Si la memoria no me falla (lo cual no es muy probable) Fresa y Chocolate fue la primera película cubana que vi, allá por el 1994. De lo que sí estoy segura es que me dejó absolutamente fascinada con su historia, sus personajes y su particular humor. He vuelto a verla muchas veces desde entonces, y en todas ha conseguido emocionarme, divertirme y enamorarme como el primer día.
El film fue codirigido por Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío. El primero falleció en 1996, tras realizar también Guantanamera, y el segundo ha continuado su trayectoria con varias películas más (entre ellas la mágica Lista de espera), hasta llegar a su trabajo más reciente El Cuerno de la abundancia, para el que ha vuelto a reunir a los tres protagonistas de Fresa y Chocolate, Jorge Perugorría, Vladimir Cruz y Mirta Ibarra.
Esta película, cuyo rodaje acaba de finalizar, está basada en un hecho real ocurrido hace años en Cuba, cuando se desató una auténtica fiebre de oro al conocerse que una supuesta herencia multimillonaria y colectiva, depositada en un banco extranjero, iba a ir a parar a los descendientes de una familia.
Junto al escritor Arturo Arango, Tabío ha escrito una adaptación muy libre de los hechos, utilizados una vez más para retratar la tragicómica visión del director de Cuba y sus habitantes. Ya se empezaba a echar de menos.
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