Además de todas estas opiniones, yo voy a contar una más. En otoño de 1999, por temas de trabajo, viajé a Estados Unidos. Haciendo zapping, encontré la franquicia americana del "Quién quiere ser millonario", que por aquel entonces presentaba en España con gran éxito Carlos Sobera (mmm... ¿quién ha detenido el tiempo? Bueno, esa es otra historia). El hecho es que, casualidades de la vida, resultaba ser el programa en el que el concursante llegaba al final, y podía obtener el premio máximo. ¿Y sabéis lo que hizo? Utilizó el comodín de la llamada para llamar a su contacto (no recuerdo quién sería) y decirle que iba a ganar el premio. Exactamente igual que había pasado en España, cuando el concursante llamó a su mujer para decirle que "voy a ganar 50 millones" con una pregunta cuya respuesta era "La cupra". ¿Casualidad? No lo sé, a mí las casualidades siempre me escaman. En su momento, pensé que de lo que se trataba era de una estrategia que se utilizaría en todos los países donde se emitiera el programa. Cuando se ve que las audiencias flojean, entregas el premio gordo. Al ser el programa grabado, tienes una, dos o más semanas para ir "calentando" la audiencia en los distintos medios. Además, de una forma "espectacular" (y el concursante, sobrado, utilizando el último comodín simplemente para informar a su contacto, es bastante espectacular), lo que hace que el programa esté en boca de todos.
Y a tirar durante otra temporadita.
Sé que suena a teoría de la conspiración. Pero yo solo cuento lo que vi. Que cada uno saque sus conclusiones.