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¡Ah, los domingos! Ese día insustancial, necesario, pero al mismo tiempo anodino, que solemos pasar resistiéndonos a la idea de que el fin de semana se acaba y el ciclo empieza de nuevo. Los domingos son para procrastinar o como mucho para ir a la playa en verano o para ver series bajo una mantita en invierno. Y, por supuesto, para leer nuestra sección Nostalgia TV.
Pero allá por 1984, los domingos eran, precisamente, el día en que los niños de la generación de 'La Bola de Cristal' (se estrenaría ese mismo año, meses después), disfrutábamos del final de la semana con las aventuras de Miguel de la Quadra-Salcedo -el auténtico protagonista- en 'A la caza del tesoro'. Hagamos memoria tras el salto.
Lo más moderno de los 80
¡Y con música de Azul y Negro para la cabecera! Desde luego este programa era un alarde de modernidad, muy especialmente en el aspecto técnico. Situémonos: 1984, la era pre-Internet; no sólo no hay teléfonos móviles, es que para llamar a otra provincia española hay que poner una conferencia. Y sin embargo, 'A la caza del tesoro' se basaba en una hora de conexión vía satélite con el ex-atleta olímpico y ex-reportero de guerra reconvertido en reportero de aventuras, Miguel de la Quadra-Salcedo, que podía estar en cualquier rincón del planeta: desde Colombia a la India, pasando por Australia o Las Vegas. En plató, Isabel Tenaille acompañaba a los "aventureros en casa".
¿Pero de qué iba este concurso? Podríamos definirlo como un crossover entre 'El tiempo es oro' y 'Españoles en el mundo'. Por un lado, la pareja de concursantes en plató tenía que resolver tres enigmas sin ayuda de Google, tirando de enciclopedias, mapas y documentación facilitada por el programa (pistas). Con esta información debían guiar al reportero de la Quadra, que esperaba con su helicóptero las instrucciones de los concursantes.
La resolución de los enigmas (siempre relacionados con las localizaciones en las que se desarrollaba cada programa) les permitían conducir a Miguel de la Quadra hasta el lugar exacto del "tesoro"; y los tesoros se traducían en "suculentos" premios: 100.000 pesetas, 200.000 pesetas y una vuelta al mundo. Pero el tiempo también era oro en este programa y sólo contaban con 45 minutos para lograrlo. Y con la ayuda del reportero, claro.
La función didáctica (como buen programa del ente) la cumplían mostrándonos parte de la cultura de cada país. Allá donde aparecía de la Quadra había una especie de teatrillo montado: desde una lucha con ninjas en Hong Kong, en la localización de una película del género hasta danzas tribales, para la supuesta sorpresa del reportero: "Parece que hay algún tipo de celebración", decía, mientras se desplegaban todos los medios posibles (si me apuras, hasta el Ministerio de Asuntos Exteriores colaboró en el programa).
Todo un despliegue de medios
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Gracias a un equipo técnico inspirado en los trajes de Los Cazafantasmas (precisamente del mismo año) que de la Quadra porteaba, el programa podía trasladarse a cualquier lugar de los cinco continentes. La conexión vía satélite convertía a este espacio en algo realmente costoso. Pensad que no existían las alternativas tecnológicas de hoy en día y que permiten sustituir toda esa parafernalia por una mochila y un móvil.
Esto contrastaba con la imagen en plató, que, pese al decorado con aires futuristas, no contaba con los recursos tan habituales en la televisión actual. Ni infografías, ni paneles electrónicos: mapas políticos, como los que usábamos en EGB y todo en formato papel. Suponemos que para no ponérselo demasiado fácil, tampoco podían ver al reportero, sólo escucharle a través de unos aparatosos cascos. Contaban, eso sí, con la ayuda de la presentadora, que les iba dirigiendo o, cuanto menos, reconduciendo.
'A la caza del tesoro' fue una adaptación del formato original francés ('La Chasse aux trésors', 1981-1985) y que llegó a varios países. Sin embargo, no duró mucho en la parrilla de TVE, apenas un par de meses (enero-febrero de 1984); es fácil suponer que ese despliegue de medios tuvo algo que ver: según este documento, la Memoria de la Dirección de programas de TVE, publicado en el diario El País en 1985, a TVE le costaba la friolera de 234.553 pesetas cada minuto de realización de este novedoso formato.
Aunque el espacio no triunfara, Miguel de la Quadra-Salcedo no abandonó la profesión. Curtido en los escenarios más duros (cubrió diversos conflictos bélicos, incluso la Guerra de Vietnam como reportero de TVE), siguió viajando por el mundo, aunque para contarnos cosas mucho más amables. Así, creó 'Aventura 92' -posteriormente rebautizado por cuestiones de patrocinios como 'Ruta Quetzal BBVA'-, que llevaba a la muchachada de expedición a conocer mundo durante un mes y medio. Pero, como diría Michael Ende, "esa es otra historia y deberá ser contada en otro momento".
