De estar embarazada de Paco Porras a cantar con Samantha Hudson, la historia de Yurena se merece un biopic
Si empiezo a cantar "Te equivocas al pensar que he cambiado, sigo siendo la misma de ayer" seguramente no tengas ni la menor idea de la canción que es, a pesar de ser una de las más infamemente divertidas de la historia de la música en castellano. Pero si paso al estribillo con su infalible "No cambié, no cambié, no cambié, sigo siendo la misma pero ya no sufro por tu querer" inmediatamente reconocerás a Tamara, más conocida como Ámbar, a su vez más conocida como Yurena.
Y es que ahora, casi 25 años después de su momento de éxito, Los Javis y Nacho Vigalondo (que la conoce bien tras su fantástica entrevista en 'Los felices veinte') están dispuestos a hacerle justicia con una serie para Netflix. Y es posible que te estés preguntando... ¿Qué demonios fue de Tamara?
Un baile nuevo
Tamara no se llama Tamara, ni Yurena, ni Ámbar. Ella es María del Mar Cuena Seisdedos, nacida en Santurce, un pueblo de Vizcaya, el 11 de diciembre de 1969 (haciendo cuentas, va por los 54 años). Y desde pequeña quiso ser famosa: a los 22 años se subió por primera vez a un escenario, solo unos meses después de empezar a formarse en canto y educar su voz para poder cantar como es debido.
Quien vio nacer a Tamara fue un pub de Santurce que ya no existe llamado Liberdon, una discoteca noventera para la que preparó un puñado de temas y a través de la cual empezó a girar por el País Vasco.
Era solo la manera de subsistir mientras acudía a clases de canto y solfeo para preparar el que sería su primer disco entre 1993 y 1995, una maqueta donde ya había éxitos como 'A por ti' ("Hoy voy a salir a por ti, sin ropa interior"). Sin embargo, la reacción fue más bien tirando a nula.
Poco imaginaba Tamara, como el resto de España, que la evolución de las cadenas privadas iba a necesitar, cada vez más, carnaza fresca y sin adulterar que poder modificar y masacrar delante de una cámara. Y con ella, vaya que si lo consiguieron.
Tamara no era ajena a la televisión: ya había participado en distintos programas locales cantando sus canciones, pero su primer gran bombazo tuvo lugar en una televisión al mismo tiempo inocente y asesina, aquella en la que Paco Porras era un mentalista y el concepto de "friki televisivo" se estaba empezando a gestar (llegaría a su culmen y moriría en 2o04 con la inenarrable 'Frikis buscan incordiar', pero eso es otra historia).
Ella era, en aquel momento, pareja de Porras. Cogidos de la mano, anunciaba en 'Crónicas marcianas' que estaba embarazada de él. España no se lo podía creer. Había encontrado a su siguiente víctima.
Sí cambió
Esa fue solo la primera de las muchas -muchísimas- apariciones que la cantante tendría en 'Crónicas marcianas', el espacio de Javier Sardá que revolucionó la televisión a inicios de siglo y que dio lugar a toda una caterva de personas nacidas a los pies de la cantante.
Puede que el tiempo la haya recordado como una friki, pero en su día Nacho Canut la presentó en sociedad como la heredera de David Bowie en su época de Ziggy Stardust: "Creo que Dios le ha dado una segunda oportunidad a España enviando a Tamara, que viene a liberarnos de la mediocridad conservadora de Alejandro Sanz y Raúl”. Toma ya.
Y es verdad que, en aquel entonces, una España que solo hace veinte años hacía concursos donde todo el mundo iba trajeado y saludaba a su familia, no entendía cómo era posible tal desfile de mamarrachería por delante de sus ojos. Pero no podía -ni quería- apartar la mirada.
Tamara abortó el hijo que iba a tener con Porras, empezó a hacerse más popular y Leonardo Dantés, que en su día se hizo popular componiendo para Los Chunguitos, escribió 'No cambié'. Fue un éxito trash inmediato, antes incluso de que en nuestro país alguien entendiera lo que significaba la palabra y el concepto "trash".
A su vera nacieron Toni Genil, Loly Álvarez, su propia madre, Margarita Seisdedos (y su bolso, con el que llegó a golpear al Conde Lecquio), el infame Arlequín y un compendio gigantesco de héroes y villanos retratados a su manera por Javier Cárdenas, que después dieron el salto a otros programas de corazón, desde 'Tómbola' hasta 'A tu lado' pasando por '¿Dónde estás corazón?' y 'Sálvame'. Pero antes le dio tiempo a cabrear a Alejandro Sanz. Sí, como lo escucháis.
