Se dice mucho eso de que la fórmula de la comedia es infalible, que todo lo que necesitas es sumar tragedia y tiempo. Escribir comedia es en cierto modo una tragedia. Una que, además, si el éxito acude a la llamada, puede prolongarse durante mucho tiempo.
No es país para sitcoms
No me entendáis mal: tenemos unos cómicos increíbles. Somos país de comedia y siempre lo hemos sido. Los Azcona, Berlanga y Ozores de las distintas épocas doradas de nuestra comedia cinematográfica han ido dejando paso a propuestas radicalmente distintas y tan diferenciadas entre sí como las que separan el cine de Santiago Segura del tono de Javier Ruiz Caldera o Emilio Martínez-Lázaro. El cine de este último es probablemente lo más parecido a nuestro humor catódico. Y es que por desgracia, España no entiende de sitcoms.
No estoy diciendo que las comedias españolas de televisión no sean buenas. Lo son. Algunas de ellas, excelentes. Al menos por momentos. Pero de lo que no hay duda es de la ausencia de un formato "sitcom" propiamente dicho. España no tiene un hueco en su abultada parrilla televisiva para proyectos de entre 20 y 30 minutos de duración.
A pesar de todo, a pesar de no estar ceñida a un formato fijo, algo que hizo todavía más especial a una propuesta como 'Museo Coconut' en la televisión generalista, parece que gracias a las plataformas de pago entramos en la verdadera edad de las sitcoms. 'Paquita Salas', 'Vergüenza', 'Mira lo que has hecho', 'Capítulo 0' y 'Vota Juan' vienen a demostrar que cuando queremos (y sobre todo cuando nos dejan), sabemos hacer comedia de situación.
Situando la comedia
" En el caso del formato es verdad que no era exactamente igual por duración que el formato americano, pero tratamos de ajustar el sistema de producción al americano. De hecho, lo “copiamos” después de hablar con los guionistas de 'Frasier' y otras sitcoms americanas. En lo que respecta a plazos de escritura, producción o numero de versiones trabajábamos igual". Nos lo cuenta Raúl Díaz, veterano guionista, director y productor ejecutivo de series tan emblemáticas como '7 Vidas', 'Aída' o 'Anclados'.
"En la sitcom la dificultad es que los personajes de tu serie no deben evolucionar mucho, porque no deben abandonar ni traicionar la premisa cómica que les hace únicos. Tradicionalmente, la sitcom se “resetea” al final de cada episodio. A pesar de eso los personajes tienen un arco de evolución a lo largo de la temporada, (trama horizontal). Si la serie va cumpliendo años, los personajes pueden cambiar mucho y corres el peligro de traicionarlos, pero también corres el riesgo de que pase lo contrario, que no cambien y el espectador termine por abandonar".
Como decía al principio, el tiempo es un factor importante en esto de la comedia. Pero no solo para su creación: el tiempo también juega malas pasadas.
Un factor de peso: la vida misma
"Los niños crecen, los actores se van yendo y las series van incorporando nuevos personajes. Es muy complicado no hacerlos evolucionar. La inolvidable Sole evolucionó bien a lo largo de '7 vidas' porque temporada tras temporada, casting tras casting, nunca se traicionó a sí misma".
Uno se pregunta cómo es posible estar pensando constantemente, durante años, en los personajes a los que da vida a través de unas teclas.
"Lo de estar pensando todo el día en vidas ajenas que no existen es así. Se cogen chistes y tramas de todo lo que ves y te pasa. Por ejemplo, en 'Aída' hicimos una trama del intercambio de parejas, en la que Mauricio y Aída se hacían pasar por una para poder tener sexo. Esta trama se me ocurrió porque al lado del primer piso que tuve en Madrid había un local de intercambio de parejas, y me puse a pensar cómo sería meter a un personaje de la serie allí".
"A veces también salen tramas de los periódicos o la tele. Que si un personaje se mete en GH o que otro haga entrevistas de trabajo con notas racistas, como pasó con una cadena de supermercados. O incluso un colega te cuenta una anécdota y piensas 'hum, ahí hay algo'".
Uno no puede dejar de pensar en la incompatibilidad de una vida normal con la creación de ideas constantes, algo que Raúl nos confirma.
"Todo eso afecta. A lo mejor estás cenando y se te ocurre algo y te levantas en mitad de la cena para apuntarlo, o en la cama cuando estás intentando dormir. Muchas veces en el metro tenía que sacar el guión para tomar notas a mano de cosas que se me iban ocurriendo. Un chiste de Luisma que decía 'Claro, la capital de Brasil Brasilia y de Rusia Rusilia' se me ocurrió jugando una partida del Pro Evolution con Brasil y Rusia… Y así todo el rato. Al final se mezcla mucho la realidad y la ficción y algún personaje siempre se llamaba o apellidaba igual que un amigo o una novia, o un compañero".
Tropezamos, creemos que aprendemos y volvemos a tropezar
"Lo cierto es que creo que se le da demasiada importancia a la evolución de los personajes. En la comedia que a mí me gusta esto tiene menos importancia. La mayoría de personas no tenemos ese arco". Miguel Esteban, uno de nuestros mayores valores a las letras sitcom y artífice de éxitos como 'El fin de la comedia' (nominada al Emmy, ojo al dato), 'Capítulo 0' o 'Museo Coconut': "Tropezamos, creemos que aprendemos y volvemos a tropezar. Me interesa más esa torpeza que una evolución perfecta y planificada de un personaje".
"Cada serie tiene un lenguaje propio. 'Museo Coconut' era la más absurda y loca. 'El fin de la comedia' era completamente libre y el personaje no evolucionaba hacia ningún lado, porque ni Nacho ni Raúl ni yo lo hemos hecho, era más un catálogo de nuestras inquietudes y miedos. 'Capítulo 0' es un código diferente y muy disfrutable: tienes 25 minutos con tus personajes y después les dirás adiós para siempre, algo divertidísimo".
Ahora Esteban tiene entre manos 'El vecino', una nueva apuesta nacional de Netflix que adapta el cómic de Santiago García y Pepo Pérez. El guión lo escribe junto a Raúl Navarro y la serie está protagonizada por Quim Gutiérrez y Clara Lago."Es la más horizontal, aquí sí buscamos ese arco de los personajes que a mí me da más miedo", asegura Esteban.
Y es que estamos en un momento tan interesante en el género que ahora nos atrevemos a hacer sitcoms de época, como la simpática 'Justo antes de Cristo', recientemente estrenada en Movistar +, o a adaptar cómics. "El cómic nos daba un punto de partida muy interesante, pero desde el comienzo teníamos claro que íbamos a alejarnos bastante de él. Es estupendo, pero Raúl Navarro y yo queríamos contar otras cosas que nos interesan a nosotros, porque las otras ya las habían contado Santiago y Pepo y no íbamos a hacerlo mejor".
Libertad para adaptar cómic a la televisión en formato de telecomedia. Eso sí que es ciencia ficción. Entre el número de plataformas y proyectos, ambos en constante crecimiento, el sector vive un buen momento. Tanto que incluso la "ligereza" del formato permite que tener a sus escritores "esclavizados" con ellas sea poco menos que un placer.
"Es divertidísimo. Como son capítulos de 25 minutos de comedia, no es ningún proceso traumático ni una tortura como decía Capote. No acabamos locos viviendo los personajes. Coges de tu vida, de la gente que te rodea y también de los personajes que te han impactado. Soy muy simple, lo primero que le exijo a un guión es que tenga sentido. Que las cosas que pasen sean verosímiles y lógicas. Y también lo hago porque es lo primero que me echa hacia atrás como espectador".
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