mage: {"alt":"Marco Nostalgia TV","src":"50f48d\/nostalgia-tv_big","extension":"jpg","layout":"normal","height":400,"width":650}]]
¿Hay algo que dé más bajón que un domingo? Sí, un domingo recordando la cabecera de ‘Marco’. Sólo con este minuto y medio de presentación ya podíamos hacernos una idea del dramón que se nos presentaba: un niño pobre, una humilde morada, una madre que tiene que marcharse. Una temática sin duda nada amable y especialmente dura para tratarse de una serie para niños. Fuji TV, el canal japonés (el mismo que ofreció la adaptación del relato de ‘Heidi’ para televisión con idénticos resultados lacrimógenos), parecía empeñado en hacernos sufrir a toda costa. Debido a sus múltiples reposiciones y su trasiego por diferentes canales (originariamente se emitió en TVE, después pasó por las privadas), varias generaciones de chiquillos quedaron marcados para siempre y aún se encogen al escuchar esta triste melodía…
Los japoneses y su afición por los dramas infantiles
‘Marco, de los Apeninos a los Andes’ (también ‘Tres mil leguas en busca de mamá’) estaba basada en un relato de 1886 escrito por Edmundo de Amicis. De nuevo como ‘Heidi’ fue otra producción de los estudios Nippon Animation realizada en 1976 para el programa contenedor ‘World Masterpiece Theater’. La fórmula se repetía cada año, desde 1974: la productora convertía un clásico literario infantil en serie animada para su emisión en este espacio infantil. Muchas de ellas no sólo funcionaron en Japón si no que se exportaron a medio mundo. Marco, además tuvo su propia película de anime en 1999, amén de otras adaptaciones cinematográficas anteriores (incluso una versión en cine mudo de 1916) o para la televisión, como la que ofreció Antena 3 el pasado año en formato mini-serie.
[[image: {"alt":"Marco","src":"6a7749\/marco","extension":"jpg","layout":"normal","height":488,"width":650}]]
Nippon Animation ha llevado así a la pantalla un total de 25 obras literarias, la mayoría situadas entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX. En España vimos muchas de ellas años después gracias a las privadas: ‘Jackie y su mascota’ se emitió en 1995 dentro de la programación de ‘Megatrix’; ‘Ana de las Tejas Verdes’ se estrenó en 1991 en Superguay, el programa contenedor presentado por parte del clan Aragón; la última sería ‘Los chicos de Jo’, la secuela de Hombrecitos y Mujercitas que emitió Antena 3 en 1994. A partir de ese momento no nos llegaron más producciones, aunque los estudios siguieron a pleno rendimiento hasta 1997. Entonces apostaron por una versión del clásico ‘Remy, la niña sin hogar’, y, tras un parón de diez años regresaron para producir, la adaptación del celebérrimo Los Miserables, de Victor Hugo y ‘El largo viaje de Porphy’, basada en una historia sobre huérfanos cuyos hogares quedaron destruidos por un terremoto. Insisto: ¿por qué los japoneses se empeñan en convertir los recuerdos televisivos de los niños en un infierno melodramático?
Marco, una historia sobre el drama de la emigración
La trama principal de Marco se basaba en lo que a los ojos de cualquier niño es una tragedia. Marco tiene que enfrentarse, con tan sólo trece años, a la partida de su madre, obligada a emigrar de Italia a Argentina (de los Apeninos a los Andes) debido a la crisis económica que afecta al país a finales del siglo XIX. Y este es, sin duda, el trasfondo más duro de la historia; La obra literaria original reflejaba una realidad que sufrieron muchas familias italianas, que emigraron a América buscando un futuro mejor. Una realidad que aún tiene implicaciones en la cultura popular televisiva de nuestros días, salvando las distancias, con hitos como los guidos de ‘Jersey Shore’, cuyo origen se remonta a anteriores generaciones de emigrantes italianos.
Tras un año de ausencia, la familia de Marco deja de recibir las cartas de la madre, que trabaja de sirviente en una casa. Lo último que Marco sabe de ella es que ha caído enferma (probablemente de pena), por eso, alertado por la falta de noticias, decide emprender un larguísimo viaje (de tres mil leguas) y 52 episodios para buscarla con la única compañía de su mono Amedio. Pero la mala suerte le persigue: cada vez que cree estar cerca de su madre, ella se ha trasladado. Sin embargo, nunca perdía la esperanza (ya nos advertía que él la encontraría, sin importar donde fuera). Tras un eterno trayecto (en barco, tren, carromato y hasta a pie), consigue localizarla en Tucumán. Está gravemente enferma y se niega a operarse, hasta que, por fin, vuelve a abrazar a su hijo. Quizás, el recuerdo televisivo con más llantos y mocos de varias generaciones (junto a aquella otra visión de Clara andando por los verdes prados suizos).
Afortunadamente, este final sirvió para quitarnos el regusto a tristeza que nos había dejado la serie, pero cualquiera que la haya visto siendo un niño no podrá evitar ahora recordar a Marco con pena. Aún con todo, esta serie formó parte de esa generación de dibujos animados cuyo leitmotiv era transmitir valores humanos y enseñarnos una valiosa lección: que un espíritu fuerte y decidido como el de Marco puede conseguir prácticamente cualquier cosa, y que no hay obstáculos insalvables (ni siquiera cruzar medio mundo siendo sólo un niño) que puedan impedirlo. Y que madre sólo hay una, por supuesto.
