En todo el mundo se estrenó una versión de 135 minutos que supo a muy poco, aunque su montaje era tan sobresaliente, que las lagunas quedaban asumidas, y los interludios eran asumidos por el espectador como un desarrollo natural del relato. Esa versión que vio todo el mundo es una de las películas más incomprendidas e infravaloradas en muchos años de cine. Una portentosa obra maestra que ramifica los logros de aquella insuperable ‘The Thin Red Line’, y de las líricas, soñadas, personalísimas ‘Days of Heaven’ y ‘Badlands’.
Existió otra versión, una de esas llamadas “fantasmas”, que muy poca gente pudo ver en su momento y que hoy día puede ser toda una hazaña encontrar, pues conoció un pase limitado, y que era el corte en teoría perfecto para que los académicos de Estados Unidos la vieran antes de las nominaciones a los Oscar, en las que por cierto, sólo tuvo presencia como finalista a la mejor dirección de fotografía (a cargo de uno de los mejores del mundo actualmente, el gran Emmanuel Lubezki...nota mental: hablar de directores de fotografía), y no es de extrañar, pues una vez más, un operador toca el techo de lo genial al lado de Terrence Malick.
Ahora, cerca de tres años después de su estreno, Malick presenta la que en teoría es la versión definitiva de 171 minutos, profundizando en su deseo de no dar jamás por terminadas sus películas, de considerarlas un ‘work in progress’, pero no en el sentido de, por ejemplo, ‘Blade Runner’, a la que da la sensación de que están buscando su verdadera forma, sino que para Malick sus criaturas son seres vivos que van creciendo, o más bien a las que él da la oportunidad de expresarse desde diferentes ángulos. Quizá nunca veamos las diferentes y seguramente inabarcables versiones de ‘The Thin Red Line’, pero en Estados Unidos ya pueden adquirir la que por ahora es la más larga y dicen la mejor de las versiones de ‘The New World’, tan enigmática, hermosa y sugerente como todas las suyas.
Pero viéndola, parece claro desde el principio que está muy adelantada a su tiempo, y que las pasiones desatadas en su contra eran por tanto perfectamente comprensibles. De hecho, es una de esas pocas películas extraordinarias a las que pueden poner a caldo sin que nos afecte demasiado a aquellos que sabemos valorarla en su justa medida, conscientes de que el tiempo sí sabrá ponerla en su justo lugar. Se merece Malick un especial en blogdecine que algún día quizá hagamos.
No dispondrán de extras los que compren este Dvd en EEUU, pero no parece que sea lo importante. Podrán, eso sí, disponer de un código para descargar una copia digital del film. La pena es que aunque lo compréis en Amazon, sólo es válida para los residentes en EEUU. De modo que está claro, ya tardamos en hacernos de esa nacionalidad. Porque que no les quepa duda a los lectores que a España tardará siglos en llegar…si es que llega alguna vez
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