Los inquietantes pero muy disfrutones elementos de mitología satánica que ya detallamos en nuestra crítica de 'Las escalofriantes aventuras de Sabrina', y que la convierten en una serie francamente distinta a la media de producciones de horror televisivo para adolescentes, vivió un reciente y muy apropiado giro cuando el Templo de Satán (Satanic Temple en su denominación original) demandó a Netflix por el uso inapropiado de una estatua prácticamente idéntica a una diseñada por la asociación. No se trata tanto de la imagen de Baphomet, el macho cabrío alado cuyo uso en la iconografía ocultista se remonta a siglos atrás y cuya imagen más conocida diseñó Eliphas Lévi.
El Templo de Satán (que es una derivación de la original Iglesia de Satán de Anton LaVey y no tiene nada que ver con el satanismo que se presenta en las películas, sino que define a Satán como un símbolo politizado, no corpóreo, y que mantiene una posición rabiosamente anti-religiones establecidas) basó su queja en el extremo parecido de la estatua que aparece en 'Sabrina' con la del Templo, con la presencia de los niños que miran arrobados al cabrón y la pérdida de características andróginas del grabado original de Lévi. El Templo también protestó por la imagen del satanismo que se da en la serie, que incluye misas negras, canibalismo, homicidio y un Satanás muy real.
El Templo de Satán pidió 150 millones de dólares en daños y perjuicios, y Netflix ha llegado a un acuerdo con ellos que permanecerá secreto como parte del pacto, aunque posiblemente no incluya sacrificios rituales. El único cambio que se producirá en la serie es una edición en los créditos que, según el acuerdo, "reconocerá los elementos diferenciadores de la estatua de Baphomet del Templo de Satán en los episodios que ya han sido filmados".
Ver 7 comentarios