Karen Black, una de las actrices más representativas de los años 70, falleció el 8 de agosto a la edad de 74 años víctima de un cáncer. Aunque nunca dejó de trabajar, esta mujer de rostro extraño y enigmático fue condenada casi al olvido popular en los últimos años de su vida. Tras comenzar en pequeños papeles y varias series de televisión, Black logró una única nominación a la mejor actriz de reparto por su trabajo en la mítica 'Mi vida es mi vida' ('Five Easy Pieces', Bob Rafelson, 1970). Esa década supondría su mejor época trabajando en producciones tan variopintas como 'El gran Gatsby' ('The Great Gatsby', Jack Clayton, 1973), 'Aeropuerto 75' ('Airport 1975', Jack Smight, 1975), 'Nashville' (id, Robert Altman, 1975) o 'Capricornio uno' ('Capricorn One', Peter Hyams, 1977).
En 1976 aparece en dos de sus películas más recordadas, por varios y diversos motivos. Por un lado, Black se somete al fetichismo de Alfred Hitchcock con las rubias, que le hace ponerse una peluca en 'La trama' ('The Plot'), la última mentira del maestro; y por otro, un miniclásico del género de terror, 'Pesadilla diabólica' ('Burnt Offerings'), del siempre interesante Dan Curtis. En años posteriores la fama de Black fue descendiendo hasta ser casi una desconocida para el gran público y la nueva cinefilia. Entre sus trabajos más recordados en esos años tenemos el inteligente remake 'Invasores de Marte' ('Invaders From Mars', Tobe Hooper, 1986) o la bestia y divertida 'La casa de los mil cadáveres' ('House of 1000 Corpses', Rob Zombie, 2003).
En el momento de su fallecimiento la actriz tenía dos películas en fase de post-producción. Más de 150 películas atestiguan su incansable dedicación al séptimo arte. En mi caso, sin parecerme una gran actriz, formó parte importante en mi formación y educación como cinéfilo.
Hasta siempre Karen.
Vía | Elmundo
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