Antes de contaros la historia, imagino que debo aclarar qué narices es eso que hay a la derecha de la imagen, ¿cierto? Bueno, pues eso es David Lynch. Es decir, es la forma en la que él se ve y se ha pintado a sí mismo. Es un autorretrato y al mismo tiempo un premio, o un regalo, para todos los fans de Lynch que decidan contribuir económicamente en su último trabajo audiovisual. La aportación, única e invariable, debe ser de 50 dólares.
Así es, David Lynch necesita dinero, y en lugar de acudir a los habituales inversores ha decidido apuntarse al “crowdfunding” (financiación multitudinaria), y pedirlo a la gente, a su público, a sus admiradores. Pues sólo ellos, supongo, querrán ver terminado cuanto antes el nuevo proyecto de este artista multidisciplinar, ni más ni menos que un documental dedicado a su obra. Es un tanto retorcido, ¿no? Pagadme para que pueda honrar mi propio trabajo. Bueno, cada uno es libre de usar su dinero como crea oportuno… Pero mi opinión es que debería dirigir una película (o pintar cuadros o diseñar mesitas de noche, lo que quiera) y pagar el documental con sus propios ahorros, los fans ya pondrán su parte cuando quieran verlo y/o adquirirlo.
Cabe señalar también que el autorretrato de David Lynch no es lo único que se recibe por colaborar con el proyecto. Además de un sincero (y automático) agradecimiento por parte del artista, el contribuyente podrá acceder de forma privilegiada a material relacionado con el documental, que se irá subiendo a la web oficial (migajas exclusivas). Si estáis interesados, sólo tenéis que entrar en Lynch Three Project y seguir un sencillo procedimiento.
PD: En realidad, como indica el nombre de la web, lo que se está preparando es una tercera (y última) parte. Según Lynch, su obra no se puede abarcar en un solo documental, necesita una trilogía, modestia aparte.
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