Cuando su disco 'Yo gano', que incluía sus dos temazos, 'A por ti' y 'No cambié', se convirtió en el más vendido durante dos meses y medio, la discográfica de Sanz publicitó su siguiente título, 'El alma al aire', con el eslogan "El verdadero número uno". Nadie, ni el propio Sanz, entendía lo que estaba pasando con este cambio de paradigma tan drástico. Pero, sin duda, estaba pasando y era imparable.
Después de la fama
Tamara tuvo su momento de gloria. Sacó su disco, 'Superestar', apoyada por la mismísima Alaska, dio una gira por toda España y después, consciente o no de ser un chiste andante y un inicio de juguete roto, participó en el infame 'Hotel glam', en aquella época magnífica donde Telecinco no se tomaba en serio a sus propios famosos.
De hecho, la cantante participaba junto a gente como Yolanda Berrocal, Pocholo Martínez-Bordiú, Dinio o Malena Gracia. Era 2003, y solo dos años antes habría ganado sin problema, pero se convirtió en la sexta expulsada.
Y es que España es especialista en aburrirse muy pronto de sus nuevos juguetes. Tamara pasó al olvido colectivo convertido posteriormente en nostalgia después de pasar por la fase del chiste, que coincidió con una demanda, en 2004, solicitando que se cambiase el nombre "Tamara", que ya pertenecía a la cantante de boleros que en aquel momento tenía apenas veinte años.
Era un juicio entre dos personas, pero se convirtió en uno entre la mamarrachada y la seriedad, la España que fuimos y la España que éramos. Ganó, como sabemos, la cantante más clásica, obligando a Tamara a buscarse un nuevo nombre. Primero se convirtió en Ámbar, y, poco después, en Yurena. Ya no importaba demasiado.
En 2005 sacó su primer disco como Yurena, 'Vuelvo', que no tuvo repercusión por más que intentara vendernos que ahora era un nuevo tipo de cantante y famosa. El año siguiente se retiró de la música (pero no de las polémicas televisivas: en 2007 se hizo un paseo por los platós después de que alguien les atacara a ella y a su madre por la Gran Vía de Madrid) y desapareció, poco a poco, del inconsciente colectivo, más allá de apariciones estelares en el 'Deluxe'. Y, de pronto, diez años después, llegó el momento de su retorno.
Arreglando el juguete roto
Convertida ya en idolatrado objeto de nostalgia en lugar de chiste con patas, Yurena cerró su garito, el Glam Street de Malasaña, y se convirtió en una de las concursantes de la séptima edición moderna de 'Supervivientes', donde fue desterrada desde la gala 2 hasta la 10: allí no aguantó más y fue expulsada.
Pero no iba a dejar que un imprevisto le pusiera la zancadilla, e intentó volver al mundo de la música de una y mil maneras: desde entonces ha lanzado siete singles y colaborado con personas del universo indie como Papá Topo o Samantha Hudson, reconvertida en diva de lo freak.
Tuvo tiempo hasta de ir a 'First dates' y empezar una nueva relación con Isaías, un chico que conoció esa noche y con el que aprovechó para vender un par de exclusivas. De hecho llegó a confesar que se casaría y tendría un hijo con él antes de dejar la relación cuando vio que no le podía sacar más rédito.
En 2019 Margarita Seisdedos, que ya había dejado la televisión mucho tiempo atrás con un "Yo ya no puedo más", falleció dejando un agujero en el corazón de su hija, que cinco días después de la muerte fue al 'Deluxe', donde, tras ver unas imágenes que pidió que no pusieran, se levantó diciendo "Yurena se levanta y se va para siempre". Era un decir, claro.
En los últimos años la hemos visto pululando por platós y realitys como el de 'Gran Hermano Dúo', donde entró con Juan Miguel, exmarido de Karina y examante de Yurena. Él llegó a la final. Ella fue la segunda expulsada. Yurena, consciente de que la televisión la modeló solo para destrozarla después, lleva desde entonces tratando de sobreponerse a su condición inamovible de juguete roto y dignificando su personaje.
Ahora, tras años pontificando en el desierto con caídas, éxitos y un culto muy de nicho, parece que por fin ha conseguido lo que quería. Esperemos que lo aproveche. Que cambie su propio futuro.
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