No solo es uno de los autores más refinados de la actualidad. Rian Johnson también es un tipo modesto: "Dicen que el reparto es el 90% de la dirección, y debo decir que en este caso es totalmente cierto". El escritor y director de 'Puñales por la espalda' ha dado un puñetazo en la mesa y con el golpe se ha llevado por delante cualquier tipo de duda que pudiera haber surgido después de su polémica entrada galáctica. No somos conscientes de la suerte que tenemos al poder disfrutar de un cineasta total como él. Vamos a indagar en su clásico relato whodunit para intentar comprender los recursos que tan brillantemente utiliza el guionista y director.
Se ha escrito un crimen
En unos meses se cumplirá el 100 aniversario de la primera aparición de Hercule Poirot en una novela de Agatha Christie. Tras él llegaron los duros detectives privados de los violentos años 30. Todos ellos, hasta el inspector Clouseau, han jugado al whodunit, un género cinematográfico agradecido (deducir quién es el asesino) y tremendamente popular hasta llegar a un importante agotamiento a comienzos de los 80.
Con 'Puñales por la espalda', el escritor y director Rian Johnson (sus créditos avalan su trayectoria) ha triunfado reubicando al género en el lugar que le corresponde en la gran pantalla, reinventando de paso la fórmula de su éxito. Lo hace alguien que empezó a hacerse un nombre con 'Brick', otro excelente tratamiento noir en el presente de entonces.
'El juego de la sospecha (Cluedo)' es el primer título que se vendría a la cabeza de cualquiera, probablemente por partir de un juego de mesa aún más popular que la película, pero lo suyo sería echar un vistazo un poco más atrás. A mediados de los setenta Robert Moore y Neil Simon crearon en equipo un par de trabajos, de los que uno es recordado por encima de cualquier otro. 'Un detective barato' no captó la atención de casi nadie, pero 'Un cadáver a los postres' sigue siendo objeto de culto.
En declaraciones recientes, Johnson mencionaba la película de Moore: "Me encanta. La veía una y otra vez por cable. Volví a ella recientemente y es muy, muy divertida. Neil Simon escribió el guión. Alec Guinness estaba brillante, pero Peter Falk roba la función". Precisamente Falk era también el protagonista de la otra película, estrenada un par de años más tarde. No cabe duda de la influencia de la película en su último trabajo, con la que comparte ambientes y personajes, aunque sin el gusto de aquella por el esperpento.
"Siempre recuerdo el discurso de Truman Capote al final, donde destroza a todos los detectives por los crímenes que han cometido contra sus lectores. ¡Retenían información esencial para resolver el final!' Lo que Capote está haciendo ahí es un poco como las críticas de Hitchcock al género, el peligro de que sea funcione por acumulación y una sorpresa barata al final. Creo que los mejores ejemplos del género evitan eso. No se trata solo de reunir pistas. Hay algo más. Agatha Christie es genial haciendo eso".
De ese "más" hay mucho en la película de Johnson. No solo es un ejercicio de "quién es el asesino", también es un sofisticado thriller de misterio y una ácida comedia negra sobre la familia.
Ese ambiente puramente cómico se debe a las ganas de jugar de un reparto espectacular. Daniel Craig, Ana de Armas, Chris Evans, Jamie Lee Curtis, Toni Collette, Don Johnson, Michael Shannon, Christopher Plummer, Keith Stanfield, Katherine Langford o el mismísimo Frank Oz, entre otros, dispuestos a darlo todo por el entretenimiento.
'La cena de los acusados' es otra película clave en lo detectivesco para Johnson. "La relación entre esos dos personajes es muy buena. Nick y Nora, el hecho de que sean una pareja juguetona que se aman. Es una relación que todos aspiramos a tener, creo. Quizás sin el alcoholismo..."
"A Nick y Nora les encanta beber, pero son borrachos juguetones. El tono de la película es que quería ver reflejado en la mía. Hay algo serio que une a todos (no puedes ser más serio que un cadáver), pero a pesar de la oscuridad del asesinato, no es una historia terriblemente sombría y deprimente. Más bien lo contrario".
Esa ligereza se agradece en 'Puñales por la espalda'. "Me molesta la seriedad de estas adaptaciones, especialmente las de Christie. Por eso Peter Ustinov es mi Poirot favorito. Creo que Kenneth Branagh también hizo un muy buen trabajo en la última adaptación. Hay un elemento de bufonería que es esencial. Creo que es algo muy, muy divertido".
