Como ya comentamos cuando recorrimos sus inicios, el insigne Quentin Tarantino tras el fracaso de su primer intento de película, se centró en su faceta de guionista incitado por su agente. En ese tránsito, y con el libreto de ‘Amor a quemarropa’ (‘True Romance’) a punto de ser su primer peldaño hacia una posible carrera en Hollywood y la que le sacara de una complicada situación financiera, acabó con sus huesos en la cárcel. Nada importante, tan sólo una excesiva tendencia a abandonar su coche en lugares prohibidos para aparcar. Eso durante varios años e ignorando cualquier intento de pagar sus multas, lo llevaron a prisión.
Su madre, que siempre le recriminaba su dejadez en este sentido, no acudió en su ayuda con la fianza, como cabía esperar. Quiso darle su merecido. Quentin pasó unos días en la dura prisión del condado de Los Ángeles (1989) compartiendo espacio reducido y tenso con maleantes de todo pelaje. De ahí aprendió, principalmente, que aquella sería una excelente situación para extraer material para futuros guiones. Una experiencia vital con personajes y diálogos reales que supo absorber.
Fue el gérmen de su siguiente guión, ‘Asesinos natos’ (‘Natural Born Killers’), cuyos derechos fueron adquiridos (tras varios rechazos) y posteriormente filmado por Oliver Stone y del que Tarantino siempre quiso desvincularse (por notables diferencias con la historia final). Y también le sirvió para curtirse en esos personajes que tanto le atraen y que se mueven dentro de un mundo violento (posteriormente también le ayudó a darle forma a ‘Abierto hasta el amanecer’).
Posteriormente, comenzó a relacionarse (como un joven ávido de introducirse en el mundillo de Hollywood) con algunos productores, a entablar amistades y empezar a conocer de primera mano cómo funciona la maquinaria de Hollywood. En un verano de especial inspiración, motivado por sus ganas de lograr un guión con el que debutar en condiciones (como siempre había soñado), escribió ‘Reservoir Dogs’. De un tirón, en unas cuantas semanas, sin descanso, en su diminuto apartamento desordenado, en un barrio ruidoso. Pero abstraído de todo lo que le rodeaba, escribió compulsivamente a mano y llenando las páginas de anotaciones. Parió su historia, esa que quería contar, aportando su particular abanico de influencias, pero filtrando su conocimiento para dar lugar a un relato que debería suponer el comienzo de su éxito en la dirección.
Su entusiasmo a la hora de escribir ‘Reservoir Dogs’ estuvo muy influenciado por una frase, en especial, de ‘Atraco perfecto’ de Stanley Kubrick. Una intervención que Sterling Hayden bordó en su interpretación:
Te voy a dejar esa cara tan bonita que tienes convertida en picadillo de hamburguesas
Contenía la esencia de su historia. Una amenaza violenta, no exenta de humor que resumía lo Tarantino quería transmitir en el guión.
Algo que no fue tan fácil, teniendo en cuenta sus antedecentes y que un novato tan joven no sería capaz. Pero creía en él mismo, en su guión y le puso todo el entusiasmo que sólo Tarantino es capaz. Lawrence Bender, un productor con el que había entablado amistad, fue el primero en leerlo y quedó sorprendido gratamente. Hasta el punto que le pidió tiempo para buscar el dinero y hacer una producción en condiciones. Pero Tarantino, tras acumular fracasos, tenía mucha prisa en llevar a cabo la película y puso todo su empeño para acelerar el proceso y hacerse cargo él mismo de la dirección cuanto antes.
Mientras tanto, ‘Amor a quemarropa’ finalmente tomaba forma de importante producción (y Tony Scott se pondría al frente de la dirección). Le reportaría un dinero esencial para paliar la crisis de su debilitado bolsillo, aunque insuficiente para lo que podría haber logrado, por culpa de su desesperación.
Junto a Bender, se unió al proyecto Monte Hellman, un veterano director que se había curtido junto a Roger Corman y al que también le entusiasmó el guión. Posteriormente entró en el juego también el actor Harvey Keitel, a la sazón, pieza fundamental para que Tarantino viera finalmente su deseo convertido en realidad. Tras lograr el resto de actores del reparto, Tarantino firmó con Live Entertainment y consiguió un año como máximo para tener la película lista. Todo salió rodado, incluso desde Sundance estaban entusiasmados con el posible resultado tras leer el guión.
El rodaje fue rápido, ya que Tarantino tenía la película en su cabeza y no necesitaba emplear demasiado tiempo. Apenas un millón y medio de dólares pero suficientes para desarrollar su ingenio.
El resto es ya muy conocido. La película, incluso antes de terminar el montaje, ya había conseguido recorrer rumores por Hollywood y se esperaba mucho de ella. Y a su paso por varios festivales fue cosechando elogios y aplausos. Tarantino cumplió su sueño y dio rienda suelta a su dicharachera y mediática personalidad. Sundance, Cannes y hasta en Sitges (donde logró tres importantes premios en una edición donde el género fantástico no fue precisamente el estandarte). No era para menos. Una película brillante, redonda y que tiene esa esencia de transmitir algo especial.
Su particular visión del cine negro, encerraba el que sería un debut muy sonado. Tanto que ‘Reservoir Dogs’ fue el paso que elevó a Tarantino al estrellato absoluto y con el que estableció un nuevo estilo de cine (como comenté en la crítica de la película), que daría mucho que hablar durante toda la década de los noventa y la que aún nos ocupa.
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