Hubo un tiempo en el que el —buen— CGI y los —buenos— VFX eran sinónimo de prestigio y una excusa perfecta para que los estudios sacasen pecho y los cineastas presumiesen de hacer uso de las tecnologías más punteras para servir sus narrativas. Para el recuerdo quedan los jugueteos líquidos de James Cameron en 'Abyss' y 'Terminator 2', la combinación perfecta entre mecánica y ceros y unos de 'Parque Jurásico' y, sobre todo, una 'Matrix' que continúa sorprendiendo cuando ya está a punto de cumplir el cuarto de siglo.
Echar un vistazo a los making of de estos títulos, así como de muchos otros más actuales implica encontrarnos con explicaciones minuciosas y con todo lujo de detalles sobre los procesos e integración de los efectos, alardes de orgullo y discursos sobre los infinitos abanicos de posibilidades que lo digital podría abrir en el noble arte de narrar historias en imágenes en años venideros tras unos primeros compases que hicieron soñar en 'Almas de metal', 'Tron', 'El secreto de la pirámide' o 'Star Trek: La ira de Khan'.
Pero ahora, después de verdaderos milagros como los obrados en largometrajes como los de David Fincher, en trilogías como la del reinicio de 'El planeta de los simios' o en la reciente 'The Creator', la industria parece estar dándole la espalda al ordenador... aunque sólo de cara a la galería. Del orgullo se ha pasado a una aparente vergüenza por parte de unos estudios que intentan engatusar al respetable haciéndole creer que lo tangible ha reinado sobre lo digital en sus producciones.
Emosido engañado
Hace un par de días, el canal de YouTube The Movie Rabbit Hole ha hecho explotar esta mala praxis con el tercer capítulo de su fantástica serie 'No CGI is really just invisible CGI' en la que, como el propio título indica, explora la naturaleza de los efectos visuales y las imágenes generadas por ordenador mientras, en última instancia, saca los colores a Warner Bros. con su recelo a mostrar sus cartas digitales en el proceso de producción y posproducción de 'Barbie'.
Un repaso ya no sólo a artículos de medios internacionales, sino a entrevistas con diferentes profesionales involucrados en el título de Greta Gerwig nos permite comprobar la existencia de un relato casi negacionista que adjudica a la historia de la muñeca de Mattel una carga de efectos prácticos mucho mayor a la real —ya sea por mención u omisión— y que asegura que infinidad de planos generados con ayuda de ordenadores se han creado íntegramente en cámara.
Pero el caso de 'Barbie' va más allá de la simple palabrería y del hecho que se haya vendido que escenarios, edificios y demás elementos son 100% "artesanales" —por así decirlo— cuando, en realidad, junto al notable trabajo del departamento de arte y diseño de producción, el metraje de la cinta está plagado de extensiones digitales, pantallas azules y combinaciones construcciones edificadas por obra y arte del equipo de VFX. Lo verdaderamente preocupante es que en diferentes vídeos detrás de las cámaras se han empeñado en ocultar cualquier prueba de ello.
Sin ir más lejos, el celebérrimo plano en el que Barbie conduce su flamante descapotable con Ken en el asiento trasero se rodó utilizando la técnica del chroma key con una pantalla azul —tal y como puede verse en fotografías del rodaje—, pero en el making of esto se ha ocultado deliberadamente haciendo la composición del fondo para que parezca que, en efecto, el escenario es totalmente real. De igual modo, otros planos del behind the scenes en los que era más complicado reemplazar el azul por un fondo se ha optado por cambiar el color de la superficie a un gris mucho menos obvio. Vamos, que el "cómo se rodó" de 'Barbie' también tiene VFX.
Según apunta el vídeo de The Movie Rabbit Hole, esta última práctica de modificar el color de pantallas verdes y azules y convertirlas en un discreto gris no es algo nuevo, y se ha podido ver en material promocional como el de la última 'Jurassic World'. Además, la obsesión por hacer creer que todo es más practico que digital tampoco es reciente, y títulos como 'Misión: Imposible 3' y su famosa explosión en el puente lo demuestran al haber eliminado cables y composiciones en los extras para vender un stunt mucho más espectacular de lo que realmente era.
Todo esto nos llega después de la polémica generada en torno a 'Oppenheimer', la exclusión de artistas de efectos visuales de sus títulos de crédito, y el discurso de que la película prescindió del ordenador en todo momento para crear sus espectaculares planos; una verdad a medias de la que ya os hablé hace una temporada y que se sirvió del desconocimiento general en torno a las diferencias entre CGI y VFX para maquillar una verdad no tan auténtica como podría parecer a simple vista.
Está claro que, cuando hablamos de ficción, esperamos que todo tenga trampa y cartón, pero falsear la realidad es algo muy diferente y carente de ética. Desde luego, Hollywood no deja de sorprendernos, para bien y, en casos como este, para —muy— mal.
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