'Los mundos de Yupi', Nostalgia TV

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En nuestro Nostalgia TV de hoy, vamos a recordar una serie que, a pesar de ser entretenida, simpática y educativa, se encontró con el rechazo inicial de gran parte de la audiencia a la que iba destinada. Y es que a los niños nos habían quitado a nuestro Espinete, y eso era como robarnos el bocadillo de Nocilla. Yupi llegó para sustituir al erizo más carismático de la televisión española y no lo tuvo nada fácil.

Y eso que desde su aterrizaje, en 1988, nuestro diccionario popular se vio enriquecido por la expresión “estar en los mundos de Yupi” que, como todos sabéis, viene a significar que alguien es un poco despistado. Yupi y Astrako, los extraterrestres que llegaron a un pueblecito de la Tierra y que se hicieron amigos de sus habitantes. Para algunos, unos impostores que no se podían comparar con sus predecesores, para otros, unos buenos personajes que ampliaron el mundo que se aprendía en ‘Barrio Sésamo’. A partir de aquí, un poquito de su historia.

Un nuevo programa infantil

Antonio Torets fue el director de esta serie que enfrentó el gran reto de sustituir a ‘Barrio Sésamo‘ en TVE. Torets ya había sido responsable de las secciones españolas que se veían en el programa protagonizado por los teleñecos. En estas tiras cómicas que fragmentaban la trama principal veíamos a Epi, Blas, Coco o la Rana Gustavo. Pero existía también una historia con continuidad, escrita, interpretada y grabada por equipo español: eran las historias de la Gallina Caponata, primero, y de Espinete y Don Pimpón, después.

En 1988 se buscó un programa nuevo que, respetando el formato del anterior, fuese de producción íntegramente española. Y así nació ‘Los mundos de Yupi’. La fórmula era la ya conocida: tele-teatro infantil, con actores interpretando a los muñecos protagonistas y acompañado de sketches cómicos con marionetas, y pequeñas piezas de documental con las que aprender sobre naturaleza o deporte, pero las directrices a la hora de contar las historias eran libres y TVE trató de dar un paso más allá a lo que se había visto hasta entonces.

Tres temporadas

Aquello que mayormente diferencia a ‘Los mundos de Yupi’ de sus antecesores es el deseo de abordar una trama horizontal, de toda una temporada, y no ceñirse al esquema de historias autoconclusivas que los niños ya conocían. De esa forma, en el primer capítulo, se veía a la nave de Yupi y Astrako sufriendo un aterrizaje forzoso en algún lugar de la Tierra (forzoso porque lo decían, que ya os imagináis cómo podía estar el tema de los efectos especiales). La nave de estos dos extraterrestres provenía del planeta Tacatón y para poder volver a él, necesitaban combustible. Éste era el hilo conductor de la primera temporada. Mientras tanto, claro, también conocían a la gente del pueblo, se hacían amigos, cantaban canciones…

Durante la segunda temporada, Yupi, Astrako y algunos de sus amigos terrícolas viajaban con una nave espacial hasta un planeta desconocido en el que les sucedían mil nuevas aventuras, algunas tan surrealistas como encontrarse a Luis Barbero con boina y todo interpretando a un señor de la Tierra que se había “caído” allí hacía unos años. Finalmente, TVE decidió cancelar el espacio. Algunas razones parecen indicar que este programa para niños era demasiado adulto en muchos aspectos y que la ciencia-ficción era una pega para acabar de conectar.

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Aún así, Yupi vivió una tercera temporada (o tal vez ahora podría considerarse un spin-off) con ‘Los cuentos de Yupi’, en el que cada día se hacía la puesta en escena de un cuento tradicional diferente, interpretado por las marionetas recurrentes de la serie y que estaba narrado por Yupi. Aunque se sustituyó a la actriz que siempre lo había interpretado (Consuelo Molina) y la voz de Yupi sufrió el consecuente cambio, por lo que los cuentos los narraba Yupi un poco de aquella manera.

Los personajes

Seamos sinceros, Yupi y Astrako nunca serán los personajes infantiles más queridos de la historia. Debían de ser un calco intergaláctico de Espinete y Don Pimpón, pero los niños no tragamos con aquello. Yupi era como Espinete, tenía ese aspecto adorable, con unos ojos enormes y el cuerpo blandito cubierto de suaves plumas… Debía haber despertado deseos de abrazarlo. Era travieso, curioso, divertido, alocado, simpático. Tal vez si no hubieran querido hacer un calco tan evidente del erizo rosa, no habría provocado tanto rechazo.

Para acompañar a Yupi, nadie mejor que un personaje más adulto, inteligente, moderado… como Astrako. Astrako no se parecía fisicamente a Don Pimpón, simplemente, era Don Pimpón. El actor Alfonso Vallejo interpretó a los dos personajes, dotándoles de esa voz tan característica suya. Una curiosidad sobre Astrako, que tal vez hayáis oido alguna vez, es el parecido que muchos encuentran entre su vestimenta y la de Buzz Lightyear, el personaje de Disney.

A los dos extraterrestres les acompañaban los habitantes del pueblo: la maestra Lola, Ernesto el astrónomo y su mujer Berta (Isabel Ordaz), Damián el tendero, o la mejor amiga de Yupi, Paula. A estos personajes de carne y hueso, hay que unir las tiras cómicas que protagonizaban las parejas de muñecos con tres espacios fundamentales: el de Tuco y Canica, que jugaban al equívoco entre ellos; el laboratorio de Pi y Tágoras, en el que los experimentos acaban siempre mal y la nave espacial de Steri y Grou, dos aventureros en la galaxia. Tal vez estas tiras cómicas fueran una de las causas de poco éxito de la serie, pues aunque trabajadas con esmero, no pudieron sustituir a las carismáticas marionetas de Jim Henson que todos conocemos.

‘Los mundos de Yupi’ tuvo mala suerte, sustituía a un grande que todavía hoy tiene un hueco entre el público infantil. Además, en su etapa final coincidió con la llegada de los canales privados y el aterrizaje de unas series anime con deportistas, amores, rencillas y giros dramáticos que encandilaron por completo a los niños. Pero también nos dejó momentos muy divertidos, y algunas canciones se hicieron populares, como ésta que os dejo abajo que siempre me despertaba las ganas de comer helado.