Y ya de paso, les une con el siglo XVI, pero ese es otro asunto. ¡Santas bat-casualidades, Batman!
Es muy fácil reírse del Batman de los años 50 sin entender de dónde viene. Sin embargo, esas portadas estrambóticas en las que se enfrentaba a monos y monstruos espaciales tenían sentido para la época, cuando el Comics Code impidió que en las viñetas salieran vampiros, zombies, hombres lobo y hasta criminales (en el caso de que el crimen le saliera bien, ¡o si el criminal fuera simpático!). El Batman oscuro que se había ideado en 1939 quedó a un lado y nació el camp, lo luminoso, el color, el absurdo, el bat-perro y los bat-gorilas. La mala (o buena) suerte hizo que esos fueran los cómics que se leyeran para preparar la serie de 1966.
No comics, no code
En 1964, DC había decidido recuperar a Batman con todas las de la ley y dejar a un lado las historias infantiles y absurdas de la mano de Carmine Infantino y John Broome. Más realismo, más crudas, más actuales y preparadas para competir contra los nuevos cómics de Marvel que en aquel entonces habían surgido con fuerza. La edad dorada quedaba atrás y el público estadounidense adulto estaba preparado para conocer a un héroe que, hasta ese momento y para sorpresa del siglo XXI, solo era propiedad de los niños.
Dos años después de crear un nuevo status quo para el superhéroe en los cómics, en otro lugar de Estados Unidos, William Dozier, productor de cine (la más famosa, 'Carta de una mujer desconocida') recibió el encargo de hacer una nueva serie para adultos basada en 'Batman' después de que uno de los ejecutivos de la cadena ABC viera el serial de los 40 de pura casualidad en la mansión Playboy. Una concatenación de casualidades que terminó con Dozier comprando unos cuantos tebeos del personaje para hacerse una idea de qué demonios iba la cosa.
Quiso la casualidad que entre esos ejemplares se encontrara el 'Giant Batman Annual' de 1965, que, al contrario que los Annuals de la competencia, que mezclaban historias nuevas y antiguas, era solamente una recopilación de antiguos números. Concretamente, de los años 50, de esa época que DC estaba intentando dejar atrás... y el productor creyó que era la norma. ¿Cómo convertir en una serie tan infantil en un éxito para toda la familia? Solo había una solución, y es la que todos conocemos: exagerarla. De una manera inesperada, y durante dos décadas y media, el Batman que conocía el público general no fue el tétrico Señor de la Noche, sino el colorido y camp mamarracho que baila el batusi con Catwoman. Y nada de lo que hiciera Frank Miller podía cambiar esa opinión.
¡Santos bat-bustos!
Visto así, 'Batman y Robin' tiene más sentido de lo que creemos: Tim Burton le dio al héroe a un estatus completamente distinto, pero gran parte de la sociedad estadounidense seguía esperando que aparecieran onomatopeyas y utilizaran un bat-repelente para tiburones. Joel Schumacher la rodó tratando de aunar a ambas partes del público (y fracasó en el camino). Al final, entre estas dos maneras de ver al Señor Oscuro, el tiempo le dio la razón a Burton, y a nadie se le ocurriría hoy en día (salvo en homenajes como 'El regreso de los cruzados enmascarados') tratar de volver a aquel momento loco.
Por eso es tan llamativo que en 'The Batman', la cinta de Matt Reeves protagonizada por Robert Pattinson (y de la que tendremos secuela en octubre de este año), haya un homenaje a aquella serie. Es en la Mansión Wayne, donde vemos un busto de Shakespeare acompañando a Alfred. Si fuiste de los afortunados que vieron el 'Batman' de Adam West ya sabrás que el pasaje a la bat-cueva se activaba pulsando un botón... escondido dentro de un busto de William Shakespeare. ¡Ba-zoom!
Si hacemos un poco de encaje de bolillos podemos ver otro guiño al 'Batman' de 1966: la película nos presenta al héroe enmascarado luchando contra Enigma, el Pingüino y Catwoman, con un cameo final de Joker. Estos cuatro eran los villanos de 'Batman: La película', que en 1966 se estrenó solo dos meses después del último episodio tratando de aguantar el tirón de las audiencias. Seguro que no se esperaban que 55 años después aún se seguiría haciendo referencia a ella... mientras todos cruzamos los dedos para que no se repita una adaptación así. ¡Santos bat-guiños, Batman!
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