Con un presupuesto ínfimo y mucho espíritu creepypasta, la película superó sus expectativas de nicho para ser una obsesión de Internet
TikTok presupone una serie de amenazas en el desarrollo social y cognitivo, de igual manera que lo supuso otros tipos de redes en las vidas de muchos y las consecuencias quedan cada vez claras con el paso del tiempo. Pero no podemos infravalorar parte del impacto que resulta más interesante, con toda una generación abordando la cultura audiovisual de una manera refrescante.
No sólo es que encontremos nuevas generaciones de público que, a partir de retos de recrear a Wes Anderson o los memes de Barbenheimer, están empezando a desarrollar interés hasta en películas de autores como Martin Scorsese. Están también creando fenómenos virales con producciones de terror de todo tipo, desde potenciales blockbusters originales como 'M3GAN' hasta una destinada por completo al nicho como puede ser 'Skinamarink'.
Niños asustados en la oscuridad
Esta película de terror independiente de bajísimo presupuesto (¡150.000 dólares!) causó sensación y culto a pesar de su carácter de obra experimental y avant-garde, que reformula el terror de metraje encontrado a través de inspiración creepypasta y texturas analógicas. Una película que se estrena oficialmente en nuestro país a través del streaming en Filmin, y que ofrece una experiencia realmente única en el terror de 2023.
Una película que parte de una premisa bastante sencilla y la prolonga durante 100 minutos que van a ser todo un desafío para según que espectadores. Dos niños, de 6 y 4 años, se despiertan en mitad de la noche buscando a su padre, con su madre aparentemente desaparecida. De repente una serie de ruidos proceden del piso de arriba, causando la inquietud de los dos infantes.
Pero más cosas inquietantes se dan a lo largo de esta "aventura nocturna". Las ventanas y las puertas del domicilio desaparecen, retretes reaparecen y se esfuman de manera aleatoria y un televisor que ejerce de única fuente de luz no para de proyectar en bucle dibujos animados de hace décadas (probablemente de dominio público). Kyle Edward Ball realza la inquietud con las decisiones estéticas que va tomando.
'Skinamarink': pasillos inquietantes
Ese metraje analógico alterado hasta casi la difuminación completa de la imagen, los planos prolongados a pasillos, esquinas de las habitaciones o al mencionado televisor. Incluso los juguetes de los propios niños, que están más presentes fuera de plano y susurrando sus diálogos (algo que también ha sido fuente de memes). Este trabajo casi de videoensayo decide explorar la tensión desde la pura sugestión, llegando a extremos donde el espectador se sentirá incrédulo y hasta estafado por lo aparentemente poco que se está haciendo.
No han faltado las comparaciones como 'El proyecto de la Bruja de Blair', tanto por el género de metraje encontrado como por la inquietante ambigüedad de lo que estamos presenciado, aunque sobre todo por el carácter de fenómeno viral por Internet que le ha hecho trascender. Es una obra que, más allá de cómo funcione la ejecución en el espectador, cuenta con una ambición interesante en su manera de inquietar. Aterre o no, consigue evocar el desasosiego infantil al observar con ojos bien abiertos en medio de la oscuridad.
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