Es la cima de Christopher Nolan, una inmensa película que arrasó con 7 Premios Óscar y ya la puedes ver en streaming

Mejor película en los Oscars, un fenómeno de taquilla y aclamada como la obra maestra de uno de los cineastas más destacados de la historia

Dónde situar el momento más pletórico de un autor debería ser un ejercicio con mayor interés y discusión, especialmente si es capaz de aportar más de una obra maestra a su disciplina artística, pero habitualmente se llega rápido a una conclusión sobre cuál es su pieza definitiva. Porque siempre van a haber obras que estén mejor armadas para el consenso, para apelar de manera más amplia, pero hay otras que parecen una mejor conclusión de aquello que interpretamos como lo más interesante o personal del creador.

Entra en el ruedo Christopher Nolan, un cineasta de inmenso calado popular y con poderosa influencia en la ciencia ficción. El consenso no va a dudar en orbitar alrededor de ‘El caballero oscuro’ como su obra definitiva, o incluso de ‘Interstellar’, ya que ambas han supuesto fenómenos extraordinarios que han llegado a transformar el tono y el aspecto visual de los géneros que han tocado. Ante esas moles se tendrá que plantar ‘Oppenheimer’, su último triunfo absoluto.

La sombra de la bomba atómica

Probablemente el fenómeno cinematográfico más completo de 2023, con una de esas perfectas combinaciones de críticas extraordinarias, éxito en taquilla y triunfo en los Oscars, con siete galardones que incluyen película, dirección y a actores como Cillian Murphy y Robert Downey Jr. Una de esas películas que parecía que ya no se iba a poder producir, con Nolan reventando por dentro las convenciones del biopic para darnos un contundente pero entretenidísimo espectáculo adulto que ya se puede ver en streaming a través de SkyShowtime.

En ella se narran los momentos más cruciales de la vida científica y política de Robert Oppenheimer, líder del Proyecto Manhattan que desembocó en la creación de la bomba atómica. Desde su búsqueda de lugar en la academia, incluyendo coqueteos con el activismo de izquierdas, el físico teórico se planta como principal impulsor en la creación de un arma nuclear, sólo para terminar acongojado al comprobar las consecuencias de dicha creación.

Ha habido mucho objeto de discusión sobre cómo de apropiado es retratar al padre de la bomba atómica desde una perspectiva tan cercana que hasta omite las consecuencias más graves de su trabajo, la devastación de las áreas de Hiroshima y Nagasaki. Pero ni mucho menos Nolan trata de exonerar a su protagonista, empleando para ello una estructura que alterna perspectiva subjetiva y “objetiva” para intentar entrar de lleno en una psique que, para la mayoría de los que le rodearon, era impenetrable.

La inteligencia de Nolan aquí reside en contener más que nunca sus impulsos para dejar todo mascado al espectador, entrando en una complejidad moral ante un sujeto de evidente genialidad, pero demasiado ensimismado para contemplar en el momento correcto las consecuencias de sus acciones. Un “Prometeo americano” que tan obsesionado con entregar el fuego a la humanidad que no se detiene a pensar que pueda usarlo para quemarse con él. Una inquietud ante la destrucción mutua que lleva obsesionado a Nolan desde hace tiempo, y ha ido creciendo en su obra desde ‘Interstellar’.

'Oppenheimer', un juicio concienzudo

‘Oppenheimer’ es capaz de diseccionar tensiones muy relevantes, como la existente entre la ciencia y el poder, entre el creador y su obra, o entre el implacable aparato de Estados Unidos y cualquier cosa que apeste a rojerío. Para ello se vale de la apabullante técnica audiovisual de Nolan, rodeado de los mejores colaboradores para sacar adelante sus amagos hacia un cine de toque más adulto y comercial que académico, como todo ese tramo en Los Álamos más próximo a la trepidante acción del cine de atracos y ese controvertido de tramo sobre las consecuencias que se transforma en una película de juicios.

El director no sólo plantea la historia con el aplomo y la ambición mainstream que podían tener obras también inmensas como ‘J.F.K.: Caso abierto’ o ‘El dilema’. Su estructura ambiciosa en dos líneas temporales sale adelante gracias a la edición de Jennifer Lame. La grandiosidad de su lenguaje visual logra resultar íntimo gracias a la fotografía de Hoyte van Hoytema. El turbulento mundo interno de su protagonista queda mejor reflejado gracias a la música de Ludwig Göransson. Su inmensa colección de rostros conocidos en el reparto (todos notables en su labor) que orbita en torno a Murphy y también Downey permite no perderse entre todos los personajes que entran en la función.

Resulta vibrante esa manera de explorar la culpabilidad desde la voluntad de flagelarse públicamente, asumiendo que está en un juicio a pesar de que sus examinadores le aclaran que no se trata de uno. Nolan consigue entrar en terreno resbaladizo sin tambalearse, estudiando el poderoso impacto de un Gran Hombre y ocasionalmente desmontándolo. Indagando en el tormento que vive su protagonista ante lo que ha hecho, pero cuestionando si realmente se merece la redención en varios momentos.

‘Oppenheimer’ se siente como una culminación de muchas pretensiones artísticas y temáticas perseguidas por Nolan, y también como el necesario revulsivo capaz de explotar la rigidez del biopic (casi por la vía maximalista pero arrebatadora de ‘Mad Max: Furia en la carretera’). Es una obra total, desde luego mi favorita de todas las que ha hecho.

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