Nuestro Nostalgia TV nos sirve para recordar todas esas series con las que hemos crecido y que nos han educado en la pasión seriéfila. Y hemos visto de todo: drama, romance, terror, thriller... Hasta una serie que coge como punto de partida los mitos griegos y romanos y los reconvierte en capítulos muy parecidos a los de 'El equipo A'. ¿No os lo podéis imaginar? Así era 'Hércules: sus viajes legendarios'.
El origen
Todos sabemos quién es Sam Raimi, el responsable de 'Posesión infernal' y de grandes contenidos audiovisuales como las sagas de 'Spiderman'. En televisión, por supuesto, también ha hecho sus pinitos. Y no hablamos de la maravillosa 'Spartacus', sino de una gran oportunidad que se presentó a principios de los 90, cuando pudo crear cinco telefilmes con la figura de Hércules como protagonista.
Junto a su socio Robert Tapert, Universal les encargó cinco historias para las que contaron con el actor Kevin Sorbo (quien repetiría en la serie) y que, según cuenta la leyenda detrás de la serie, fue escogido por su físico, por recordar a los productores ejecutivos a Joe Montana, el jugador de fútbol americano que se convirtió en un héroe para su país.
El éxito de los telefilmes generó el siguiente paso: una serie de televisión que contó con 6 temporadas y 111 capítulos, que se estrenó en 1995 y que, en nuestro país, pudimos ver en TVE a partir de 1997, en una emisión de esas machaconas en las que la repetición de episodios es un bucle en el que es mejor no preguntar por la continuidad y otras sutilezas.
¿Mitología romana?
Si nos ponemos a definir una serie como 'Hércules', las palabras más sencillas que nos vienen a la mente son: "es la adaptación de las aventuras del personaje de la mitología romana". Pues, en fin, esto es tan verdad como mentira y si habéis visto la serie seguro que sabéis a qué me refiero. Hércules es uno de los personajes más importantes de la tradición clásica, pues es un semidiós, dotado de una gran fuerza y otras virtudes, sí.
Pero de ahí, a decir que esta serie nos contaba la mitología clásica hay un trecho muy largo y con muchas curvas. Para empezar, se mezclaban la tradición romana y griega a placer, uniendo nombres de personajes que pertenecen a cosmogonías diferentes. Salían todos los dioses, los héroes, las leyendas... y podíamos ver en ellos un reconocimiento de la historiografía, pero las aventuras y los personajes aparecían sin ton ni son, y sin respetar sus orígenes.
Entendámonos, esta serie no quería ilustrarnos sobre la religión clásica, sino aprovechar unos básicos conocimientos generales y un potencial dramático y de acción enormes para llevarnos a aventuras de 40 minutos con las que disfrutar plenamente sin plantearnos ninguna cuestión histórica. A esta parte tan lúdica contribuían todos los efectos especiales y los monstruos de serie B que nos acompañaban, un deleite para los seguidores más kitsch.
Aventuras y personajes
Así, las tramas de cada episodio nos contaban la llegada de Hércules y su compañero Iolaus a un poblado en el que una cuestión sobrenatural (pero tratada desde la normalidad del que vive con ello) complicaba la vida de los habitantes. También había una trama "horizontal" que nos hablaba de las venganzas que Hera, la esposa de Zeus, iniciaba contra Hércules por ser éste hijo del dios con la humana Alcmene.
En fin, los personajes tampoco eran ninguna maravilla narrativa así con recovecos, matices, luces y sombras. Teníamos a Hércules que, básicamente, era perfecto, y a su escudero Iolaus que era un poco menos perfecto pero que junto a Hércules aprendía lo poco que le hacía falta para crecer. Después, había un sinfín de secundarios que, con el paso de los capítulos, volvían a aparecer y que protagonizaban muchas escenas cómicas y divertidas, generaban nuevos conflictos y daban vidilla a una serie en la que no faltaba ni un ingrediente.
'Hércules, sus viajes legendarios' no es la mejor serie de la historia, ni lo pretendía. No respetaba las épocas ni las referencias históricas, contaba con personajes planos, cuadriculados, con malos muy atroces y monstruos de toda índole. Y aún así, consiguió ganarse un hueco en nuestros corazones. Y es que muchas veces, la pasión y vitalidad que despierta una ficción puede más que todos los elementos de engranaje que queramos incluir.
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