Es evidente que la pequeña pantalla se ha entusiasmado con el mundo culinario. Los cocineros tienen más presencia que nunca en televisión y las competiciones de cocina se suceden en la parrilla buscando diferenciarse de su predecesora y ofreciendo ingredientes con los que enganchar al público. En este contexto ha surgido 'Deja sitio para el postre', el talent show de Cuatro que ya en el nombre hace un guiño al espectador que comienza a estar saturado de estos espacios y al que le va costando precisamente hacer un hueco más para digerir un nuevo plato.
'Deja sitio para el postre' arrancó la semana pasada después de varios especiales de calentamiento, en los que pudimos ver el proceso de casting, y que pudieron despistar a la audiencia al no saber cuando comenzaba realmente la competición. El programa oficial arrancó el pasado martes, día en el que vimos la mecánica que seguirá el concurso y el proceso de eliminación de concursantes. Tras las dos primeras entregas oficiales, que se han mantenido con buenos datos en el prime time de Cuatro, el primer balance que podemos hacer de 'Deja sitio para el postre' es positivo, aunque existen elementos que hacen que el formato no esté siendo todo lo atractivo que puede llegar a ser.
Es en el ritmo donde 'Deja sitio para el postre' presenta su mayor problema, ya que cada una de sus entregas se hacen excesivamente largas y el desarrollo de las pruebas no obtienen un tono donde la competición o las dificultades a la hora de enfrentarse a cada reto queden remarcados, algo que va de más a menos a lo largo de cada programa. Las pruebas en las que los equipos compiten entre sí consiguen tener más fuerza que en el resto, ya que no solo vemos los obstáculos de trabajar en equipo sino que también es más espectacular el resultado de su esfuerzo. Aún así, ninguna de estas partes están presentadas de manera que se busque alcanzar un buen ritmo televisivo que a veces es esencial en programas de este tipo.
Pierde así un punto interesante a explotar pese a que cuenta con una ventaja con respecto al resto de programas. Se trata del factor que juega la creación de esos postres, que para la audiencia tienen un punto de atracción extra que cualquier otro plato. El mundo de la repostería es un ámbito que puede casar muy bien con la televisión, debido a que los postres y pasteles suelen ser más visuales. En este terreno es más fácil que la audiencia se posicione como un miembro más del jurado , pudiendo elegir entre el postre que ha conseguido una mejor presentación (uno de los objetivos) pese a que en esta ocasión tampoco pueda juzgar de primera mano el resultado del trabajo.
De todos los programas que ha estrenado Cuatro en lo que va de 2014, 'Deja sitio para el postre' aparece como uno de los más interesantes y el que le puede dar más alegrías de cara al futuro. La explicación de las técnicas usadas, las creaciones de Paco Torreblanca o el papel de los mentores y jurado (que sin llegar a destacar realizan correctamente su función) son otros de los elementos secundarios que favorecen al formato. El único gran inconveniente es que le sobran minutos de duración, que hace que la competición sea menos consistente y atractiva para los espectadores.
En ¡Vaya tele! | 'Deja sitio para el postre', el talent culinario versión Mediaset
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