En esta su segunda etapa en España, Caiga quien caiga mantiene alguno de los factores que le hicieron un éxito en los años 90: principalmente, que supone una mirada crítica y desenfadada sobre la actualidad. Esa capacidad de reirse del mundo y de poner en evidencia los aspectos absurdos de la realidad le da una línea muy reconocible que ha mantenido hasta ahora.
Sin embargo, hay una serie de aspectos que me hacen echar de menos la época dorada en la que El Gran Wyoming lideraba a los reporteros de negro. Primero, por mucho que lo intente, Manel Fuentes no es Wyoming. Y dado que es el que lleva el peso del programa, eso se nota y mucho. En cuanto a los reporteros, salvo alguna excepción, los de la época anterior tenían mucha más "chispa" y hacían de sus reportajes algo más entretenido. Por último, las secciones que en esta etapa amenizan el programa (el Top Five de la Televisión, Las Cucarachas, etc.) me resultan menos... graciosas.
Pero quizás lo único que ocurre es que el tiempo pasa. Y lo que en los 90 era un programa sorprendente y con ciertos rasgos de anti-sistema (y aquello de "dar las gafas del programa" o acercarse a los políticos era una proeza), ahora es un programa más plano. No en vano, "el reportero de CQC" es ya un personaje reconocible en cualquier acto social o político que tiene una facilidad pasmosa para acceder a prácticamente cualquiera. Y lejos de resultar sorprendente, "el estilo CQC" se ha extendido por multitud de programas que mandan a sus reporteros a intentar calcar esos reportajes.
Aun así, aquí sigue. Y con el beneplácito de los lectores. Así que... ¡por muchos años más!