Leo la noticia en El País de que los cines españoles han acordado desobedecer a partir de abril la ley que les exige proyectar un 25% de filmes nacionales o europeos, y lo primero que me sorprende es descubrir que hasta ahora si que cumplían la cuota de pantalla.
Siempre me ha parecido lo contrario, no tanto respecto a las películas nacionales, pero si a las europeas de las que nos llega una parte tan ridícula (en las ciudades que llega) que debe ser que de ese 25% le habían reservado únicamente un 0,01.
Soy muy mala para los números, así que tampoco me voy a poner aquí a hacer cuentas, pero si realmente el sector de la exhibición se decide a reducir el número de películas nacionales y europeas, para según informan ejercer las normas del “libre mercado”, supongo que las pocas esperanzas que tenemos actualmente de ver algunos films franceses, italianos, alemanes etc que nos llegan pasados un par de años, van a desaparecer por completo.
Los exhibidores aseguran que esta medida no va contra el cine español, ni europeo, y que es la única forma que tienen de llamar la atención para que se incluyan sus peticiones en la futura Ley del Cine.
Pero ¿Y nuestras peticiones? ¡Ah! lo olvidaba, que esas no le interesan a nadie.
Por lo menos si algo bueno sacaremos de esto, es que al final aprenderemos idiomas de tanto buscar las películas por otros medios, originales y en muchas ocasiones sin subtítulos.
Que pena que no haya ninguna distribuidora que se anime a traer ese buen cine, no sólo europeo, sino de los cinco continentes, al que ni por asomo tenemos acceso en nuestras salas. Sería bonito ¿no? sin estar obligados por ley, ni nada de eso, sólo para que lo disfruten un montón de espectadores que nos mantenemos permanentemente a dos velas.
Sería bonito, pero... ¿Y rentable? Como ya dije antes, no tengo ni idea de números (mucho menos de negocios), aunque me parece a mí que ahí debe estar la clave de todo.
En Blogdecine | La Ley del Cine no contenta a productoras ni a televisiones