Seguro que has presenciado una situación similar en el cine: estás en tu butaca, a punto de ver una película para mayores de edad, y entra en la sala una familia con niños pequeños. Por desinformación, dejadez o inconsciencia, lo cierto es que parece una mala idea. Los menores pueden ir acompañados por sus padres o tutores a producciones recomendadas para adultos pero en Estados Unidos han decidido poner un límite a la libertad de los padres.
La medida comenzó en Alamo Drafthouse Cinema, la cadena de Texas conocida por buscar alternativas para ofrecer una experiencia diferente a sus clientes, como prohibir el uso de teléfonos móviles durante la proyección o ir más allá de las palomitas y refrescos ofreciendo cenas y cervezas de barril. Su última idea: no permitir la entrada de niños menores de 6 años en películas calificadas como "R" (para mayores de 18 años). 'Deadpool', por poner un ejemplo reciente.
Lo curioso es que la razón de esta barrera no es la de proteger a los niños de un contenido inapropiado. Los exhibidores justifican la medida por el aumento de quejas de los adultos, indignados a causa de los ruidos y las molestias que ocasionan los niños en esos pases, así como por la idea de que haya críos en la sala viendo escenas demasiado violentas o sexuales. En otras palabras: buscan una experiencia más tranquila por la entrada que han pagado.
Hay cines que aplican esta norma a partir de las 6 de la tarde ("No 6 tras las 6") aunque otros la mantienen durante todo el día. De momento, la respuesta ha sido positiva y ningún estudio de Hollywood ha protestado por la medida, que evidentemente afecta a la taquilla. ¿Qué opinas, se tendría que extender a los demás países o son los padres los que deben decidir qué ven sus hijos?
Vía | THR
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