mage: {"alt":"la corna magica","src":"ec0c84\/maxresdefault","extension":"jpg","layout":"normal","height":367,"width":653}]]¡Ah! Los dibus de la infancia. Ya lo comentaba cuando hablé de los nacimientos del 1983 televisivo y lo demuestro aquí. Las series animadas de nuestros primeros años es uno de los temas más recurrentes entre una misma generación. Y es normal; escuchas de nuevo esas notas con las que empezaba tu serie favorita mientras desayunabas a las 7:30 de la mañana antes de ir al cole y te entra una nostalgia insoportable de otros tiempos más sencillos, cuando conseguir una sensación de paz y tranquilidad era tan fácil como levantarte temprano un sábado para no perderte ni un episodio y ser el dueño de un salón (y casa) en absoluto silencio.
‘La Corona Mágica’ es para mí una de esas series y, sin embargo, me cuesta bastante encontrar a gente de mi generación que recuerde haberla visto o que la recuerde con estima. Cuenta tan sólo con una temporada de 26 episodios, cosa que jamás habría pensado. Es un poco el síndrome ‘Verano Azul’; la repitieron tantísimo que daba la sensación de que tenía chorrocientos capítulos y solo eran 19. Televisión Española, cuando aún no había cadenas privadas, emitió las aventuras de Rahman y compañía a finales de 1989 en la sobremesa de los sábados, una producción española que hasta hace nada aún aparecía reflejada en la base de datos en RTVE.es.
Idún, la ladrona de coronas
La malvada y verdísima bruja Idún tenía un ejército liderado por Zohak; rige los Planetas Perdidos, los tres más alejados dentro del sistema solar de Doble Sol en el que se desarrolla la serie. En total son 7 planetas y doce lunas, y la Corona Mágica se encuentra en Brigabor, el tercer planeta más cercano a los dos soles donde gobierna el Rey Brigal junto con su hijo el príncipe Zalk. Rahman es el mago más poderoso del reino y es el encargado de custodiar la Corona Mágica, una corona con poderes que mantiene el equilibrio de las fuerzas en ese sistema solar. ¿Qué pasa? Lo de siempre. La roban. Y la malvada Idún tiene entonces el poder sobre Brigabor y el resto de planetas, un marrón que tienen que solucionar Zalk, su aprendiz Hanstor y la princesa Shaila entre otros. Sólo una planta mágica que se encuentra en el planeta Negro es lo único que puede destronar a la emperatriz.
A lo largo de los 26 episodios, el grupo tiene que superar diversas pruebas que poco a poco les van acercando a conseguir recuperar la Corona Mágica. Seguro que sí recordáis ‘Dragones y Mazmorras’; pues esta es del mismo estilo, fantasía ochentera con un tratamiento muy rolero en las tramas. Que si la Luna de las Tormentas, que si la Sala de las Siete Puertas (que te podían transportar a cualquier punto en el espacio-tiempo y no le sacaron mucho partido), un caballo mágico que les sirve para huir en ciertas ocasiones (algo así como las Águilas para Tolkien), sobrevivir al planeta desierto, laberintos… Eso, fantasía.
‘La Corona Mágica’ es una producción española cuya animación quizá no fuese la más currada del momento pero cumplía a la perfección con aquellas versiones jóvenes, imaginativas y mucho menos exigentes de nosotros mismos. Nuestros primeros pasos hacia la seriefilia y ‘La Corona Mágica’ forma parte de ello (y también de los pasos hacia la fantasía y el rol).
Quizá porque yo aún era muy pequeña para tener interés por estas cosas (9 añitos tiernecitos), pero es divertido buscar vídeos por internet y leer los comentarios lascivos de algunos chicos cuyo primer icono sexual fue la reina Idún. Yo no juzgo, conozco el factor CILF (Cartoons I’d fuck) de sobra. En cualquier caso, era una de esas series en las que los villanos eran más protagonistas que los buenos de la peli; tenían más minutos y estaban más desarrollados.
[[image: {"alt":"corona m\u00e1gica","src":"45b113\/650_1000_la_corona_magica_006","extension":"gif","layout":"normal","height":400,"width":640}]]Juan Ramón Pina fue el creador de ‘La Corona Mágica’, un animador que venía de trabajar en otras series como ‘Los Pitufos’ o ‘El Conde Duckula’ y colaborador habitual del mítico estudio Hanna Barbera. Este fue uno de sus últimos trabajos, junto con ‘Las auténticas aventuras del profesor Thomson’. El narrador principal de la serie era Narciso Ibañez Menta, el padre de uno de los nombres más míticos de la ficción patria, Chicho Ibañez Serrador.
La serie llevó a varios productos derivados tipo cromos y cartas coleccionables, pero quizá lo que más se recuerde sea el videojuego que, por otra parte, fue un fracaso de crítica y público. Sería malísimo, pero ver fotos de capturas de pantalla, con esos gráficos, esos colores, esos diseños… casi me hace añorar mi 486. La nostalgia es peligrosa, tiras del hilo y deshaces el jersey entero.
