A inicios de los 2000, el mundo del cine en casa estaba pegando un vuelco. El ya vetusto VHS dejaba su paso de forma ceremonial al DVD, y para 2006 el reemplazo había terminado del todo. Y entre medias, no fueron pocos los que intentaron aprovecharse del cambio de paradigma para vender sus propios productos, normalmente sacadineros para aquellos que no podían permitirse un reproductor hecho y derecho pero querían entretener a los chavales.
Hasbro lo intentó con el VideoNow, un sistema que usaba discos PVD (Personal Video Discs), que permitían meter hasta treinta minutos de vídeo a 15 fotogramas por segundo, en blanco y negro y sin retroiluminación. Demasiado trabajo para ver un episodio de 'Ben 10'. Mattel también vendió su Juice Box, con una resolución de 240x160 píxeles, 10 fotogramas por segundo y que vendía los episodios en cartuchos. Duró apenas tres meses en el mercado, cayendo ante el gran (e improbable) vencedor en este mundo de las películas portátiles: la Game Boy Advance.
112 píxeles, uno detrás del otro
A mediados de los 2000, cuando se ambienta esta historia, ya había reproductores de DVD portátiles (las tablets de la época), pero era café para los muy cafeteros. Ningún padre iba a gastarse un dineral en el reproductor y la película para entretener a su hijo durante un viaje (por ejemplo) si podía comprarse un simple cartucho para la consola portátil del zagal. Esta era la lógica detrás de GBA-TV, el proyecto original de Majesco para Game Boy Advance, que estaba ya en su fase final porque acababa de salir su sucesora: Nintendo DS. El proyecto, que acabaría convirtiéndose en Game Boy Advance Video, tenía sus días contados desde su propia salida.
Los más aficionados a los videojuegos recordarán el nombre de Majesco, productora (entre otros) de 'BloodRayne' o 'Psychonauts', pero en 2003 estaba a otra cosa. Su idea de mostrar películas en la Game Boy Advance convertía la consola en lo que ahora se llama un "centro multimedia". Aunque, viendo sus capacidades técnicas, quizá era mucho decir.
La resolución de la mayoría de cartuchos era de 240x160, pero algunos prodigios técnicos para la época (sin ironía), como los packs de dos películas, bajaban los píxeles hasta 112. Esto, sumado a la limitada gama cromática de la consola de Nintendo hacía que la experiencia, si bien pareciera futurista en la época, fuera más bien decepcionante. Un poco como comprar, en plena época del Blu-Ray, un reproductor mp4 de Barbie.
Somebody once told me
Originalmente, Game Boy Advance Video lanzó packs con dos episodios de 'Pokémon' cada uno (que tenían el opening ligeramente recortado) absolutamente desordenados: de hecho, el primer episodio del primer pack era de la cuarta temporada. Además, hubo packs iniciales de dos episodios de 'Dragon Ball GT' o 'Las tortugas ninja', pero no tuvieron continuación.
Pronto, otros canales y productoras empezaron a interesarse por el formato, como Cartoon Network ('Ed, Edd y Eddy', 'Agallas, el perro cobarde', 'Johnny Bravo', 'El laboratorio de Dexter'), Nicktoons ('Bob Esponja', 'Los padrinos mágicos', 'Jimmy Neutron', 'Dora la exploradora') o incluso Disney Channel ('Kim Possible', 'Lilo y Stitch: la serie', 'Los Proud'). Pero faltaba el punto fuerte: las películas.
Sí, los packs con cuatro capítulos que apenas pasaban de los 44 minutos en total estaban bien, pero, ¿conseguirían meter una película en un cartucho? Pues no solo una: tres. 'El Espantatiburones', 'Shrek' y 'Shrek 2' se lanzaron solas y, más adelante, combinadas. ¿Cómo cabían tres horas de película en un cartucho de Game Boy Advance? Exprimiendo la consola al máximo... Y bajando la calidad del visionado.
Sin pirateo
Majesco quería asegurarse de que nadie pirateaba las películas de Dreamworks a 112 píxeles, por lo que estos cartuchos solo pudieron usarse en las consolas portátiles siguientes hasta Nintendo DS Lite. Lo que la empresa quería impedir es que mediante el Game Boy Player, un accesorio para GameCube que te permitía jugar a los juegos portátiles en la televisión, se pudiera copiar la cinta a un VHS o DVD. Ya sabéis, el sueño de cualquiera: ver 'Shrek' a una calidad ínfima en pantalla grande.
Aunque el invento no salió de Estados Unidos, allí sus precios eran decentes (dentro de lo que cabe): un pack de series costaba 9,95 dólares mientras que una película eran 19,99. No era más barato que un DVD, pero tampoco hacía falta comprarse otro aparato para verlo. Al final el DVD se popularizó, la Nintendo DS se hizo con el mercado y a nadie se le ocurría ver una película con la calidad de la Game Boy Advance. Tres años después de su nacimiento, en 2007, el proyecto moría.
Y no lo hacía sin dejar cadáveres por el camino: además de un buen puñado de cartuchos de series que nunca verían la luz del sol se encontraba 'Madagascar'. Al final, la propia Nintendo cogió el guante que Majesco lanzó e incluyó el programa Nintendo Video entre los descargables para Nintendo 3DS, aunque solo eran tráilers, videoclips y episodios televisivos. Y sí: después de leer este artículo tú también tienes ganas de ver 'Shrek'.
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