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Nuestro Nostalgia TV tiene hoy una razón de ser muy especial. Esta semana nos desayunábamos con la triste noticia del fallecimiento de Fernando Argenta, ese gran comunicador y amante de la música clásica. Argenta tuvo clara, desde niño, su afición por lo musical y compatibilizó sus estudios de derecho con su carrera artística. Formó parte de aquel grupo rockero Micky y los Tonys, surgido en los 60, y en 1976 creó para RNE ese gran programa radiofónico llamado 'Clásicos populares', que seguro todos conocéis y que ha sido un gran impulsor de la difusión de la música en nuestro país.
Pero si nos fijamos en nuestro medio, es más que probable, al hablar de su figura, que automáticamente os acordéis de un estupendo programa de TVE que se llamó 'El conciertazo', que se emitió con el nuevo siglo y que ayudó a transmitir a los niños espectadores (y a muchísimos adultos) toda la pasión y la magia que despierta la música clásica. Desde esta sección, aquí va nuestro sentido homenaje a este gran profesional, recordando uno de los espacios televisivos de los que todos debemos sentirnos orgullosos: 'El conciertazo'.
Un programa para no olvidar
'El conciertazo' es un programa que nació en 2000 y que tuvo que despedirse de nosotros en 2009, debido a los problemas derivados de la crisis económica (qué triste tener que hablar también de ello en nuestra sección más nostálgica), por los que los trabajadores de TVE sufrieron un expediente de regulación de empleo que afectó a algunos de sus más carismáticos presentadores, como es el caso de Fernando Argenta. La cuestión es que durante años, si sintonizábamos la 2 los sábados por la mañana, mientras mordisqueábamos con agradable pereza la tostada del prometedor fin de semana, podíamos deleitarnos con este fabuloso programa.
Didáctico, entretenido, comprometido, divertido... muchísimos calificativos podrían servir para valorar un programa como éste. Se trataba de un espacio para niños, pensado, primordialmente, para acercar la música clásica a los más pequeños. Para ello, Argenta ponía en marcha todo su talento de "showman", su simpatía, su gracejo, su pasión por lo que estaba explicando y organizaba un auténtico concierto en el que la orquesta interpretaba los fragmentos más conocidos y populares de las grandes obras de la música clásica.
Aprender y disfrutar
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Para que el objetivo se cumpliera, era muy importante aderezar la parte musical con otros ingredientes. En primer lugar, había una espectacular puesta en escena en la que participaban actores caracterizados como los personajes de la pieza interpretada, que bailaban, gesticulaban y hacían partícipe al embelesado público. Por lo que hadas, caballeros, animales de toda índole, duendes o príncipes se pasearon por el escenario de este programa durante años, haciendo las delicias de todos nosotros.
Era fundamental explicar qué tipo de pieza se estaba ejecutando, así como su esencia y su importancia, por lo que Argenta ofrecía una parte más didáctica, en la que nos contaba, ni más ni menos, qué era la obra que veíamos y escuchábamos. Las explicaciones servían a ese sentido didáctico y enriquecedor que tanto echamos a veces de menos en nuestra tele. Pero no se trataba de una exposición dogmática, enrevesada y aburrida. Todo lo contrario, las explicaciones eran divertidas y apasionantes y se lograba que el espectador se viera imbuido por toda la magia y el regocijo que el autor de la pieza quiso mostrar.
Una parte fundamental del éxito del programa radicaba en el hecho de que verdaderamente se desarrollaba un concierto en el que la orquesta tocaba en directo para deleitar al público presente en la sala. La interacción entre la orquesta, el presentador y la audiencia producía un efecto estupendo, pues lograba implicar al público, al ofrecerle divertidos sketches que, con muy poca puesta en escena, conseguían realzar el interés de lo que se estaba interpretando. En palabras del propio Fernando Argenta:
En "El Conciertazo" no existe la barrera entre la orquesta, el director y el público. La interacción es la base que sirve para que los niños y el público, en general, participen en un concierto. Los primeros, actuando al hilo de la música en diferentes ocasiones y, tanto los padres como los niños, interviniendo activamente en alguna que otra obra. Todo ello mantiene viva la atención de los más pequeños a los que les encanta salir y actuar, o ver a otros niños sobre el escenario, constituyendo una auténtica fiesta familiar en torno a la música clásica.