"El bigote es un elemento esencial", afirma Johnson. "Es el mismo caso que 'Colombo'. Por eso los sospechosos no toman en serio a los detectives hasta que ya es demasiado tarde. Cuando vemos una versión de Poirot demasiado aguda, infalible, no está tan bien".
Crímenes imperfectos
'Puñales por la espalda' rejuvenece un estilo que llevaba un tiempo pasado de fecha, pero que nos ha ido dejando perlas durante todos estos años, y demuestra al público actual que todavía hay un gran atractivo en el género cuando somos invitados a jugar a las sospechas.
Una de las mayores emociones de la película viene al ver a algunos de los mejores actores actuales trabajar en equipo, buscar la mejor química, en una película coral donde sobresale Ana de Armas. El precio de la entrada queda más que amortizado ante personajes como los de Toni Collette, Jamie Lee Curtis, Michael Shannon o Chris Evans encantados de matarse entre ellos y sospechosos de la muerte de su patriarca, interpretado por Christopher Plummer.
Con la película de Johnson triunfando de manera más que merecida, vamos a recordar algunos éxitos de ayer y de hoy de este entretenido género, subgénero o como quieras llamarlo. El público siempre tiene ganas de resolver misterios entre sospechosos de toda clase.
El juego de la sospecha (Clue, 1985)
Entre los hermanos Marx y un especial de José Luis Moreno, lo más destacable de la película es que se haya hecho una película sobre el Cluedo. Imprescindible ver la versión con varios desenlaces o todo parecerá una estupidez liquidada sin más. Se dice poco que el co-autor del guión es John Landis.
La trampa de la muerte (Deathtrap, 1982)
Sidney Lumet se alió con el indispensable Ira Levin para trasladar su obra de teatro a una suerte de ejercicio de cámara donde Michael Caine, veterano en estas artes letales, comparte escenario con el bueno de Christopher Reeve. Un excelente ejercicio de excesos contenidos, giros inesperados y caos perfectamente ordenado.
Identidad (2003)
Simpático y más que correcto whodunit con alguna idea brillante y un desenlace entre el comodín, la trampa y la brillantez. Fue uno de los últimos ejercicios de ese estilo lo suficientemente atrevido como para ser recordado hoy como obra de culto.
El fin de Sheila (The Last of Sheila, 1973)
La película de Herbert Ross es una de las más desconocidas de este tipo de cine, con giros eficaces y un estupendo guión de Anthony Perkins y Stephen Sondheim, viejos amigos y amantes del misterio. Al contrario que en la película de Rian Johnson, aquí lo "meta" tiene bastante peso.
La bestia debe morir (The Beast Must Die, 1974)
Esta locura de la Amicus es una rareza y tiene un detalle que la hace única: probablemente sea la única que incluye un hombre lobo... y una dramática cuenta atrás para adivinar quién es. No es una película especialmente memorable, ni trepidante, pero Peter Cushing y su premisa la hacen merecedora de estar aquí.
Gosford Park (2001)
Solo Robert Altman podría reunir un elenco de ese tamaño para un whodunit. El ritmo puede no funcionar para todos los espectadores, pero ese reparto y, sobre todo, Stephen Fry como un torpe anti-Poirot, son un alivio cómico que hace que la película mantenga el tipo perfectamente.
Asesinato en el Orient Express (2017)
Kenneth Branagh se lo pasa bien colocando la cámara donde mejor le viene, rodando a un ritmo mucho más ágil de lo que parece y con un un sentido del espectáculo de los que ya no se llevan.
Aparentando mucho más de los 50 millones de presupuesto y con ese aire teatral que tan bien maneja el director de la excelsa 'Morir Todavía' (también con Derek Jacobi, como tantas otras veces), 'Asesinato en el Orient Express' fue casi un milagro en la cartelera general. Ganas de la próxima.
La huella (Sleuth, 1972)
Un detalle que resulta imposible de entender es la inexistencia de la obra maestra de Joseph L. Mankiewicz basada en la obra de Anthony Shaffer, que adaptaba su trabajo al prestigioso guión a medida de Sir Lawrence Olivier y Michael Caine. Mirándolo por ese lado, puede que ese dato la mantenga aún desconocida para las nuevas generaciones, que deberían descubrir este diabólico juego del gato y el ratón en un caserón de locos y con unos giros inauditos.
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