No cabe duda de que el metraje de 'Pulp Fiction' está minado de escenas memorables que han permanecido ancladas en la mente de buena parte del colectivo cinéfilo. Entre los momentos icónicos de la ganadora de la Palma de Oro se encuentra el grotesco pasaje en el que Butch y Marsellus son amordazados y retenidos contra su voluntad en el sótano de una casa de empeños.
Este capítulo del filme de culto, además de dejarnos una de sus mejores one liners —"¡Practicaremos el medievo con tu culo!"—, ha estado caracterizado por el halo de misterio que rodea a uno de sus personajes: el esclavo sexual de Zed y Maynard, referenciado en el guión original como "The Gimp" —que en español sería algo así como "El Sumiso", pero que terminó traduciéndose como "El Tarado"—, cuyo pasado y destino quedaron en el aire una vez finalizada la película.
Pero Quentin Tarantino no deja nada al azar, y en una entrevista online con el medio Empire, ha desvelado quién era este hombre y qué fue de él tras su encontronazo con los personajes de Bruce Willis y Ving Rhames.
"No aparece de esta forma en la película, pero en mi mente, cuando la escribí, el Sumiso está muerto. Butch le noquea, y cuando pierde el conocimiento, se ahorca a sí mismo. En lo que respecta a su trasfondo, era una especie de autoestopista, o alguien a quien recogieron hace siete años, y le entrenaron para que fuese la víctima perfecta".
El misterio queda así resuelto de un modo todo lo turbio que cabría esperar de un cineasta como el bueno de Quentin. No obstante, el pasado 2014, Steve Hibbert, el intérprete que dio vida al Sumiso reveló al medio Vulture que no tenía ni idea sobre la historia tras su personaje, y que Tarantino no fue demasiado detallista en cuanto a las indicaciones de la interpretación.
"[Tarantino] me dio muy pocas indicaciones. Le miraba y se encogía de hombros, me levantaba el pulgar y ya estaba. En el set, no usa combo, así que está detrás de la cámara mirando lo que la cámara esta viendo. Se mueve un poco por la habitación, y si tiene alguna dirección para los actores, se acerca a ellos y se las susurra".
Una anécdota más que añadir a este celebrado hito del séptimo arte.
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