De cine-arte a plagios indonesios: un maravilloso viaje al renacer de un personaje que actualmente nadie podría tocar sin derecho explícito de DC
Desde su nacimiento en las páginas del número 27 de 'Detective Comics', allá por marzo de 1939, hasta ahora, Batman ha luchado contra toda clase de enemigos, recibido la burla general y el posterior aplauso del público, derribado su propia imagen, fabricado una nueva iconografía y fascinado a todo el que se haya acercado alguna vez a él, ya sea de la mano de Christopher Nolan o, por qué no, de Adam West. Sin embargo, no todo el mundo sabe que antes incluso de aquella mítica adaptación televisiva, ya tuvo una primera aparición cinematográfica... en un crossover artístico tan ilegal como imposible.
El hombre del bate
Pero antes, vamos a remontarnos en el tiempo hasta el 16 de julio de 1943, cuando Lewis Wilson representó por primera vez al superhéroe en una pantalla, en el serial 'Batman', que duró 15 episodios y fue una de las más obvias propagandas anti-japonesas en la II Guerra Mundial: el Hombre Murciélago se las veía contra un tal Tito Daka, un doctor japonés que había inventado una pistola de rayos que pueden disolver cualquier cosa. Este serial es, como podréis imaginar, un dislate en el que podemos ver desde zombies controlados por implantes cerebrales hasta cocodrilos con hambre de extranjeros.
Esta introducción de Batman en el transmedia (aunque por aquel entonces esta palabra estaba lejana de sonar a algo) perfiló dos de sus elementos clave: por un lado, creó la Bat-cueva y, por otro, determinó que Alfred, el mayordomo, debía ser delgado para que pegara con el cuerpo de William Austin. En los cómics, poco después, mandaron al entonces orondo sirviente a una clínica y volvió con el aspecto con el que le conocemos ahora. Lo de que los cómics cambien según lo que pasa en el cine es algo que lleva pasando toda la vida, sí.
DC aún cedería a su personaje para otro serial de 15 episodios en 1949 protagonizado por Robert Lowery, donde él y Robin se enfrentaban a un villano conocido como "El Mago", pero el resultado fue francamente risible. El resto ya lo conocemos: el héroe vivía en los cómics de los años 50 y 60, pero el público general solo le conocía como un personaje para niños. Y cuando, por fin, John Broome y Carmine Infantino estaban empezando a eliminar los elementos más bobos de las historietas, llegó la serie de 1966 y dinamitó todo el progreso que habían hecho sin querer.
Batman Robin, no sé de qué van
Sin embargo, dos años antes de que la serie hiciera a Batman conocido mundialmente de nuevo, el artista Andy Warhol, por entonces en plena eclosión popular gracias a su famosa "lata de Campbell" y el díptico de Marilyn Monroe, decidió utilizar a Batman en una de sus cientos de películas experimentales. La película en cuestión se llamó 'Batman Drácula', y el artista lo entendió no como una mofa, sino como un homenaje a un personaje del que era fan.
Durante sus dos horas de duración, los espectadores podían ver a Jack Smith interpretando tanto a Batman como a su némesis, el Conde Drácula. La película, que ha pasado a la historia como el primer fan-film jamás hecho, se rodó completamente muda y después se le añadió una banda sonora con música de, por ejemplo, The Velvet Underground. Por supuesto, no hay ningún tipo de trama, al menos que podamos entender ahora, porque se considera una cinta totalmente perdida de la que solo se conservan extractos.
¿Merece la pena ver lo que se ha podido rescatar? Pues depende de lo receptivo que seas al video-arte. Se trata de un metraje surrealista en la que solo podrás ver imágenes superpuestas una tras otra. A DC le gustó tan poco la idea de pasar al futuro de la vanguardia artística que prohibió incluso las proyecciones privadas de la película y prohibió que se hicieran copias, por lo que bastante es que algunos minutos de esta pieza histórica (en su día polémica, entre otras cosas, por sus desvergonzados desnudos frontales) aún sobrevivan. Sin embargo, no sería la última vez que el Cruzado Enmascarado se enfrentara con el Conde Drácula...
Quiero beberme tu sangre, Batman
Cuando la serie de televisión eclosionó, no fueron pocos los que intentaron aprovecharse de la nueva fama del superhéroe utilizándolo de manera absolutamente ilegal, creyendo -con razón- que DC jamás se preocuparía de películas independientes realizadas fuera de Estados Unidos. Uno de estos precursores (por llamarlo de alguna manera) fue Leody M. Díaz, un director filipino que cogió la idea de Warhol en 1967, le quitó lo experimental y la llevó al cine más popular con 'Batman Fights Dracula', en la que el malvado Dr. Zorba se intenta vengar de Batman resucitando al vampiro más famoso de la historia y convirtiéndole en invencible contra ajos, cruces cristianas y el resto de maneras clásicas de acabar con él.
La película está tristemente perdida, pero es por mala conservación, no por problemas con DC. De hecho, no es la única cinta de Filipinas que tenía al personaje como protagonista: el año anterior se estrenó en el país 'James Batman', en la que un agente secreto al estilo de James Bond se aliaba con el héroe para acabar con un sindicato del mal. ¡Es más! En 1965, antes incluso de la serie de Adam West, el país vio el estreno de 'Alyas Batman at Robin', dirigida por Paquito Toledo y de la que ni siquiera se ha rescatado el argumento. La semilla ya estaba plantada: viendo que DC no era un problema, en México, en 1968, también se atrevieron con la imposible 'La mujer murciélago', ambientada en el mundo del wrestling y que es para ver y no creer.
Años después, en 1973, Filipinas no cejó en sus adaptaciones ilegales de Batman con la perdida 'Fight! Batman! Fight!', en cuyo póster se nos presentan dos Batmans (uno de rojo con una pistola, uno con el traje clásico rompiendo el cuello a un villano) y un Robin. Curiosamente, ese mismo año los turcos también se atrevieron con el personaje en 'Yarasa Adam Betmen' en la que, ya puestos, decidieron fusilar también la música de las películas de James Bond. Al final, Andy Warhol solo dio el primer paso para cumplir el ilegal sueño de muchos: hacer su propia película de Batman sin que la editorial les persiguiese. Ahora, con Internet funcionando y las leyes de derechos de autor mucho más duras, el Cruzado Enmascarado se enfrenta a una franquicia de leyenda... a la que quizá no le viniera mal el enfrentamiento definitivo con Drácula, ¿no?
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