Lo reconozco. Soy un trasnochador. No pertenezco a ese selecto club que se va a la cama cuando termina su programa preferido en la televisión y aguanto despierto algunas horas más entre refritos de capítulos de series que ya casi conozco de memoria. Y no hay una sola noche en la que no recuerde aquellos años en los que las cadenas de televisión apostaban por espacios de producción propia, fichando a presentadores de renombre y derrochando personalidad en una franja que permitía imponer un estilo desenfadado que no solía pasar desapercibido por la audiencia.
En el recuerdo quedan varios programas, que se continuaron en nuestra parrilla y le dieron al late night en España el molde que se sigue aprovechando con tanto éxito en otros países. 'Esta noche cruzamos el Mississippi', 'Crónicas marcianas', 'Buenafuente' o 'Noche Hache' han sido algunos de los programas que han brillado en el late night de varias de las cadenas de nuestro país, obteniendo el respaldo de buena parte de la audiencia que encontraba en estos espacios la compañía necesaria antes de ir a la cama. En nuestra historia reciente ha habido otros, que lo intentaron y se quedaron en el camino, pero que mostraron el interés que tenían las cadenas en apostar por este tipo de formatos, un interés que brilla por su ausencia en la actualidad.
Hoy en el late night español hay un gran desierto, un vacío que se cubre con programas rentables y cuya emisión no tenga demasiado riesgo. En ocasiones puntuales podemos encontrar, por ejemplo, algún programa especial en Telecinco o Antena 3, motivado por un espacio previo del que se pretende sacar el máximo partido posible. Nada que tenga que ver con la esencia del late night a nivel nacional con el que el público pueda sentirse satisfecho. Desde que 'Buenafuente' se despidió de laSexta en 2011, nadie lo ha vuelto a intentar, al menos con una oferta sólida que llegue decidida a recuperar el espíritu del late night.
Las causas de este abandono son diversas. Desde la falta de inversión con la que cuenta las cadenas hasta la mala programación que estas han hecho de sus productos cuando estaban en emisión. Muy ocurrentes eran los chistes que Buenafuente hacía sobre la hora a la que se emitía su programa, que no contaba con un horario fijo y que a veces se trasladaba a la avanzada madrugada, algo que hasta a los más trasnochadores nos costaba seguir. Este hecho, que va en contra del principio de fidelización de la audiencia, fue uno de los motivos que llevó al humorista a intentarlo en el prime time, volviendo a Antena 3 con 'Buenas noches y Buenafuente', un espacio que no tuvo la acogida necesaria para seguir en antena.
En la fragmentación de las audiencias con la expansión de la TDT podemos encontrar otra de las causas que han propiciado esta desaparición, ya que la audiencia se desperdiga entre diversas ofertas recurrentes de otras parrillas. Me refiero a, por ejemplo, las repeticiones de 'Aquí no hay quien viva' en Neox o 'La que se avecina' en Factoría de Ficción, que cuentan con un público fiel a partir de una programación barata con la que tendría que luchar cualquier programa de late night que se estrenara actualmente en televisión.
Lo cierto es que nuestra programación parece no estar completa sin uno de estos espacios, que nos permitan despedir el día con una sonrisa. Particularmente admito mi predilección hacia el show que Andreu Buenafuente nos presentaba cada día, aunque a veces tuviera que esperar demasiado para disfrutar de su aparición en la pequeña pantalla. Su tipo de humor, su mirada hacia la actualidad y sus entrevistas contaban con mi complicidad y desde su desaparición he quedado algo huérfano televisivamente hablando. Por eso, recibiría con entusiasmo la noticia de la preparación de un nuevo programa para esta franja, que si llegara con una buena propuesta bajo el brazo contaría con mi fidelidad como recompensa.
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