Ficha Técnica: Marco
¿Hay algo que dé más bajón que un domingo? Sí, un domingo recordando la cabecera de ‘Marco’. Sólo con este minuto y medio de presentación ya podíamos hacernos una idea del dramón que se nos presentaba: un niño pobre, una humilde morada, una madre que tiene que marcharse. Una temática sin duda nada amable y especialmente dura para tratarse de una serie para niños. Fuji TV, el canal japonés (el mismo que ofreció la adaptación del relato de ‘Heidi’ para televisión con idénticos resultados lacrimógenos), parecía empeñado en hacernos sufrir a toda costa. Debido a sus múltiples reposiciones y su trasiego por diferentes canales (originariamente se emitió en TVE, después pasó por las privadas), varias generaciones de chiquillos quedaron marcados para siempre y aún se encogen al escuchar esta triste melodía…
Los japoneses y su afición por los dramas infantiles
‘Marco, de los Apeninos a los Andes’ (también ‘Tres mil leguas en busca de mamá’) estaba basada en un relato de 1886 escrito por Edmundo de Amicis. De nuevo como ‘Heidi’ fue otra producción de los estudios Nippon Animation realizada en 1976 para el programa contenedor ‘World Masterpiece Theater’. La fórmula se repetía cada año, desde 1974: la productora convertía un clásico literario infantil en serie animada para su emisión en este espacio infantil. Muchas de ellas no sólo funcionaron en Japón si no que se exportaron a medio mundo. Marco, además tuvo su propia película de anime en 1999, amén de otras adaptaciones cinematográficas anteriores (incluso una versión en cine mudo de 1916) o para la televisión, como la que ofreció Antena 3 el pasado año en formato mini-serie.
Nippon Animation ha llevado así a la pantalla un total de 25 obras literarias, la mayoría situadas entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX. En España vimos muchas de ellas años después gracias a las privadas: ‘Jackie y su mascota’ se emitió en 1995 dentro de la programación de ‘Megatrix’; ‘Ana de las Tejas Verdes’ se estrenó en 1991 en Superguay, el programa contenedor presentado por parte del clan Aragón; la última sería ‘Los chicos de Jo’, la secuela de Hombrecitos y Mujercitas que emitió Antena 3 en 1994. A partir de ese momento no nos llegaron más producciones, aunque los estudios siguieron a pleno rendimiento hasta 1997. Entonces apostaron por una versión del clásico ‘Remy, la niña sin hogar’, y, tras un parón de diez años regresaron para producir, la adaptación del celebérrimo Los Miserables, de Victor Hugo y ‘El largo viaje de Porphy’, basada en una historia sobre huérfanos cuyos hogares quedaron destruidos por un terremoto. Insisto: ¿por qué los japoneses se empeñan en convertir los recuerdos televisivos de los niños en un infierno melodramático?
Marco, una historia sobre el drama de la emigración
La trama principal de Marco se basaba en lo que a los ojos de cualquier niño es una tragedia. Marco tiene que enfrentarse, con tan sólo trece años, a la partida de su madre, obligada a emigrar de Italia a Argentina (de los Apeninos a los Andes) debido a la crisis económica que afecta al país a finales del siglo XIX. Y este es, sin duda, el trasfondo más duro de la historia; La obra literaria original reflejaba una realidad que sufrieron muchas familias italianas, que emigraron a América buscando un futuro mejor. Una realidad que aún tiene implicaciones en la cultura popular televisiva de nuestros días, salvando las distancias, con hitos como los guidos de ‘Jersey Shore’, cuyo origen se remonta a anteriores generaciones de emigrantes italianos.
Tras un año de ausencia, la familia de Marco deja de recibir las cartas de la madre, que trabaja de sirviente en una casa. Lo último que Marco sabe de ella es que ha caído enferma (probablemente de pena), por eso, alertado por la falta de noticias, decide emprender un larguísimo viaje (de tres mil leguas) y 52 episodios para buscarla con la única compañía de su mono Amedio. Pero la mala suerte le persigue: cada vez que cree estar cerca de su madre, ella se ha trasladado. Sin embargo, nunca perdía la esperanza (ya nos advertía que él la encontraría, sin importar donde fuera). Tras un eterno trayecto (en barco, tren, carromato y hasta a pie), consigue localizarla en Tucumán. Está gravemente enferma y se niega a operarse, hasta que, por fin, vuelve a abrazar a su hijo. Quizás, el recuerdo televisivo con más llantos y mocos de varias generaciones (junto a aquella otra visión de Clara andando por los verdes prados suizos).
Afortunadamente, este final sirvió para quitarnos el regusto a tristeza que nos había dejado la serie, pero cualquiera que la haya visto siendo un niño no podrá evitar ahora recordar a Marco con pena. Aún con todo, esta serie formó parte de esa generación de dibujos animados cuyo leitmotiv era transmitir valores humanos y enseñarnos una valiosa lección: que un espíritu fuerte y decidido como el de Marco puede conseguir prácticamente cualquier cosa, y que no hay obstáculos insalvables (ni siquiera cruzar medio mundo siendo sólo un niño) que puedan impedirlo. Y que madre sólo hay una, por supuesto.
Los japoneses y su afición por los dramas infantiles
[[image: {"alt":"Marco Nostalgia TV","src":"50f48d\/nostalgia-tv_big","extension":"jpg","layout":"normal","height":400,"width":650}]]
<li><strong>Título Original</strong>: 母をたずねて三千里 Haha wo tazunete sanzenri</li>
<li><strong>Género</strong>: Anime</li>
<li><strong>Cadena</strong>: <span class="caps">Fuji TV</span> (1994-1995)</li>
<li><strong>Emitida en España</strong>: <span class="caps">TVE</span>, Antena 3, Telecinco</li>
<li><strong>Disponibilidad <span class="caps"><span class="caps"><span class="caps">DVD</span></span></span></strong>: Serie completa</li>
</ul><br />
En ¡Vaya Tele! | Nostalgia TV
Ver 12 comentarios