australia, Rivermint, en el que un eminente doctor, un tanto chiflado y despistado, como marca el estereotipo, descubría al último koala vivo que habitaba en el planeta. La serie estaba ambientada a principios del siglo XXI y a nadie le resultó rara la posibilidad de jugar con la total extinción de este marsupial, que, de hecho, como sabéis, es una especie protegida.
Ante la noticia de la existencia del animal, rápidamente, muchos individuos de toda índole (representando ciertos colectivos sociales muy reconocibles) viajaban hasta el lugar para tratar de hallar al koala y proceder con él de manera interesada, o sea, no muy amistosa, intentando usarlo en su propio beneficio, económico o incluso (y nada sorprendente) como un trofeo que coleccionar. Afortunadamente, Mofli, ése era su nombre, contaba con la inestimable ayuda de Corina y Bruno, dos niños que se entablaban amistad con él y se decidían a protegerlo de los peligros que pudieran acecharle.
Los personajes retrataban un amplio espectro (un tanto estereotipado, eso sí) de la sociedad. Con una simbología muy marcada, cada uno de ellos parecía representar una virtud o un defecto del ser humano. Estaba la ternura y el amor encarnado en Corina, la valentía en Bruno, el egoísmo y la prepotencia de Rebeca, una niña superarchimultimillonaria que quería a Mofli como si fuera un objeto a coleccionar… Estaba Bailosolo y su falsa amistad con Corina en pro de un beneficio económico, y también uno de los elementos más “futuristas” de la serie: el presentador Bob Detroit, el showman de Mundivision, un hombre que disponía de más cámaras que la casa de ‘Gran Hermano’.
La conciencia natural
La historia de Mofli es muy sencilla y sus connotaciones y metáforas parecen muy evidentes, pero no por ello suponen un desmérito. Mofli es el representante de todas las especies del planeta que se encuentran en peligro, y que tienen en el ser humano a su más grande enemigo, pues son muchos los que no tienen ningún escrúpulo a la hora de tratar de cazar a un animal en peligro de extinción. Es más, al quedar pocos, parece tener mucho más mérito su captura, y el que alcanza la presa espera ser admirado y envidiado por los demás, que no son tan supermanes como él.
La serie parece querer decirnos que los niños que, como se dice tantas veces, son el futuro, a través de valores como la amistad, el respeto o el amor a la vida, serán capaces de cambiar esta forma de ver las cosas. Por eso, recae en Bruno y Corina la tarea de proteger a Mofli. Unos niños, que aprecian al animal por lo que es y no por lo que representa, son los mayores defensores del tierno marsupial y, de hecho, los únicos en los que él confía.
‘Mofli, el último koala’ emanaba muchos valores en cuanto al respeto no sólo a los animales sino también a la naturaleza y a los propios seres humanos. Las relaciones entre algunos personajes podían parecen tópicas y un poco burdas por su aspecto infantil pero eran reflejo de ciertos servilismos que, por desgracia, todos estamos acostumbrados a ver: el trato preferente al rico, el tratar de pasar por encima del otro, considerado un rival y nunca un igual… son sólo algunos ejemplos.
La polémica entre la productora y TVE
Pero las series de televisión no son sólo historias entrañables y dibujos de colores, detrás de ellas hay un desarrollo industrial con sus avatares varios como pasa con todo hijo de vecino. La historia de esta serie está marcada por la mala relación que se estableció entre la productora de la misma, Equip Studio, y la cadena.
En un primer momento, parece que Equip no cumplió con los plazos de producción establecidos y la cifra original de 26 capítulos, se vio reducida a la mitad. Y después, cuando TVE vio la serie que la productora había preparado se negó a darla por buena, considerándola de baja calidad, sobre todo en lo relativo al dibujo, entendiendo que no estaba a la altura del desembolso económico que había supuesto. Equip se vio obligada a rehacerla y, por fin, pudo estrenarse el 30 de septiembre de 1987.
Al margen de estas polémicas de despacho, para todos nosotros quedó para siempre el recuerdo de esta ficción infantil que entretenía, divertía y nos enseñaba a querer un poquito más a los que no pueden defenderse solos.
La historia
- Título Original: Mofli, el último koala
- Género: Dibujos animados
- Cadena: La 2
- Disponibilidad DVD: Serie completa
[[image: {"alt":"ntvmofli","src":"c5146c\/nostalgiamofli","extension":"jpg","layout":"normal","height":400,"width":650}]]
Título Original: Mofli, el último koala
Género: Dibujos animados
Cadena: La 2
Disponibilidad DVD: Serie completa
<p></p>
En ¡Vaya Tele! | Nostalgia TV