"Recibí críticas durante 25 años". James Cameron explica lo que no debes hacer al recoger un premio si quieres evitar dar vergüenza ajena

Que James Cameron tiene una de las personalidades más "delicadas" de Hollywood no es, ni mucho menos, un secreto. Sus pasadas de frenada, la ausencia de pelos en su lengua y su férrea actitud en el set de rodaje son de sobra conocidas, pero hasta el mismísimo sargento de hierro cinematográfico también puede tener patinazos públicos dignos de bochorno.

11 Oscars y un poquito de bochorno

Según confesó el bueno de Jim durante un episodio del espacio de CNN 'Who's Talking to Chris Wallace', uno de los momentos más bajos de su carrera coincidió, irónicamente, con uno de los más dulces. Fue en la mágica noche en la que 'Titanic' recibió 11 premios Óscar; concretamente cuando el cineasta dio su discurso de aceptación por el premio al mejor director.

Entre sus palabras se encontró el error del que aún continúa arrepintiéndose: parafrasear a sus propios personajes:

"Madre, padre, no hay forma de que pueda expresar lo que estoy sintiendo en este momento. Mi corazón está rebosante de emoción, excepto para decir, '¡Soy el rey del mundo!'".

Según explicó a Wallace, su celebración fue considerada como "arrogante" por algunas personas; algo que él no pretendía expresar sobre el escenario.

"Estaba intentando expresar la alegría y la emoción que sentía con palabras de la película, y el momento más alegre para el personaje de 'Titanic' interpretado por Leonardo DiCaprio fue cuando fue libre en la proa del barco".

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Pero, claro. De todo se aprende, y Cameron tiene clara cuál es la moraleja de todo esto.

"Lo que aprendí es que no citas tu propia película ante la Academia si ganas, porque da vergüenza ajena. Se supone que no ganaste por un margen estrecho, sino que cada persona en el público del Teatro Kodak vio y amó 'Titanic'. Nunca sabremos por cuánto ganamos, pero podría no haber sido una victoria aplastante en absoluto.