Completado el breve y fascinante ciclo que comportan esas cuatro joyas (‘La sirenita’, ‘La bella y la bestia’, ‘Aladdin’ y ‘El rey león’), si recordamos aquella época, o si simplemente miramos la lista de películas posteriores, nos damos cuenta de que no se repetió nunca más la sensación de que las producciones Disney estuvieran a la altura de lo esperado. Es decir, hubo títulos valiosos, pero ni por asomo se regresó a ese nivel tan imponente. Echemos un vistazo rápido para cerrar este ciclo Disney.
Por supuesto que en este repaso posterior dejo fuera las joyas creadas por el estudio Pixar. No sería justo meterlas a todas en el mismo saco. De hecho, la gran suerte de Disney estos últimos años ha consistido en ser socia de esa compañía cuyo alcance estético en el animación aún no es imposible de medir. Y es que las decisiones de Disney después del gran logro de ‘El rey león’ han ido de mal en peor, demostrando su conservadurismo, su estrechez de miras, su falta de coraje. Después de la epopeya de Simba, llegó la adaptación de la historia de Pocahontas, y pocos dudamos de que el gran ciclo había terminado.
‘Pocahontas’ no es que sea una mala película, es que sencillamente es plana. He de confesar que siento una gran debilidad por la canción que he incluido más arriba, resultado del talento de Alan Menken. Me da igual que suene a canciones que ya habíamos oído en las producciones que hasta ahora hemos comentado. Anque lo cierto es que no existe la mínima sorpresa en toda la película, el menor hallazgo, en una inspiración que brilla por su ausencia. La historia de amor no le impresiona a nadie, y el tratamiento del conflicto entre “civilizados” y “salvajes” se salda con una decepción mayúscula, infatilizándolo todo. Podría haber sido una película magnífica, pero metieron la pata, a mi juicio.
‘El jorobado de Notre Dame’ llegó un año después, y hubo cierta expectativa por averiguar si lo de la anterior película había sido producto de la mala fortuna. Pero lo cierto es que, pese a un comienzo espectacular, el filme dejaba mucho que desear, pues era incapaz de sostener la mínima tensión, la mínima atmósfera, a la vez que simplificaba hasta extremos absurdos la trágica historia pergeñada por Víctor Hugo. El recurso de los números musicales comenzaba a sonar cansino, así como el absurdo de las gárgolas que volvían a la vida. El público se merecía algo más valiente y sincero.
Cuando parecía que nada podía invitar al optimismo, los de Disney recurrieron al magnífico tándem que había hecho posible ‘La sirenita’ o ‘Aladdin’, John Musker y Ron Clements. Debo ser de los pocos que defienden ‘Hercules’, porque lo cierto es que me gusta mucho una película que por muchas veces que se vea siempre divierte, con un guión muy ingenioso (mucho más que las predecesoras), y mucha acción y mucho humor, si bien es cierto que la capacidad de sorpresa se había perdido, y que la empatía con el personaje principal resultaba casi nula, en claro contraste con las anteriores dirigidas por este dúo.
Los resultados económicos, además, tampoco eran buenos. No desastrosos, ni por asomo, pero muy lejos de los arrolladores éxitos populares del cuarteto de joyas de las que hemos hablado anteriormente. Y la cosa continuaría con la floja ‘Mulan’, un título decididamente menor, y con la endeble ‘Tarzán’, largometrajes con ciertas virtudes, sin duda, pero muchos más defectos. Es decir, la fenomenal animación, marca secreta de la casa, sigue ahí, por supuesto, y deja alucinado en alguna secuencia, pero el interés decaía de forma incontestable con cada título. Simplificación extrema en cada título, es la palabra. E innecesaria, el público no es idiota.
Pero, en fin, la cosa podía ir peor, y creo que ‘Fantasía 2000’ responde sobre todo a un momento de indecisión, de regreso (poco convincente) a los orígenes. Al igual que la (flojísima, autocomplaciente, aburrida) primera ‘Fantasía’, esta resultó un nuevo fracaso económico. Tiene sentido también la siguiente ‘El emperador y sus locuras’, que es un bandazo, un cambio radical respecto de la anterior, y una de las películas más divertidas en muchos años de la productora, si bien decididamente menor. Es como si hubiésemos regresado a la época anterior a ‘La sirenita’: películas muy entretenidas, pero sin ninguna ambición estética. Lo mismo ocurre con ‘Dinosario’, que intentaba desesperadamente aprovechar algo de una tarta que ya había sido consumida mucho antes.
Algo de ambición sí hay en ‘Atlantis’, la primera película Disney en muchos años en la que no hay canciones, en una decisión que no bastaba para propiciar un cambio de rumbo que reverdeciese antiguos éxitos. Personalmente siento un gran interés por la Atlantis, ese místico continente perdido, pero en la película, que tiene sus cosas buenas (un diseño ciertamente interesante de los ambientes y los personajes) no puede uno evitar cierto sentimiento de ‘déjà vu’, de trivialización. Falta un clímax más potente, una mayor empatía con los personajes. Sin embargo es un título estimable.
‘Lilo & Stitch’ me resulta, sin duda, uno de los títulos más redondos de esta etapa plagada de altibajos. En ningún caso una película completamente redonda, o a la altura de aquellas cuatro joyas, pero creo (hace años que no la veo) que consigue prácticamente todo lo que se propone, en un guión realmente arriesgado y potente, con un diseño y una acción muy conseguidas. Fue un éxito bastante considerable en taquilla, con lo que pareció que el público respondía de forma muy positiva ante esta película.
Sin embargo ‘El planeta del tesoro’, cuarta película del tándem Musker-Clements, resultó un doloroso fracaso. Y pienso (aunque la hermandad de los protectores de cineastas sin fronteras se me echen encima) que muy merecido, porque es la película menos inspirada de ese dúo genial. Ahí está el ingenio, pero apagado, y el coraje, pero disminuido. Una pena, podía haber dado más de sí esta superproducción que ansiaba recuperar el trono en la animación. Así las cosas, ni ‘Hermano oso’, ni ‘Zafarrancho en el rancho’, ni por supuesto ‘Chicken Little’, ni desde luego ‘Descubriendo a los Robinsons’, hicieron nada por levantar el vuelo, más bien confiaron la apatía de un estudio, en lugar de aportar algo a su leyenda.
‘Bolt’ es un desesperado, y estimable intento de recuperar el pulso de los tiempos, de conjugar las virtudes de todo lo aprendido, y sumar un estilo más ágil y desenfadado, pero no exento de peso esténtico, que tan bien define a Pixar. Es un esfuerzo apreciable, pero sigue dando la sensación de que Disney se está buscando a sí misma, de que está probando, transformándose. Esperemos que en un futuro podamos gozar de obras de animación importantes de nuevo.
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Gran Ciclo Disney: ‘La sirenita’