Ficha Técnica: 'La Corona Mágica'
¡Ah! Los dibus de la infancia. Ya lo comentaba cuando hablé de los nacimientos del 1983 televisivo y lo demuestro aquí. Las series animadas de nuestros primeros años es uno de los temas más recurrentes entre una misma generación. Y es normal; escuchas de nuevo esas notas con las que empezaba tu serie favorita mientras desayunabas a las 7:30 de la mañana antes de ir al cole y te entra una nostalgia insoportable de otros tiempos más sencillos, cuando conseguir una sensación de paz y tranquilidad era tan fácil como levantarte temprano un sábado para no perderte ni un episodio y ser el dueño de un salón (y casa) en absoluto silencio.‘La Corona Mágica’ es para mí una de esas series y, sin embargo, me cuesta bastante encontrar a gente de mi generación que recuerde haberla visto o que la recuerde con estima. Cuenta tan sólo con una temporada de 26 episodios, cosa que jamás habría pensado. Es un poco el síndrome ‘Verano Azul’; la repitieron tantísimo que daba la sensación de que tenía chorrocientos capítulos y solo eran 19. Televisión Española, cuando aún no había cadenas privadas, emitió las aventuras de Rahman y compañía a finales de 1989 en la sobremesa de los sábados, una producción española que hasta hace nada aún aparecía reflejada en la base de datos en RTVE.es.
Idún, la ladrona de coronas
La malvada y verdísima bruja Idún tenía un ejército liderado por Zohak; rige los Planetas Perdidos, los tres más alejados dentro del sistema solar de Doble Sol en el que se desarrolla la serie. En total son 7 planetas y doce lunas, y la Corona Mágica se encuentra en Brigabor, el tercer planeta más cercano a los dos soles donde gobierna el Rey Brigal junto con su hijo el príncipe Zalk. Rahman es el mago más poderoso del reino y es el encargado de custodiar la Corona Mágica, una corona con poderes que mantiene el equilibrio de las fuerzas en ese sistema solar. ¿Qué pasa? Lo de siempre. La roban. Y la malvada Idún tiene entonces el poder sobre Brigabor y el resto de planetas, un marrón que tienen que solucionar Zalk, su aprendiz Hanstor y la princesa Shaila entre otros. Sólo una planta mágica que se encuentra en el planeta Negro es lo único que puede destronar a la emperatriz.
A lo largo de los 26 episodios, el grupo tiene que superar diversas pruebas que poco a poco les van acercando a conseguir recuperar la Corona Mágica. Seguro que sí recordáis ‘Dragones y Mazmorras’; pues esta es del mismo estilo, fantasía ochentera con un tratamiento muy rolero en las tramas. Que si la Luna de las Tormentas, que si la Sala de las Siete Puertas (que te podían transportar a cualquier punto en el espacio-tiempo y no le sacaron mucho partido), un caballo mágico que les sirve para huir en ciertas ocasiones (algo así como las Águilas para Tolkien), sobrevivir al planeta desierto, laberintos… Eso, fantasía.
‘La Corona Mágica’ es una producción española cuya animación quizá no fuese la más currada del momento pero cumplía a la perfección con aquellas versiones jóvenes, imaginativas y mucho menos exigentes de nosotros mismos. Nuestros primeros pasos hacia la seriefilia y ‘La Corona Mágica’ forma parte de ello (y también de los pasos hacia la fantasía y el rol).
Quizá porque yo aún era muy pequeña para tener interés por estas cosas (9 añitos tiernecitos), pero es divertido buscar vídeos por internet y leer los comentarios lascivos de algunos chicos cuyo primer icono sexual fue la reina Idún. Yo no juzgo, conozco el factor CILF (Cartoons I’d fuck) de sobra. En cualquier caso, era una de esas series en las que los villanos eran más protagonistas que los buenos de la peli; tenían más minutos y estaban más desarrollados.
La serie llevó a varios productos derivados tipo cromos y cartas coleccionables, pero quizá lo que más se recuerde sea el videojuego que, por otra parte, fue un fracaso de crítica y público. Sería malísimo, pero ver fotos de capturas de pantalla, con esos gráficos, esos colores, esos diseños… casi me hace añorar mi 486. La nostalgia es peligrosa, tiras del hilo y deshaces el jersey entero.
Idún, la ladrona de coronas
[[image: {"alt":"la corna magica","src":"ec0c84\/maxresdefault","extension":"jpg","layout":"normal","height":367,"width":653}]]¡Ah! Los dibus de la infancia. Ya lo comentaba cuando hablé de los nacimientos del 1983 televisivo y lo demuestro aquí. Las series animadas de nuestros primeros años es uno de los temas más recurrentes entre una misma generación. Y es normal; escuchas de nuevo esas notas con las que empezaba tu serie favorita mientras desayunabas a las 7:30 de la mañana antes de ir al cole y te entra una nostalgia insoportable de otros tiempos más sencillos, cuando conseguir una sensación de paz y tranquilidad era tan fácil como levantarte temprano un sábado para no perderte ni un episodio y ser el dueño de un salón (y casa) en absoluto silencio.
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