Varios récords de taquilla. Una sorprendente calificación en IMDb. Otra igual de sorprendente en Rotten Tomatoes. La mayoría de los comentarios vertidos por la red, incluyendo la crítica de mi compañero Mikel, coincidiendo en alabar la arriesgada apuesta de la Fox. Y las expectativas creciendo de forma desmesurada a cada minuto que uno se acercaba a ver 'Deadpool' (id, Tim Miller, 2016) para, obviamente, dar paso a la inevitable pregunta: "¿tan bien está?".
La respuesta, en una sola palabra: SÍ. Lo que Ryan Reynolds —principal instigador del proyecto—, Tim Miller y la Fox han conseguido con este filme calificado "R" en Estados Unidos, es el equivalente bestia y adulto de lo que Marvel lograba poco antes con 'Guardianes de la Galaxia' ('Guardians of the Galaxy', James Gunn, 2014), esto es, que un personaje de segunda le patee el culo, en este caso, a los héroes de primera de la productora que son los mutantes apadrinados por Bryan Singer. 'Deadpool' está disponible en Disney+.
'Masacre', el cómic
Creado por Fabian Nicieza y Rob! un año antes de que el terrible dibujante se mudara junto a Jim Lee, Todd MacFarlane, Erik Larsen, Marc Silvestri y Jim Valentino a ese nuevo hogar que fue Image, el devenir editorial de Masacre, más allá de los cuatro volúmenes que hasta ahora lleva publicada su serie regular —con casi trescientos números entre todos ellos— siempre ha estado sujeto a la poca confianza que Marvel ha tenido en el personaje y, en los últimos tiempos, al infinito cosmos de miniseries que la editorial ha puesto en circulación.
El propio Joe Kelly, probablemente el escritor que mejor supo entender al mercenario bocazas y que, a lo largo de aproximadamente treinta números, desarrolló la que todo el mundo coincide es la etapa más sólida del personaje —algo a lo que no fue ajeno el dibujo de Ed McGuinness—, se expresaba así cuando se refería a esa ausencia de compromismo de Marvel con el mutante parlanchín y deslenguado:
Con Masacre podíamos hacer lo que quisiéramos porque todo el mundo esperaba que la serie se cancelara cada cinco segundos, así que nadie le prestaba atención y podíamos salirnos con la nuestra.
Con la ruptura de la cuarta pared como característica más identificable aportada por el guionista —una cualidad que ha seguido siendo explotada en casi la totalidad de las cabeceras que han venido protagonizadas por Wade Wilson—, la desmesura editorial actual hacia el personaje por parte de La Casa de las Ideas ha provocado, o al menos así lo percibe este redactor, un empobrecimiento extremo de un antihéroe que merecería algo más que la mediocridad que suele campar a sus anchas por las páginas por el protagonizadas.
Tanto es así, que de todo lo que he podido llegar a leer con él pululando por las viñetas —y no ha sido poco, os lo puedo asegurar—, sólo me quedaría con 'La guerra de Wade Wilson', una hilarante miniserie dibujada con enorme presteza por Jason Pearson; aquella versión de marcado talante noir que fue 'Pulp' y, al menos en lo que lleva hasta ahora, la aventura que está cruzando su destino con el trepamuros.
'Deadpool', a chiste y burrada cada diez segundos
Después de haber tenido que contemplar horrorizado la equivocada dirección que tomó, no ya su inclusión en el filme, sino todo lo que concernió a esa olvidable producción que fue 'X-Men orígenes: Lobezno' ('X-Men Origins: Wolverine', Gavin Hood, 2009), y a sabiendas de lo fácil que hubiera sido que su participación en la cinta no se limitara a la chorrada que finalmente fue, muchas eran las ganas de comprobar si la Fox los tendría bien puestos para aproximarse a Masacre como había que hacerlo.
Y los ha tenido. Vaya si los ha tenido. Tanto, que ha acabado construyendo un vehículo tremendamente atípico que reta al espectador a no perderse ni un detalle de lo que sucede en pantalla desde los créditos iniciales so pena de no apercibirse de alguno de los cientos de chistes y referencias visuales o verbalizadas que, como digo, comienzan ya en ese minuto largo sobre el que se prolonga el desfilar de "nombres" que conforman el equipo artístico principal de la producción.
Al ritmo de la ochentera 'Angel of the Morning' y sin que en las letras sobreimpresas aparezca ni un sólo nombre propio —la totalidad de los créditos se resuelven con coñas acerca de los miembros del filme— lo que sigue a continuación es la espectacular set-piece que ya habíamos podido ver en aquéllos primeros minutos que sirvieron a Miller y Reynolds para convencer a Fox de la viabilidad y el gran potencial que albergaba el proyecto.
Comenzar la cinta con una secuencia que se rompe constantemente con flash-backs destinados a presentar a los personajes principales —el villano inglés, la guapísima Morena Baccarin y los dos mutantes que "son los únicos habitantes de la mansión de los X-Men"—, no es más que una de las peculiaridades de un filme que va nadando contra corriente y que, al hacerlo, se posiciona como lo más original que se haya proyectado con el sello Marvel en la gran pantalla (hasta entonces).
Políticamente incorrecta hasta extremos inconcebibles para lo que podríamos llegar a ver en un filme producido por Marvel Studios —máxime desde que éstos se encuentran bajo el amparo de Disney— el humor salvaje y desbocado que se pone en boca de la verborrea que derrocha el protagonista es uno que recorre todo el posible abanico de salvajadas que uno pueda imaginar, desde tacos a mansalva hasta violencia explícita pasando por lo que queda entre medio.
Y lo que queda son incontables chistes sexuales —impagable la escena que sigue al encuentro entre Wade y Vanessa y el año que se pasan, que diría Michael Douglas, "follando como leones"—, referencias dos mil a la cultura popular —imposible comenzar a dar cuenta de todas ellas pero me presten atención a las que se refieren a las películas Marvel— y un discurrir narrativo que, al permitir poco descanso al espectador, termina consiguiendo que el metraje se nos haga cortísimo.
Indudable valor añadido a la experiencia que ya es 'Deadpool', esa brevedad no impide disfrutar de forma plena de unos personajes bien descritos y desarrollados —impagable lo que hacen con Coloso— y, sobre todo, de un protagonista que en manos de Ryan Reynolds es motivo constante de asombro y admiración; no hay duda, sin él la cinta no habría sido la misma.
Siendo imprescindible para poder valorar en condiciones el gran trabajo del intérprete ver el filme en versión original —no quiero ni pensar en los destrozos que el doblaje habrá hecho con muchos de los juegos de palabras que trufan la cinta— que, para colmo, la proyección termine con un homenaje a 'Todo en un día' ('Ferris Bueller's Day Off', John Hughes, 1986) es el remate que faltaba para hacer de 'Deadpool' un filme como no hay otro en el mundo de los superhéroes en cine. Pura genialidad.
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