'La Venganza de la Pantera Rosa', el inicio de la decadencia

Quinto título de la famosa serie, ideada por Blake Edwards, sobre el personaje del Inspector Clouseau, realizada en 1978, y supone el comienzo de la caída en picado de la saga. Después de ésta, Edwards realizaría tres títulos más (incluída una con Roberto Begnini, interpretando al hijo del famoso inspector), realmente olvidables, por lo impresionantemente malos que son.

En esta nueva entrega, la mafia norteamericana, para impresionar a sus colaboradores internacionales, decidirá eliminar al famoso Inspector Clouseau. Con lo que no cuentan es con la terrible facilidad de nuestro querido protagonista para sobrevivir a todo tipo de atentados contra su persona.

Una vez vista la película, uno se da cuenta de que es un producto alimenticio, hecho simplemente para quitar provecho económico de la famosa saga. Y aunque no estamos hablando de una mala película, lo que sí es cierto es que no posee la magia y el encanto de las anteriores entregas, estupendas comedias todas ellas. Aquí Edwards ya no se arriesga, ni explora caminos nuevos, quizá porque no los hay. Al contrario, vuelve sobre alguna de las tónicas de los anteriores títulos. De este modo, vemos alguna repetición de situaciones, por lo que los gags no tienen tanta fuerza. Y el guión no es más que una excusa para enlazar un montón de escenas cómicas, aunque, eso sí, están bien enlazadas.

En la historia se incluyen algunos elementos típicos de películas de la época, como un feroz enemigo experto en artes marciales, que proporciona alguna secuencia espectacular, en la línea de las películas de James Bond. Los actores están bien, pero tampoco es como para tirar cohetes. Peter Sellers cumple perfectamente con su cometido, aunque no alcanza el nivel de genialidad de otras películas, pero desde luego, de lo que no hay duda, y nunca me cansaré de repetirlo, es que él es el único Inspector Clouseau posible, por mucho que el insoportable de Steve Martin nos intente hacer pensar lo contrario a partir de finales de mes. El malo de la función está interpretado por uno de esos eternos secundarios del cine americano: Robert Webber, cuyo personaje termina siendo una caricatura un poco exagerada, aunque eso en un film de estas características, tampoco es tan extraño. Lo que sí resulta extraño es la presencia de Herbert Lom como Dreyfus, totalmente incoherente con la entrega anterior, por evidentes motivos argumentales. Además, aquí su personaje es una mera repetición de todo lo expuesto anteriormente, incluso Lom no está tan bien como en otras, concretamente 'La Pantera Rosa Ataca de Nuevo', donde se salía por los cuatro costados. También sale, como no, Burt Kwouk en su entrañable personaje de Cato, y que aquí tiene más protagonismo que en otras ocasiones, ya que su intervención no se limita a coger desprevenido a Clouseau, si no que también le ayuda en el caso.

Edwards, por su lado, rueda la película con el mínimo de profesionalidad posible, aunque ya hay evidentes muestras de cansancio, que manifiestan un desinterés por una saga, que ya no daba mucho de sí. Una película pasable, que proporciona un rato de entretenimiento mínimamente decente, algo de lo que no pueden presumir muchas películas de hoy en día. Eso sí, Henry Mancini, grandioso, como siempre.

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