En su búsqueda desesperada de cosas reconocibles que puedan funcionar para tener enganchados a los suscriptores, Netflix apostó fuerte por los derechos de la obra de Roald Dahl, con 'Matilda, de Roald Dahl: El musical' como último gran ejemplo de ello. Una diferencia con respecto a décadas atrás donde había que hacer un esfuerzo importante para convencer de que había potencial en adaptar obras de literatura o propiedad intelectual.
Viaje fantástico e inesperado
Y hablamos de uno de los autores más populares de la literatura infantil de todos los tiempos. Pero aun así las grandes adaptaciones cayeron con cuentagotas, como son los casos de la otra 'Matilda' o 'La maldición de las brujas'. Costó lo suyo convencer a Disney (¡a Disney!) de hacer una ambiciosa fantasía infantil con una de sus obras más reconocibles, contada en formato de animación en stop-motion.
Pero Henry Selick se salió con la suya gracias nuevamente al apoyo de Tim Burton y dirigió 'James y melocotón gigante', su gran proyecto tras 'Pesadilla antes de Navidad' que también se puede disfrutar a través de Disney+. Una adaptación que no buscaba cortarse en los aspectos pesadillescos del cuento de Dahl, lo cuál hace que con el tiempo sorprenda su estética retorcida y escalofriante que muchos veríamos como fuente de traumas infantiles.
Quizá sea por la sensación de que el terror infantil ya no está tan en boga, optando por producciones más inofensivas y blancas. No obstante, Selick también ofrece espacio para el contraste, lo que la diferencia de su gran debut. Al inicio oscuro y tenebroso donde se nos muestra la terrible situación de James, o la amenaza que flota todo el rato en la película para añadir una fuente de conflicto más constante, se le anteponen los tonos amables del mundo del melocotón mágico, tanto en la parte del viaje por las nubes como por dentro del transporte.
A pesar de que el stop-motion y su funcionamiento sean marca registrada del director, los diseños de 'James y el melocotón gigante' tienen una textura y tonos que los diferencia, mostrando que su libro de estilo tenía capacidad de exploración (la reciente 'Wendell y Wild' muestra también una estética diferenciable, al igual que 'Los mundos de Coraline'). Todas sus películas parecen películas de Selick, pero ninguna es calcada a la otra.
Eso le da un carácter especial a James y el melocotón gigante' que demuestra la afirmación de que es una de las mejores adaptaciones de Roald Dahl. Cierto es que, hasta hace muy poco, hacer una adaptación suya no era común. Selick demuestra el potencial desaprovechado con una hermosa fábula sobre el descubrimiento, la amistad y el perseguir los sueños que definen a uno.
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