Puede que a Steven Soderbergh le conozcas por convertirse en el director más joven en ganar la Palma de Oro de Cannes por 'Sexo, mentiras y cintas de vídeo', ganar el Óscar con 'Traffic', o dirigir algunas de las películas más que acertadas, como 'La suerte de los Logan' o 'Ocean's Eleven'. Sin embargo, hay algo más que permea en su cine: la necesidad de jugar, experimentar y mezclar aquello que ya existe para hacernos pensar. Y no os vais a creer lo que hizo con una película tan mítica como la primera parte de la saga 'Indiana Jones'.
Sin colores no hay sensaciones
A Soderbergh le encanta el cine. Pero, sobre todo, le encanta pensar en él y pretende que nosotros también lo hagamos. En 2014, solo unos meses después de romper su retiro del cine -que comenzó, a su vez, unos meses antes de romperlo-, el director decidió jugar con el montaje de algunas películas que creíamos haber visto, a medio camino entre el profesor de cine excesivamente motivado y el niño que acaba de descubrir que los LEGO sirven para montar figuras más grandes.
El 24 de febrero de hace una década subió a su página web 'Psychos', un proyecto artístico en el que juntaba el 'Psicosis' de Alfred Hitchcock con el remake plano a plano (más o menos) de Gus Van Sant, como queriendo conjugar las dos visiones separadas por 38 años de distancia. El 21 de abril hizo lo propio con 'La puerta del cielo', el western de tres horas y media de Michael Cimino que muchos califican como la peor película de la historia.
Su montaje, al que llamó 'The Butcher's cut' y que firmaba con el pseudónimo de Mary Ann Bernard, dejaba la película en solo 108 minutos y, según los que la vieron, la mejoraba (dentro de lo que cabe). En realidad, todo era un preparativo para su plato fuerte: 'Raiders'. Esta versión de 'En busca del arca perdida' intentaba que nos fijáramos, fuera de los artificios, en la composición de planos de Steven Spielberg. ¿Qué hizo para conseguirlo? Quitar el color y cambiar la banda sonora.
No Williams
No es que la banda sonora de John Williams desapareciera y quedara una película completamente muda en blanco y negro (que, ya de por sí, puede ser un experimento interesante), sino que la sustituía con la electrónica de Trent Reznor y Atticus Ross en 'La red social'. Al explicar el porqué de su versión, Soderbergh citó a David Fincher, que decía "Hay potencialmente un centenar de maneras distintas de rodar algo, pero al final del día solo hay dos, y una de ellas es mala".
"Comprobad si podéis reproducir el proceso de pensamiento que resultó en estas elecciones preguntándoos a vosotros mismos: ¿Por qué cada plano -ya sea corto o largo- está en pantalla ese tiempo exacto y colocado en ese orden? Parece divertido, ¿no? De hecho, lo es. Para mí. Ah, y he quitado todo el sonido y el color de la película, aparte de una banda sonora diseñada para ayudarte en tu búsqueda para estudiar el aspecto de la puesta en escena visual."
Soderbergh es como ese profesor de Comunicación Audiovisual que afirma -con razón y rotundidad- que una película tiene que entenderse sin sonido. Y ahí es donde la puesta en escena cobra valor, y 'En busca del arca perdida', una obra maestra de la acción y la aventura, demuestra ser mucho más que mero entretenimiento gracias a la mano sabia de Steven Spielberg, que, al ser despojado de toda la mezcla de elementos que hace a Indiana Jones el mito que conocemos, gana en cuanto a creador y compositor de la imagen.
Sí, es una experiencia extraña, por supuesto. Sí, nadie te obliga a que te guste. Pero lo que Soderbergh pregunta es "¿Por qué no?". Por momentos, viendo la película (no voy a mentiros: no la he visto completa en esta versión) es imposible no quedarse obnubilado contemplando la pasión del director, la capacidad de narrar solo con los elementos de un plano, que por momentos nos devuelve a Fritz Lang o incluso a Orson Welles.
Francamente, es una experiencia que te recomendaría, como poco, empezar. Puede que la música te saque de quicio, que no entiendas el experimento (¿Quién entiende del todo el videoarte, al fin y al cabo?) o que creas que es una afrenta a la película original. Pero, ¿sabes qué? Eso, al fin y al cabo, también es suscitar una reacción, y es lo que Soderbergh está buscando. En todo caso, nunca te habías enfrentado así a las aventuras de Indy. Y, aunque sea solo un poquito, se aprecia la magia de otra manera. Casi como si fuera la primera vez.
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