El equipo encargado de los castings es harina de otro costal.
Miqui Puig (que dice en su presentación "yo conseguí el éxito con Los Sencillos y ahora busco al siguiente"... si, chato, ¡pero estamos hablando de 15-20 años atrás!), Eva Perales (que en su presentación dice que ha sido road manager y descubridora de "los grupos más importantes"... sin citar ninguno, por si acaso) y Jorge Flo (el más sensato de los tres) forman el trío de cancerberos que abren o cierran las puertas a los aspirantes. La consigna parece clara: si Risto Mejide funcionó en OT... hagamos lo mismo, o más exagerado si es posible. Mucha bordería, frases presuntamente ingeniosas y una actitud de "yo sé lo que es el Factor X, de hecho soy la viva imagen de ello, y tú no" que tira para atrás.
Y de momento, esto es lo que hay. La única y pequeña novedad es ver cómo se les está dando algo de cancha a personas más mayores o a conjuntos, pero básicamente estamos en las mismas. La primera edición de OT fué una revolución por todo, por planteamiento, por la ingenuidad de los participantes, por el impacto en la sociedad... y en general creo que porque superó las expectativas y la planificación de la propia productora. Las siguientes han ido ganando en sensación de "prefabricación" y de "máquina de hacer churros" (en el sentido que se quiera tomar). Y Factor X parece que va por la misma vía, corregida y aumentada.