Interpretación viva
Otra de las virtudes del programa era hacer al público partícipe no sólo a través de explicaciones o buenos espectáculos, sino dándole un papel principal en el desarrollo del show. Los niños salían voluntariamente (esa cara de ilusión ansiosa que tiene el "¿seré yo?" previo) y se vestían para interpretar alguno de los papeles esenciales de la pieza. Podían ser los actores que encarnaran la acción, o los directores de orquesta que dirigían a los músicos... Una arma muy inteligente pues pocas cosas pueden implicar tanto al público como hacerle partícipe y co-creador del espectáculo.
Además, Argenta contaba con la colaboración de grandes secundarios. No debemos olvidar a Araceli González, co-presentadora del programa de radio 'Clásicos populares' y tan amante de la música clásica y del deseo de contagiar esta pasión como el propio Argenta. Había además, diferentes secciones, como la destinada a hablar de los preceptos de la danza clásica, o las divertidas apariciones de marionetas recurrentes que cumplían la función más clásica de divertir a los niños y "aprender" los contenidos y "mostrar" sus dudas, al nivel identificativo más funcional. Todo estaba pensado para pasar un rato agradable y, por ello, también había juegos, como 'De momento, acierta el instrumento', en el que los niños debían reconocer el instrumento que se estaba tocando
En fin, que 'El conciertazo' fue un gran programa que no sólo ayudó a divulgar la música clásica y hacerla entendible a los niños (y mayores) sino que también supuso un programa muy bien hecho, que sabía cómo enseñar divirtiendo y que consiguió numerosos galardones, como el que ganó en 2001 de manos de la Academia de las Ciencias y Artes. Sin duda, muchos de nosotros no podremos olvidarlo fácilmente, ni tampoco a su mítico presentador, el inconfundible Fernando Argenta.
Ficha Técnica: 'El conciertazo'
Nuestro Nostalgia TV tiene hoy una razón de ser muy especial. Esta semana nos desayunábamos con la triste noticia del fallecimiento de Fernando Argenta, ese gran comunicador y amante de la música clásica. Argenta tuvo clara, desde niño, su afición por lo musical y compatibilizó sus estudios de derecho con su carrera artística. Formó parte de aquel grupo rockero Micky y los Tonys, surgido en los 60, y en 1976 creó para RNE ese gran programa radiofónico llamado 'Clásicos populares', que seguro todos conocéis y que ha sido un gran impulsor de la difusión de la música en nuestro país.
Pero si nos fijamos en nuestro medio, es más que probable, al hablar de su figura, que automáticamente os acordéis de un estupendo programa de TVE que se llamó 'El conciertazo', que se emitió con el nuevo siglo y que ayudó a transmitir a los niños espectadores (y a muchísimos adultos) toda la pasión y la magia que despierta la música clásica. Desde esta sección, aquí va nuestro sentido homenaje a este gran profesional, recordando uno de los espacios televisivos de los que todos debemos sentirnos orgullosos: 'El conciertazo'.
Un programa para no olvidar
'El conciertazo' es un programa que nació en 2000 y que tuvo que despedirse de nosotros en 2009, debido a los problemas derivados de la crisis económica (qué triste tener que hablar también de ello en nuestra sección más nostálgica), por los que los trabajadores de TVE sufrieron un expediente de regulación de empleo que afectó a algunos de sus más carismáticos presentadores, como es el caso de Fernando Argenta. La cuestión es que durante años, si sintonizábamos la 2 los sábados por la mañana, mientras mordisqueábamos con agradable pereza la tostada del prometedor fin de semana, podíamos deleitarnos con este fabuloso programa.
Didáctico, entretenido, comprometido, divertido... muchísimos calificativos podrían servir para valorar un programa como éste. Se trataba de un espacio para niños, pensado, primordialmente, para acercar la música clásica a los más pequeños. Para ello, Argenta ponía en marcha todo su talento de "showman", su simpatía, su gracejo, su pasión por lo que estaba explicando y organizaba un auténtico concierto en el que la orquesta interpretaba los fragmentos más conocidos y populares de las grandes obras de la música clásica.
