La película de Clint Eastwood y Meryl Streep es tan querida que muchos cinéfilos se negaron a aceptar que fuera totalmente ficticia
Lo de "no dejes que la realidad te arruine una buena historia" es una filosofía que mucha gente sigue casi a rajatabla. Desde espectadores mandando cartas de odio a actores (confundiéndolos con los personajes que interpretan en ficción) a personas obcecadas en saber más del protagonista de 'Los puentes de Madison', por mucho que se les insista en que no se basa en una historia real ni existió ningún Robert Kincaid.
Basada en hecho ficticios
El broche de "basada en hechos reales" funciona como perfecto gancho en muchas ocasiones. La idea es tan tentadora que hay personas a las que les cuesta asumir aquello de que una película sea todo ficción y "cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia".
Eso fue exactamente lo que pasó en National Geographic con 'Los puentes de Madison'. Si bien tanto la cinta como la novela homónima Robert James Waller en la que se basa son totalmente ficticias, no pocos cinéfilos antepusieron la emoción a la razón en el asunto.
Según explicaron varios miembros del equipo de la revista National Geographic, comenzaron a recibir miles de cartas de lectores que querían saber más del fotógrafo Robert Kincaid y adquirir el número de mayo de 1966 con su reportaje sobre los puentes cubiertos del condado de Madison.
A principio, no entendieron de qué iba la cosa e incluso Susan Canby, la encargada del archivo, se tomó la molestia de buscar el nombre entre las fichas de todos sus trabajadores pero solo encontró a un tal Don Kincaid, que hizo un artículo sobre galeones fantasma en 1982.
Paradójicamente, el fotógrafo más famoso de la historia de la revista era un personaje que jamás había existido, y así respondieron a las misivas que comenzaron a llegar en 1992, con la publicación del libro, y se acentuaron cuando se estrenó la película en 1995. Cartas procedentes de todo el mundo e incluso gente que se desplazaba hasta la sede de la revista, preguntando por el inexistente artículo.
Por supuesto, no faltaron las teorías a cada cual más imaginativa sobre la posible identidad real que había servido de inspiración a Waller para crear al fotógrafo que en la película enamoraba al ama de casa interpretada por Meryl Streep. Una de las más extendidas apuntaba a David Alan Harvey, fotógrafo de Magnum y que también había hecho alguna colaboración con National Geographic.
Probablemente esta teoría se tejió en torno al hecho de que Harvey asesoró hasta cierto punto a Clint Eastwood en la construcción del personaje, no obstante, Harvey aclaró en más de una ocasión que lo único que le enseñó a Eastwood fue cómo coger la cámara como un fotógrafo profesional.
Para rascar algo de realidad en el personaje tendríamos que fijar el foco en dirección al propio Eastwood, que dice haber compartido ese espíritu errante del protagonista en su juventud, cuando iba por ahí con el coche buscando localizaciones para sus primeras películas. Aparte del propio Waller, a quien se le ocurrió la idea de la novela después de hacer un viaje fotográfico. En ninguno de los casos apareció ninguna Francesca para iluminar su camino.
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