Ficha Técnica: 'A la caza del tesoro'
¡Ah, los domingos! Ese día insustancial, necesario, pero al mismo tiempo anodino, que solemos pasar resistiéndonos a la idea de que el fin de semana se acaba y el ciclo empieza de nuevo. Los domingos son para procrastinar o como mucho para ir a la playa en verano o para ver series bajo una mantita en invierno. Y, por supuesto, para leer nuestra sección Nostalgia TV.
Pero allá por 1984, los domingos eran, precisamente, el día en que los niños de la generación de 'La Bola de Cristal' (se estrenaría ese mismo año, meses después), disfrutábamos del final de la semana con las aventuras de Miguel de la Quadra-Salcedo -el auténtico protagonista- en 'A la caza del tesoro'. Hagamos memoria tras el salto.
Lo más moderno de los 80
¡Y con música de Azul y Negro para la cabecera! Desde luego este programa era un alarde de modernidad, muy especialmente en el aspecto técnico. Situémonos: 1984, la era pre-Internet; no sólo no hay teléfonos móviles, es que para llamar a otra provincia española hay que poner una conferencia. Y sin embargo, 'A la caza del tesoro' se basaba en una hora de conexión vía satélite con el ex-atleta olímpico y ex-reportero de guerra reconvertido en reportero de aventuras, Miguel de la Quadra-Salcedo, que podía estar en cualquier rincón del planeta: desde Colombia a la India, pasando por Australia o Las Vegas. En plató, Isabel Tenaille acompañaba a los "aventureros en casa".
¿Pero de qué iba este concurso? Podríamos definirlo como un crossover entre 'El tiempo es oro' y 'Españoles en el mundo'. Por un lado, la pareja de concursantes en plató tenía que resolver tres enigmas sin ayuda de Google, tirando de enciclopedias, mapas y documentación facilitada por el programa (pistas). Con esta información debían guiar al reportero de la Quadra, que esperaba con su helicóptero las instrucciones de los concursantes.
La resolución de los enigmas (siempre relacionados con las localizaciones en las que se desarrollaba cada programa) les permitían conducir a Miguel de la Quadra hasta el lugar exacto del "tesoro"; y los tesoros se traducían en "suculentos" premios: 100.000 pesetas, 200.000 pesetas y una vuelta al mundo. Pero el tiempo también era oro en este programa y sólo contaban con 45 minutos para lograrlo. Y con la ayuda del reportero, claro.
La función didáctica (como buen programa del ente) la cumplían mostrándonos parte de la cultura de cada país. Allá donde aparecía de la Quadra había una especie de teatrillo montado: desde una lucha con ninjas en Hong Kong, en la localización de una película del género hasta danzas tribales, para la supuesta sorpresa del reportero: "Parece que hay algún tipo de celebración", decía, mientras se desplegaban todos los medios posibles (si me apuras, hasta el Ministerio de Asuntos Exteriores colaboró en el programa).
Todo un despliegue de medios
Gracias a un equipo técnico inspirado en los trajes de Los Cazafantasmas (precisamente del mismo año) que de la Quadra porteaba, el programa podía trasladarse a cualquier lugar de los cinco continentes. La conexión vía satélite convertía a este espacio en algo realmente costoso. Pensad que no existían las alternativas tecnológicas de hoy en día y que permiten sustituir toda esa parafernalia por una mochila y un móvil.
Esto contrastaba con la imagen en plató, que, pese al decorado con aires futuristas, no contaba con los recursos tan habituales en la televisión actual. Ni infografías, ni paneles electrónicos: mapas políticos, como los que usábamos en EGB y todo en formato papel. Suponemos que para no ponérselo demasiado fácil, tampoco podían ver al reportero, sólo escucharle a través de unos aparatosos cascos. Contaban, eso sí, con la ayuda de la presentadora, que les iba dirigiendo o, cuanto menos, reconduciendo.
'A la caza del tesoro' fue una adaptación del formato original francés ('La Chasse aux trésors', 1981-1985) y que llegó a varios países. Sin embargo, no duró mucho en la parrilla de TVE, apenas un par de meses (enero-febrero de 1984); es fácil suponer que ese despliegue de medios tuvo algo que ver: según este documento, la Memoria de la Dirección de programas de TVE, publicado en el diario El País en 1985, a TVE le costaba la friolera de 234.553 pesetas cada minuto de realización de este novedoso formato.
Aunque el espacio no triunfara, Miguel de la Quadra-Salcedo no abandonó la profesión. Curtido en los escenarios más duros (cubrió diversos conflictos bélicos, incluso la Guerra de Vietnam como reportero de TVE), siguió viajando por el mundo, aunque para contarnos cosas mucho más amables. Así, creó 'Aventura 92' -posteriormente rebautizado por cuestiones de patrocinios como 'Ruta Quetzal BBVA'-, que llevaba a la muchachada de expedición a conocer mundo durante un mes y medio. Pero, como diría Michael Ende, "esa es otra historia y deberá ser contada en otro momento".
Lo más moderno de los 80
<li><strong>Título Original</strong>: 'La Chasse aux trésors'</li>
<li><strong>Género</strong>: Concurso</li>
<li><strong>Cadena en España</strong>: TVE (1984)</li>
<li><strong>Disponibilidad <span class="caps"><DVD</span></strong>: No</li>
</ul></div>
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