Aprender y disfrutar
Para que el objetivo se cumpliera, era muy importante aderezar la parte musical con otros ingredientes. En primer lugar, había una espectacular puesta en escena en la que participaban actores caracterizados como los personajes de la pieza interpretada, que bailaban, gesticulaban y hacían partícipe al embelesado público. Por lo que hadas, caballeros, animales de toda índole, duendes o príncipes se pasearon por el escenario de este programa durante años, haciendo las delicias de todos nosotros.
Era fundamental explicar qué tipo de pieza se estaba ejecutando, así como su esencia y su importancia, por lo que Argenta ofrecía una parte más didáctica, en la que nos contaba, ni más ni menos, qué era la obra que veíamos y escuchábamos. Las explicaciones servían a ese sentido didáctico y enriquecedor que tanto echamos a veces de menos en nuestra tele. Pero no se trataba de una exposición dogmática, enrevesada y aburrida. Todo lo contrario, las explicaciones eran divertidas y apasionantes y se lograba que el espectador se viera imbuido por toda la magia y el regocijo que el autor de la pieza quiso mostrar.
Una parte fundamental del éxito del programa radicaba en el hecho de que verdaderamente se desarrollaba un concierto en el que la orquesta tocaba en directo para deleitar al público presente en la sala. La interacción entre la orquesta, el presentador y la audiencia producía un efecto estupendo, pues lograba implicar al público, al ofrecerle divertidos sketches que, con muy poca puesta en escena, conseguían realzar el interés de lo que se estaba interpretando. En palabras del propio Fernando Argenta:
En "El Conciertazo" no existe la barrera entre la orquesta, el director y el público. La interacción es la base que sirve para que los niños y el público, en general, participen en un concierto. Los primeros, actuando al hilo de la música en diferentes ocasiones y, tanto los padres como los niños, interviniendo activamente en alguna que otra obra. Todo ello mantiene viva la atención de los más pequeños a los que les encanta salir y actuar, o ver a otros niños sobre el escenario, constituyendo una auténtica fiesta familiar en torno a la música clásica.
Interpretación viva
Otra de las virtudes del programa era hacer al público partícipe no sólo a través de explicaciones o buenos espectáculos, sino dándole un papel principal en el desarrollo del show. Los niños salían voluntariamente (esa cara de ilusión ansiosa que tiene el "¿seré yo?" previo) y se vestían para interpretar alguno de los papeles esenciales de la pieza. Podían ser los actores que encarnaran la acción, o los directores de orquesta que dirigían a los músicos... Una arma muy inteligente pues pocas cosas pueden implicar tanto al público como hacerle partícipe y co-creador del espectáculo.
Además, Argenta contaba con la colaboración de grandes secundarios. No debemos olvidar a Araceli González, co-presentadora del programa de radio 'Clásicos populares' y tan amante de la música clásica y del deseo de contagiar esta pasión como el propio Argenta. Había además, diferentes secciones, como la destinada a hablar de los preceptos de la danza clásica, o las divertidas apariciones de marionetas recurrentes que cumplían la función más clásica de divertir a los niños y "aprender" los contenidos y "mostrar" sus dudas, al nivel identificativo más funcional. Todo estaba pensado para pasar un rato agradable y, por ello, también había juegos, como 'De momento, acierta el instrumento', en el que los niños debían reconocer el instrumento que se estaba tocando
En fin, que 'El conciertazo' fue un gran programa que no sólo ayudó a divulgar la música clásica y hacerla entendible a los niños (y mayores) sino que también supuso un programa muy bien hecho, que sabía cómo enseñar divirtiendo y que consiguió numerosos galardones, como el que ganó en 2001 de manos de la Academia de las Ciencias y Artes. Sin duda, muchos de nosotros no podremos olvidarlo fácilmente, ni tampoco a su mítico presentador, el inconfundible Fernando Argenta.
Un programa para no olvidar
Ficha Técnica: 'El conciertazo'
[[image: {"alt":"conciertazo-dvd","src":"e0ad2d\/650_1000_conci-dvd-1","extension":"jpg","layout":"small","height":130,"width":100}]] <li><strong>Género</strong>: Música</li>
<li><strong>Cadena</strong>: TVE</li>
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