Las series de superhéroes de Marvel han tomado aire antes de retomar su andadura con ‘Invasión Secreta’, casi un año más tarde del estreno de ‘She-Hulk’. Después de su tono ligero, el MCU vuelve a ponerse en el modo más serio, con un thriller de espías y ciencia ficción que se ha vendido como el paso adulto del universo televisivo de la empresa. Lo cierto es que, si bien hay algunos elementos más oscuros que son bienvenidos, lo que muestra el piloto estrenado en Disney+ no deja de ser un producto 100% MCU.
De hecho, el tono no es tan distinto al de ‘Falcon y el soldado de invierno’, y hasta cierto punto su trama de “terrorismo post-thanos” resulta bastante más similar de han querido hacer parecer las primeras impresiones. Con la presencia de los Skrulls parece que hay más cosas en juego, pero lo cierto es que la idea de hacer una ‘Invasión de los ultracuerpos’ al estilo Marvel queda pronto descartada en un tono mucho menos oscuro que apocalíptico o predistópico, pero nunca asfixiante o inquietante. Podría considerarse un híbrido entre 'V' y 'BrainDead', pero los referentes se le quedan grandes.
También se ha querido ver como la ‘Andor’ de Marvel, por su tono más grave dentro del mismo universo, pero aquí los rebeldes son la facción revolucionaria, con lo que el punto de vista es diferente. La serie tiene lugar en el presente, y comienza de manera bastante simple. Un agente le cuenta al ex agente de la CIA Everett Ross (Martin Freeman) sobre una conspiración inminente y masiva de Skrull para conquistar el mundo, después de haber sido abandonados por los humanos y sin Nick Fury para ayudarlos.
La depresión de Nick Furia
Pronto juegan con la premisa en la que se apoyará ‘Invasión secreta’: debido a que son cambiaformas, ni los personajes, ni el espectador pueden determinar quién es un alien o no, a menos que se nos muestre específicamente. La facción renegada de Skrulls, liderada por un hombre llamado Gravik (Kingsley Ben-Adir), ha decidido que, dado que los humanos tienen la intención de autodestruirse, ayudarán a acelerar el proceso. Un ataque terrorista planeado por los Skrulls enfrenta a Estados Unidos contra Rusia, y parece que se está gestando una guerra mundial.
Hay una muerte sorprendente al final del episodio, un giro arriesgado que acelerará las cosas para Fury, que vuelve de S.A.B.R.E con una depresión indolente que se transmite al tono de toda la ficción, sin mucha emoción, con dirección mediocre y un montaje mejorable. Ni siquiera la aparición de Olivia Colman resulta algo destacable, más allá del habitual prestigio que confiere su sola presencia. Gravik es un villano amenazante y despiadado, pero bastante genérico y sin ninguna característica que deje huella memorable en particular.
Probablemente, lo único verdaderamente potente es su atmosférica secuencia de créditos animada, como si fueran ilustraciones en movimiento. Y esto es cuanto menos complicado de afirmar, porque para sorpresa de pocos, el segmento está creado con Inteligencia Artificial, por lo que si tienes una empresa de producción animada para títulos de crédito, puedes ir dejando de contar con Marvel como posible cliente, con lo que podemos esperar que esto sea una desafortunada tendencia en el resto de estudios de ahora en adelante.
Más oscura, pero jugando sobre seguro
Ben Mendelsohn es un Talos trágico y parece que su relación con su hija, G'iah, es un punto clave de la serie, con una bienvenida Emilia Clarke, dividida entre el amor de su familia y su raza. Pero no hay nada en lo que se nos presente que vaya más allá de los puntos esenciales para levantar una trama. No es realmente emocionante, ni tan densa o estratégica como quiere hacer parecer, en ocasiones hasta resulta algo aburrida, aunque esto puede cambiar tras el final del episodio. Pero con lo que hay, si lo que muestra un piloto es un aperitivo de lo que tiene que ofrecer el resto, no conviene hacerse muchas ilusiones con lo que viene.
Aunque no está desencaminada la comparación con ‘Andor’, porque en el fondo ambas son un apéndice del mismo proceso de diversificación de mercado de la misma marca, como los Skrulls, Marvel se mimetiza con series que normalmente no se suelen destacar como adultas u oscuras, sino que son lo que son y nadie se congratula por ello. Es decir, tenemos desde ‘Expediente X’ a ‘El guardaespaldas’ pasando por cualquier producto reciente de ciencia ficción de HBO o Apple Tv, que ofrecen más o menos lo mismo, pero con más cualidad cinematográfica y espacio real para las sorpresas.
Porque, como la serie de ‘Star Wars’ con la que se compara, ‘Invasión secreta’ puede hacer parecer que es algo más de lo que Disney ha venido haciendo con sus superhéroes, pero la realidad es que la caja de herramientas de la factoría es limitada y cualquiera que haya pasado un tiempo picoteando por sus producciones sabe perfectamente hasta dónde puede llegar. Y no solo en cuanto a ciertas líneas rojas de material sin censuras, sino en cuanto a una madurez bien encajonada dentro de pautas de puesta en escena, tono y riesgo dramático que ofrecen la sensación de ir siempre con un cinturón de seguridad que no va a permitir un volantazo de peligro.
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