Es la película más religiosa de uno de los directores más polémicos: una historia de amor y poder basada en hechos reales con crucifijos convertidos en consoladores

Tienes en streaming a Virginie Efira como una monja de mucho cuidado a las órdenes de Paul Verhoeven

Hay películas que nacen servidas para la polémica, como es el caso de un montón de películas abordando los aspectos menos agradables de la religión. O toda la filmografía de Paul Verhoeven. Junta las dos y tienes una bomba. Lo curioso es que el director holandés es una persona que está obsesionada desde hace tiempo con la figura de Jesucristo y hasta ha llegado a escribir un libro sobre él (incluso una película como 'Robocop' toma mucho de su figura).

Claro, su obsesión con él no entiende de dogmatismos, alabando aspectos de él que casi lo vuelven un terrorista político que inquietaba al poder ostentado por los romanos y que combatía a los comerciantes que profanaban el interior de los templos con mercadeo impúdico de dinero (siendo justos, estas cosas están recogidas en las escrituras).

No es precisamente el enfoque más agradable. Combina eso con una polémica historia de monjas lesbianas que aseguraban tener conexiones psíquicas con Dios y tienes una bomba como 'Benedetta', estrenada en el Festival de Cannes y disponible para ver en Filmin.

Una monja de mucho cuidado

El holandés nos mete en esta explosiva historia, localizada en la Italia del siglo XVII, en la región de Pescia. Benedetta Carlini es llevada a un exclusivo convento en la región de la Toscana. Alega tener visiones donde se comunica directamente con Jesucristo, llegando a momentos de extraño éxtasis barroco. La llegada de una pobre hija de campesino al convento trastocará aún más la dinámica interna, y despertará reprimidos deseos de esta monja.

Lejos de moderarse para hacer algo elegante al estilo de 'Narciso negro', Verhoeven decide explorar todas las aristas del deseo que vive su protagonista, con extremos marca de la casa como el uso de crucifijos perfectamente pulidos para servir de consoladores o incluso una imagen de Jesucristo transexual. Es pura blasfemia, pero no es provocación barata por el mero gusto de hacerlo. El neerlandés busca explorar como pueden convivir los anhelos particulares con la fe devota.

Al final, 'Benedetta' es también una historia de amor. Una perversa, como las que suelen poblar sus relatos, que se retuerce del todo cuando el sexo es empleado como una mercancía. Los momentos de amor más puro llegan en la relación con Dios, cargada de complejidad pero no ausente de fervor. El mayor trastoque viene con los ejercicios de poder, que Verhoeven no se corta a la hora de colocar en la Iglesia como institución.

'Benedetta', fe y poder

Los personajes de Charlotte Rampling y de Lambert Wilson representan los aspectos más tóxicos de la religión católica como organización, movidos por el control económico y social y empleando la fe como cortina con la que escudarse. 'Benedetta' es tremendamente obscena y hasta chabacana, pero no por ello deja de ser perspicaz en su denuncia de la ostentación que va en contra de aquello que promulgaba el hijo de Dios a los fieles.

Es raro hablar de finura en una película que desde su mera premisa parece "nunsploitation", pero la película ofrece eso tanto en sus dentelladas contra la institución como en su ambiguo relato sobre su protagonista. Se niega en rotundo a condenarla, pero no para de dejar señales de que no es precisamente una santa. Aun así, su historia permite a Paul Verhoeven desentrañar su propia fe y le deja insinuar esa demencial película sobre Jesucristo que sigue deseando poder hacer.

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