La noticia de que una cadena nacional, muchos dicen que es Telecinco pero ellos no lo confirman, está preparando la adaptación de ‘Boys and girls alone’, un reality con niños que viven solos, me ha hecho pensar en la evolución del papel de los menores en la televisión patria y concluir que un reality con niños de hasta 12 años sólo es un escalón más que tendríamos que haber imaginado viendo el camino que iban tomando las cosas.
No me refiero a la imagen que se da de los menores en televisión, que ha cambiado mucho, ni a la escasa protección que tienen en los medios más sensacionalistas. En ambos casos se supone una manipulación, bien por la característica intrínseca de la ficción o por la falta de rigor informativo. Estoy pensando sobre todo en esos programas en los que los niños, actuando como tal y siendo explotada esa imagen por parte de las cadenas, desempeñan papeles que no les corresponden en edad.
No hace mucho en la mayoría de los programas en los que salían niños, por no decir todos, ellos se limitaban a ser niños, sin más. Pensad en ‘Barrio Sésamo’ u otras ofertas similares. Todavía podemos encontrar programas con esta característica pero cada vez es más difícil sobre todo porque el horario infantil ha desaparecido de las generalistas. Pese a esto los niños siguen saliendo en televisión pero lo hacen en programas de otro tipo y comportándose como adultos.
Concursos
En este apartado conviene distinguir las ediciones infantiles de concursos como las del ‘Un, dos, tres…’, ‘VIP Guay’ o ‘La ruleta de la suerte’ en las que los niños juegan a su nivel sin más, y los concursos en los que forman parte del programa y su imagen es utilizada. En el caso de ‘Sabes más que un niño de primaria’ está claro que sirven para ridiculizar a los adultos. ‘Juego de niños’ era bastante más inocente en este sentido pero eso puede deberse a que es de de hace más tiempo. Podríamos colgarle la etiqueta de precursor en la tendencia, aunque no tenía tanta mala idea.
Debates
Los menores se han convertido también en altavoces de la opinión pública. Sentados en platós expresan con su inocencia reflexiones que hemos de suponer que se les ocurren a ellos pero que muchas veces forman parte de guiones pensados y escritos por adultos. Es el caso de ‘Ya te vale’, donde Gemma Nierga intentó sin fortuna interesar a la audiencia con esta mezcla de actualidad e inocencia infantil, o ‘Menuda noche’, el programa de Juan y Medio en Canal Sur, donde incluso entrevistan a famosos y les ponen en un brete con sus incisivas preguntas de actualidad rosa. En ‘No es programa para viejos’ Patricia Gaztañaga se pegó el castañazo intentando modernizar la fórmula de ‘Hablando se entiende la basca’. En ambos casos, las historias supuestamente reales servían para hacer un mosaico de temas propios de la juventud. El colmo en este sentido fue la niña reportera de ‘El método Gonzo’, que hacía preguntas incisivas a pie de calle a personalidades de la política.
Talent show
La imagen de arriba es de los ‘Premios Veo Veo’, patrocinados por Teresa Rabal y retransmitidos por televisión. Fundados en 1995 su objetivo es ayudar a la infancia pero son la semilla de lo que vendrá después. He dedicado un hueco a los talent show, al margen de los realities, porque en estos espacios los niños interpretan papeles pero su realidad queda al margen. En esta categoría también entran propuestas como ‘Menudas estrellas’ o ‘Eurojunior’, en los que sigue primando la propuesta artística aunque los menores empiezan a parecer adultos enanos. La versión culminante de estos casos es ‘Tienes talento’ y ‘Tú sí que vales’, que se acercan mucho a la telerealidad.
Realities
Aquí sí que entra todo. En esta categoría hay un mejunje que ha culminado en la noticia que comentaba al principio. Tenemos menores en programas de coaching como ‘Supernanny’, ‘SOS Adolescente’, ‘Hermano mayor’, ‘Madres adolescentes’ o ‘De patitas en la calle’; en programas pensados para adultos como ‘Libertad vigilada’; en reformulaciones de realities como el próximo ‘Curso del 63’ de Antena 3 o ‘Fama School’; o en docushows como ‘Una cámara en mi casa’. En todos los casos la utilización que se hace de la imagen del menor es cuestionable, se le somete a presiones innecesarias, vive circunstancias especiales y siempre, siempre, lo hace con el consentimiento de los padres.
No me digáis que visto así la evolución no es espeluznante. Después de todo lo dicho ya no me extraña que hagan un reality con niños, lo que me preocupa es pensar qué se inventarán después de eso.
En ¡Vaya Tele! | La polémica del primer reality show con niños