La guerra, abordada de manera poética y elusiva por un Terrence Malick en su mejor versión
¿Por qué la naturaleza compite consigo misma? La cuestión es musitada por una voz en off mientras un cocodrilo sale de su escondrijo, posiblemente para cazar. Poco después, es intercalada por la irrupción del hombre en un terreno diferente, caluroso, violento. Pero posiblemente no violento por su propia naturaleza, sino por la propia acción del hombre que lleva allí su cruenta contienda.
Esta manera de lanzarnos al fragor de la batalla marca el tono poético y diferente que persigue una de las películas bélicas más asombrosas de todos los tiempos. Una que marcó a Christopher Nolan, que la denominó su cinta de género favorita y posiblemente tuvo una gran influencia en su cine. Obviamente en 'Dunkerque', pero incluso en la formidable 'Oppenheimer' se pueden ver elementos propios de 'La delgada línea roja'.
La humanidad en conflicto
El aspecto más similar a 'Oppenheimer' es, al menos superficialmente, la inmensidad de su reparto. Todo rostros distintos y hasta reconocibles, con personajes aparentemente cortados por el mismo patrón con la idea de poder contar las ideas de su autor. Parecen tener la misma voz, pero Nolan los traza con las suficientes pinceladas para hacerlos interesantes, de igual modo que lo hace Terrence Malick en esta mayúscula obra que se puede ver en streaming a través de Disney+.
Malick nos lleva por la batalla en la Isla de Gadalcanal, situada en el océano Pacífico. Es el año 1942, y el ejército americano está cerca de hacerse con un punto geográfico estratégico que puede suponer su victoria contra el ejército japonés. Las diferentes tropas de la Marina son mostradas en sus puntos más intensos, los más agotadores y también en esos brevísimos momentos de escape del horror de la Segunda Guerra Mundial.
La película se basa en una novela de James Jones, pero es justo asumir que la inspiración es bastante libre. Malick, experto en esa clase de cine evocador que reflexiona en voz baja y en imágenes asombrosas, pasa por varios puntos y rara vez se fija en personajes concretos. Es paradigmático del complejo proceso de producción del director que muchos actores se toparon con que su participación en el montaje final fue muy reducido, o algunos desapareciendo completamente.
'La delgada línea roja', una poética mirada al conflicto
Puede resultar difícil de comprender un proceso que lleva a rodar durante largos periodos de tiempo y no encuentra el posible hilo conductor hasta que en el montaje va descartando y recortando todo el metraje que ha ido capturando. Pero el resultado termina dando, en ocasiones, resultados inapelables y profundamente emocionales como 'La delgada línea roja', que se sitúa con facilidad en lo más alto de su filmografía y del cine bélico. Una obra de arte donde la proliferación de rostros no va en su detrimento, porque todos hacen progresar emocionalmente la obra y sus actuaciones resultan contudentes.
Se sitúa bien arriba esquivando muchas de sus convenciones, aunque ofreciendo también momentos de batalla realmente intensos e impactantes. Aunque son sus reflexiones a través de distintos personajes, que parecen conformar una misma experiencia, los que hacen más profunda su declaración contra la guerra, un problema al que se suelen enfrentar algunas cintas de género que tienen claros sus principios pero no pueden evitar lanzarse al puro espectáculo. 'La delgada línea roja' logra diferenciarse y consolidarse como una obra genial que nadie debería perderse.
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