Mientras Hollywood pasa por esta crisis existencial donde se busca algo que reemplace a los superhéroes como la fallida de los huevos de oro en forma de supertaquillazos, hay un género que se está convirtiendo en una sostenible fuente de alegría. Ese es el biopic musical, especialmente si el protagonista es una de esas superestrellas cuya leyenda supera generaciones. En el mejor de los casos, tenemos también una buena película como ‘Elvis’.
Nothing but a hound dog
Baz Luhrmann nos lleva por la eufórica y también trágica historia del rey del rock, interpretado con increíble carisma por un Austin Butler que hizo aquí su propia transformación en estrella. Acompañado de Tom Hanks en el reparto, la película se puede ver gratis en streaming a través de RTVE Play, pero únicamente hasta el 18 de mayo (después se puede seguir viendo en la suscripción de HBO Max).
El personaje de Hanks, el manager conocido como Coronel Parker, nos cuenta la fascinante historia de ascenso y caída de Elvis Presley, un muchacho blanco que triunfó en la industria a través de su fascinación por el rock y la música negra. Su revolución cultural, su relación con Priscilla y su decadencia en Las Vegas marcan la vida de esta importante figura.
Luhrmann toma interesantes decisiones para desprenderse de vicios malsanos del biopic musical moderno, pensado para el taquillazo fácil y la oscarización. ‘Elvis’ consiguió esas cosas, pero sus formas resultan mucho más excitantes, desde esa perspectiva trágica marcada por la narración del Coronel hasta esa edificación de un mito que casi resulta una figura superheroica para el Estados Unidos de los 50 y los 60.
Como buen experto en el género, el director también mete la película por el filtro del cine musical, pero con ese toque tan característico suyo que hace de cada secuencia algo puramente maximalista y remezcla canciones originales con intérpretes del presente. Es una decisión anti-puristas, pero que trata de remarcar la vigencia de la música de Elvis en la actualidad.
Así consigue algo respetuoso para la figura, y al mismo tiempo la vuelve algo sensacional y cinematográfico, algo en lo que se quedan muy cortos otros trabajos del género. Con más películas como ‘Elvis’, darían menos pereza los fenómenos centrados en esas superestrellas musicales tan transversales como cuidadísimas y hasta blanqueadas al extremo.
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