Pasa en todas las familias, que terminas teniendo un contacto más o menos cercano con una parte de ella y otra la terminas viendo sólo en ocasiones muy concretas, las especiales. Puede ser las famosas comidas familiares, pero también los funerales. Y puede llegar a ser una experiencia extraña cuando terminan encadenándose varios de estos, y ves de manera recurrente a gente que anteriormente veías muy raramente.
Y estos encuentros encadenados terminan teniendo al principio la esperable incomodidad, pero luego se convierte en una inusual fuente de confort en un momento delicado. El caos y el trauma compartido se entremezclan en una compleja colección de sensaciones que terminan siendo tremendamente humanas, dando otra perspectiva a la situación. Esa clase de inusual torbellino interno que se logra plasmar en una película como ‘Tótem’.
Una fiesta con sabor a despedida
Estrenada con la boca pequeña, la película de la mexicana Lila Avilés se ha convertido en una de las grandes sorpresas del año. Un zarpazo emocional hecho con bastante delicadeza y abrazando lo puramente caótico, abordando de manera realmente fresca la familia y la llegada de la muerte. Ahora se puede ver en streaming a través de Filmin.
En ella, la joven Sol es acercada por su madre a la casa de su abuelo, donde se están realizando los preparativos para la fiesta de cumpleaños de su padre. Un padre que padece una enfermedad terminal, y que podría ser la última vez que celebre su cumpleaños. Esta circunstancia marca la preparación y las conversaciones que los miembros de la familia va teniendo a lo largo del día.
El enfoque empleado difiere del empleado en la anterior película de Avilés, la también extraordinaria ‘La camarista’ que hacía un drama social con mirada analítica y rígida casi propia de Chantal Akerman. Aquí opta por una cámara en mano más viva, más errática, para meterse de lleno en la perspectiva de esta niña protagonista en una circunstancia que muy pocos niños llegan a vivir.
‘Tótem’: torbellino de emociones
Esa indagación en las dinámicas familiares desde una mirada infantil, en las cosas que se dicen o cómo se dicen delante de los niños, recuerda en parte al espíritu de ‘Verano 1993’ de Carla Simón y aporta frescura a la película. Pero sus verdaderos hallazgos y particularidades vienen en cómo aborda esta fiesta de cumpleaños como si se tratase de un funeral en vida.
Esas interacciones que intentan preservar cierta normalidad, pero también intentan buscar confort en una situación devastadora, pero al mismo tiempo toca resolver cuestiones que tocará abordar tarde o temprano. Ese maremagnum emocional podría ser totalmente descontrolado, pero Avilés encuentra la manera de mantenernos cerca de la historia y de los personajes con naturalidad pasmosa, y también una autenticidad realmente humana. Es todo un triunfo que vale la pena destacar como una de las películas del año hasta el momento.
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