Entre el continuismo multiformato y la decisión creativa, por qué rodar '28 años después' usando iPhones 15 tiene todo el sentido del mundo

Entre el continuismo multiformato y la decisión creativa, por qué rodar '28 años después' usando iPhones 15 tiene todo el sentido del mundo

¿Qué ha llevado a Danny Boyle y a DOP Anthony Dod Mantle a grabar la esperada secuela zombi con teléfonos móviles?

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Si nos centramos exclusivamente en el mundo del cine y dejamos a un lado el primer virus otoñal que he pillado nada más arrancar la nueva estación, los últimos días han sido de lo más interesantes para un apasionado de la parte más técnica de los rodajes. El motivo no es otro que el revuelo que se ha montado en torno a la publicación de unas fotografías tomadas en el set de de '28 años después', en las que puede verse al equipo usando una cámara de lo más especial.

Te rueda una peli y te manda un Whatsapp

La ansiada nueva entrega de la saga de terror, que arrancó en 2003 con '28 días después', se ha rodado a lo largo del verano que acabamos de despedir con un curioso secretismo en torno al material usado para capturar sus imágenes. El misterio al respecto se desvaneció cuando la gente de Wired publicó un artículo soltando la bomba: el largometraje, presupuestado en 75 millones de dólares, se ha rodado usando un puñado de iPhones 15.

Un vistazo a la instantánea en la que, además de a Jodie Comer, puede verse el rig de cámara de '28 años después', deja entrever un armatoste no demasiado diferente al que podríamos ver en cualquier producción más "ortodoxa" —nótese el entrecomillado— en la que se ha apostado por una de las tres grandes del mercado: ARRI, Sony o Red. No obstante, es cuando hacemos zoom cuando la cosa se pone mucho más jugosa.

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Si obviamos el slider y la cabeza Tango II que sostiene el equipo, un vistazo de derecha a izquierda nos permite ver una matte box acoplada a una lente de cine con su correspondiente follow focus remoto —que se opera desde el monitor a la izquierda de la foto—, un monitor, probablemente haya por ahí un sistema de almacenamiento externo y de alimentación... y, al final del todo, un teléfono móvil corriente y moliente embutido en una caja protectora y conectado a la óptica a través de un adaptador de profundidad de campo, que proyecta la imagen de la lente sobre una pantalla que se graba con en teléfono.

Ahora bien, sabiendo todo esto... ¿Qué sentido tiene que Danny Boyle y el director de fotografía Anthony Dod Mantle —ganador del Óscar por 'Slumdog Millionaire'— hayan optado por este equipo y no por lo convencional? La respuesta sencilla, de barra de bar nos lleva a un obvio "es una maniobra comercial de Apple", y ojo, porque dentro de la obviedad, no sería descabellado. Al menos, no del todo...

No debemos olvidar que, en el año 2013, Boyle estrenó 'Steve Jobs', un biopic del gurú tecnológico escrito por Aaron Sorkin y protagonizado por Michael Fassbender que hizo que el cineasta estrechase lazos con la compañía de Cupertino. Algo a lo que hay que sumar el hecho de que los de la manzana llevan años promocionando su línea de teléfonos haciendo mucho hincapié en su sistema de cámaras, que venden como el nexo definitivo entre el usuario de andar por casa y Hollywood.

Bajo mi humilde opinión, esta teoría pierde peso cuando tenemos en cuenta que Apple acaba de lanzar su iPhone 16, y que estaría cerca de presentar el 17 cuando se estrenase la película, prevista para el verano de 2025. Anunciar a bombo y platillo que '28 años después' se grabó con el iPhone 15 queda algo obsoleto si tenemos en cuenta lo rápido que se mueve la industria tecnológica hoy en día.

Una cuestión de continuidad

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Pero, entonces ¿qué tripa se le ha roto a Boyle y compañía para tirar de este monstruito de Frankenstein? La respuesta, simple y llanamente, se encuentra en lo estrictamente creativo, y tiene todo el sentido del mundo cuando nos fijamos en las dos producciones que la preceden, rodadas con un cóctel de formatos que hibridaron lo analógico, lo digital, lo profesional y lo prosumer.

'28 días después' rompió moldes al combinar el rodaje en fotoquímico en 35mm y 8mm con el uso de cámaras de vídeo digitales Canon XL-1 que grababan en cintas MiniDV a una resolución próxima al 480p muy lejana a los estándares HD actuales —en otro momento hablaremos de por qué se optó por ellas, porque es interesantísimo—. Por su parte, en la secuela '28 semanas después' se combinó metraje en 35mm y 16mm con cámaras digitales Sony HVR-Z1E, esta vez sí, con resolución de 1080i.

Sin estar confirmado, la lógica invita a pensar que el metraje grabado con iPhone 15 en '28 años después' se combinará con fotoquímico o, en su defecto, sensores digitales 100% profesionales. Pero si hablamos de una cámara digital actual que se alinee con el perfil prosumer de las mencionadas XL-1 y la Z1E, esa, sin duda —y si dejamos a un lado la nutrida linea mirrorless de Sony, Canon y compañía—, esa cabe en nuestro bolsillo y podemos mandar WhatsApps con ella.

Además, tirar de un dispositivo como el teléfono de Cupertino sirve para capturar un marco temporal a través de la imagen y sus peculiaridades en lo que respecta a definición, textura, rango dinámico y movimiento, apoyado por un perfil de color logarítmico como el Apple Log que da un gran margen para manipular el look final del material.

No obstante, todo lo que podamos escribir sobre el tema son y serán conjeturas estériles, ya que una buena película —confiamos en que '28 años después' lo será— seguirá siéndolo independientemente del material con el que se ruede, y Sean Baker y Steven Soderbergh ya han demostrado con sus 'Tangerine' y 'Perturbada' que un iPhone es tan válido como una Arriflex cargada con Kodak Vision.

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